Carlos Gilabert
Madrid – Han transcurrido 14 años desde los atentados a tres trenes en Madrid, en los que murieron 191 personas, y, a partir de ese momento, el terror no se aleja de Europa. Londres y París han sido blanco de extremistas islámicos y ahora le ha llegado el turno a Bruselas, una especie de corazón europeo, sede de múltiples organismos de la Unión Europea (UE) y séptimo centro financiero del mundo. El mensaje ha quedado claro.
Es un día negro para Bélgica, dijo a sus compatriotas el primer ministro Charles Michel, a pocas horas de los atentados perpetrados contra el metro y el aeropuerto de Bruselas, con saldo de por lo menos 35 muertos, —según el último reporte oficial— y 350 heridos, pero también con la siembra de terror entre los habitantes de la siempre tranquila ciudad.
Hay que recordar que los atentados se los han atribuido, el mismo día que ocurrieron, al extremista Estado Islámico (EI), vinculado también de forma directa con los sucesos trágicos de París en noviembre pasado, en los que murieron 130 personas cuando fueron atacados, de manera simultánea y con bombas, varios puntos de la llamada Ciudad Luz.
Los expertos en inteligencia y terrorismo estiman que es posible que los ataques en Bruselas pudieran haber sido adelantados por los yihadistas como consecuencia de la captura, cuatro días antes, de Salah Abdeslam, sospechoso de haber participado en los atentados de París. Esto se cree porque si existe conexión entre ambos hechos no puede tratarse de una acción de represalia, puesto que preparar actos como estos requiere de tiempo.
De hecho, en las últimas horas se ha sabido que desde hace meses la policía belga tenía información de que un atentado de esta naturaleza se estaba preparando. Este será tema para analizar sobre las debilidades de la seguridad local en las grandes capitales europeas.
Bruselas tiene alto perfil
Pocas ciudades en Europa alcanzan el perfil político y europeo que tiene Bruselas, en el cual operan cerca de 10 organismos o instituciones del sistema de la Unión Europea (UE), principiando por su Parlamento, pero también instancia de Justicia regional y comités técnicos para diferentes funciones. Después de los atentados se ha sabido que algunas ciudades belgas han sido infiltradas —más que sospechas— por células islamistas extremas, y, particularmente, la propia Bruselas, con su barrio de Molenbeek, en donde fue localizado y capturado Abdeslam.
Este barrio en los suburbios de la ciudad cuenta con un 80% de población musulmana; las investigaciones tras los atentados de París apuntan a que gran parte de la planificación de terroristas se hizo en esta comunidad y fue así como se llegó a la captura del hoy considerado uno de los cerebros para llevar a cabo aquellos ataques.
El experto en temas de inteligencias Roufin Bousquet, destaca: Hay muchos casos parecidos al de Bruselas en ciudades europeas, porque ha sido una práctica común de estas organizaciones terroristas, la de infiltrar a extremistas en las comunidades musulmanas, en donde terminan recibiendo, incluso, protección no solicitada por solidaridad.
En opinión de Bousquet, este es un peligro difícil de contrarrestar y se debe poner especial atención al trabajo de inteligencia para anticiparse a los posibles atentados. Basta con detectar los liderazgos de los dirigentes carismáticos, para obtener la información necesaria. El problema es que estas situaciones están creando problemas de segregación racial por Europa.
Volviendo al tema de la importancia de Bruselas como capital de Europa, hay que recordar que allá está también la sede de la emblemática OTAN, que controla a las fuerzas militares aliadas europeas, bastión siempre para las alianzas de operaciones que se llevan a cabo en Oriente Medio.
Con más de un millón de habitantes —el 30 porciento extranjeros—, Bruselas es, después de Washington, la ciudad del mundo en donde maniobra el mayor número de operadores políticos o lobistas. Se le reconoce como el segundo centro de la diplomacia internacional y el mayor centro de medios de comunicación mundial.
En el plano financiero y empresarial, la ciudad tiene también representación o es sede de casas matrices de multinacionales muy importantes, entre ellos no menos de 60 bancos internacionales, lo que hacen que sea uno de los diez centros financieros más importantes del planeta.
Como puede verse, Bruselas reúne muchos factores que la convierten en blanco de ataques terroristas cuando se quiere enviar un mensaje al mundo, pero particularmente a la región de la llamada Zona Euro.
Ataque por venganza
Salah Abdeslam, de 26 años y nacido precisamente en Bruselas, se había convertido en el hombre más buscado de Europa tras los atentados de hace poco más de cuatro meses en París y estaba prófugo desde entonces. Desde los primeros días de marzo, las autoridades lo ubicaban en la ciudad, pero sin precisar el lugar.
El 15 de marzo se produjo un tiroteo en un barrio de Forest entre policías. En el enfrentamiento murió Mohamed Belkaid, también sospechoso de terrorismo, pero sus compañeros lograron escapar. Entre ellos se cree que estaba Abdeslam.
Cuando se conoce la noticia de su captura, muchos ciudadanos belgas y extranjeros temieron por la seguridad y las represalias que pudieran tomar los yihadistas, pero nadie esperaba que la respuesta pudiera llegar tan pronto. La caída de Abdeslam fue un duro golpe para la organización en territorio europeo del llamado Estado Islámico.
El experto Bousquet, dice que lanzar ataques simultáneos como los que se llevaron a cabo contra el aeropuerto y una estación de metro, requiere de una buena planificación y organización, por lo que parece que estaban previamente diseñados y es posible que a consecuencia de los arrestos aceleraron la operación. Dicho sea de paso, los medios también presentaron declaraciones del abogado de Abdeslam, quien dijo que su patrocinado está colaborando con las autoridades.
El temor persiste
Como sucedió tras los atentados en Londres, Madrid y París, el temor de los habitantes de Bruselas continúa, días después, más allá de la manifestación para demostrar a los terroristas que no van a cambiar el ritmo de vida de la ciudad. Las autoridades han redoblado la seguridad, pero todo ocurre en medio de voces que principian a escucharse, voces que algunos consideran fallas de las fuerzas de seguridad.
En Bruselas, los sistemas de vigilancia con cámaras y tecnología de punta no están tan desarrollados como en las capitales mencionadas. Lo mismo puede apreciarse por toda Bélgica, un país que concede mucha autonomía a sus gobiernos locales, lo que supone complejidad en las coordinaciones de operaciones preventivas y represivas.
Los belgas ahora están atemorizados, y las fuerzas de seguridad concentradas en la captura de los implicados. El foco de la persecusión se ha vuelto un hombre que aparece en videos en el aeropuerto con sombrero y quien logró huir. Su fotografía se ha divulgado por parte de la policía y se esperan resultados en la ciudad u otros lugares de Europa que también han sido alertados.
Además, se busca a dos personas que ya eran sospechosos de los atentados en París. Se trata de Najim Laachraoui, y Mohamed Abrini.
Las autoridades miran en estos personajes a jefes o líderes de las celulas terroristas, pero se sabe que muchas personas debieron participar en la organización de ataques tan bien estructurados.
Temor y debate por Europa
Desde los atentados de París se percibe por toda Europa un clima de temor, pero también se han levantado olas de confrontación racial, específicamente, enfocados en contra de los musulmanes que, por cierto, cada día son más en este continente en donde hay una amplia política de libre circulación, lo cual facilita que los terroristas puedan trasladarse entre países sin demasiados controles.
A todo esto, se vive también la llamada crisis migratoria que ha obligado a recibir refugiados a varias naciones, a pesar del rechazo de sus poblaciones.
Algunos ven en el terorismo un pretexto que podría acelerar o influir para que Gran Bretaña pueda apartarse del club Euro. Los británicos consideran que las políticas de la UE pueden debilitar algunas de sus fortalezas, que les han permitido, a lo largo de la historia, defenderse en contra de los enemigos. Ellos sienten que el terorismo pueden combatirlo mejor sin las restricciones que suponen las políticas de la Unión.
Por ahora, las grandes ciudades han redoblado sus medidas de seguridad. Francia principia a sufrir por la cercanía de la Eurocopa de fútbol, que reunirá, con gran atención continental y mundial, a multitudes en diferentes estadios y ciudades, lo que supondra un despliegue de seguridad pocas veces visto en un evento deportivo de esta naturaleza.
Hay quienes piensan que el terrorismo se ha convertido en un mal endémico que obligará a todas las sociedades del mundo a vivir con él. De lo que no hay duda es de que seguirá siendo combatido por aquellos países que se saben los blancos más importantes.
¿Bruselas? Sí, una ciudad tan importante y simbólica para la UE era y sigue siendo un blanco para enviar mensajes. Hace tiempo que Europa está bajo el fuego terrorista. Algunos expertos creen que es una forma de guerra diferente pero guerra al fin y al cabo.
La seguridad en los centros turísticos de Europa se ha redoblado como consecuencia de los atentados. En la foto, al fondo, el Museo de Louvre.