Por: Enma Reyes
Me duele la garganta, tengo fiebre y el cuerpo me tiembla. ¿Qué puedo tomar don Francisco? Le pregunta Thelma, de 60 años al dependiente de la farmacia de su pueblo. Él, como todo un boticario, le ofrece un antibiótico.
Entre los guatemaltecos la práctica de la automedicación es recurrente porque están seguros de que el tendero del local es mucho más conocedor que cualquier médico, por eso lo consultan, y estos hombres y mujeres, sin tener un diagnóstico preciso, les recetan. Este hábito, por llamarlo de una manera, tiene grandes razones, como la pobreza y los pocos y malos servicios hospitalarios. Pero todo este sistema llegó a su fin.R
El 7 de agosto de este año entró en vigor el Acuerdo Ministerial No. 181-2019, el cual tiene como objetivo establecer los requisitos para la regulación de antimicrobianos (antibióticos de vía oral y parenteral) y esteroides oftálmicos de prescripción médica en todas las farmacias.
De acuerdo con la normativa, el director técnico de la farmacia deberá controlar los movimientos de entradas y salidas de los medicamentos que se dispensarán únicamente con prescripción. Además, el dependiente deberá verificar el nombre del paciente; así como quién es el prescriptor en la receta y hacer una copia para su archivo, quedando bajo responsabilidad del paciente y del director técnico.
Este es un legado para la población, pues nos encontramos en una época en el que el abuso de los antibióticos nos pone a merced de las enfermedades infecciosas por el uso indiscriminado de medicamentos de manera irracional, por lo que a través de esta medida estamos protegiendo la salud y la vida de las personas, indicó el ministro de Salud, Carlos Soto.
¿Por qué se tomó esta decisión?
Un informe publicado en abril de 2015 en el portal de BMC Pharmacology and Toxicology, reveló que la ausencia de profesionales de la salud en las farmacias y la falta de regulación de medicamentos ha originado un uso indebido de antibióticos.
El estudio tomó en cuenta las respuestas de 418 personas que acudieron a uno de estos locales: uno en San Cristóbal, con habitantes de clase media alta con estudios universitarios, y el otro ubicado en el Centro Histórico, rodeado de personas con bajos ingresos y educación secundaria incompleta.
Los resultados arrojaron porcentajes de automedicación con antibióticos elevados en ambas farmacias. El 79% en la de San Cristóbal y 77% en la de la zona 1. El medicamento más solicitado fue la amoxicilina.
¿Cuáles son los riesgos de la automedicación?
Para Marcela Figueroa, licenciada farmacéutica, el uso indebido de antibióticos produce resistencia bacteriana; es decir que las bacterias o virus mutarán a tal punto que los tratamientos para combatirlos perderán su eficacia. Las medicinas ya no nos harán nada. En lugar de matar las bacterias, ellas nos mataran a nosotros, asegura.
La Organización Mundial de la Salud señala que cada vez es mayor el número de infecciones que se vuelven más difíciles de controlar, debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos utilizados para su tratamiento.
Figueroa aseguró que esta normativa no está negando al paciente un medicamento, sino lo que se planea es que las bacterias no se hagan más resistentes y puedan ser atacadas en su totalidad, explica la profesional.
¿Y quienes no puedan pagar una consulta médica?
Para Victoria del Carmen Salguero, de 45 años, una ama de casa, esta decisión es muy mala. «No tengo dinero para ir al médico y si llegara a enfermar, lo que gana mi marido, quien trabaja en un taller mecánico, o yo, que lavo y plancho ropa ajena, no nos alcanzaría, pues apenas nos sirve para darle de comer a nuestros dos niños. Si ellos (Gobierno) nos pagarán el médico, pues no habría problemas», dice con una voz entrecortada.