Álvaro Alay
El autobús de transporte extraurbano tenía capacidad para 54 pasajeros, pero llevaba más de 75 almas abordo. El sol tenía pocas horas de haber salido y la camioneta se desplazaba sobre la carretera como bestia desbocada y tras patinar y desviarse lateralmente de la dirección que llevaba, a inmediaciones del kilómetro 160 de la ruta Interamericana, jurisdicción de Nahualá, Sololá, fue a parar al fondo de un profundo barranco.
La camioneta había salido de San Marcos en horas de la madrugada y se dirigía a la ciudad capital. La imprudencia del conductor, que ocurrió el pasado 28 de marzo, dejó como saldo: 19 muertos y más de 30 heridos. El trágico y grave accidente de tránsito se hubiera podido evitar si existieran eficaces controles y castigos para las empresas de transporte colectivo extraurbano, pero estos brillan por su ausencia debido a la incapacidad de la Dirección General de Transportes (DGT) que entre sus funciones tiene la de dirigir y controlar las actividades técnico operativas relacionadas al desarrollo y cumplimiento de las normas de seguridad en el servicio de transporte extraurbano. Ello en consecuencia, según expertos, a la corrupción imperante en el Estado y el limitado presupuesto personal.
Antecedentes
No es la primera vez que la falta de controles por parte de las autoridades y la imprudencia al manejar provoca luto y dolor en las familias guatemaltecas.
En marzo de 2008, una camioneta de la empresa de transportes La Cubanita, se embarrancó en la peligrosa vuelta El Chilero, kilómetro 33.5 carretera a El Salvador, dejando a 52 personas fallecidas y 27 heridos.
Y el 9 de septiembre de 2013, 48 pasajeros murieron y 37 resultaron heridos, cuando un autobús extraurbano cayó al fondo de un barranco de 200 metros ubicado en San Martín Jilotepeque, específicamente, en el Kilómetro 64.
Al igual que el caso de Nahualá, ese accidente fue provocado por la sobrecarga, exceso de velocidad y el mal funcionamiento del sistema de frenos del autobús. En esa ocasión, autoridades confirmaron que el autobús transportaba a 85 pasajeros, pese a que la capacidad era únicamente de 54.
Lamentablemente, estos percances viales seguirán ocurriendo mientras no se ejerza un fuerte control sobre las empresas que prestan este servicio y no se castigue a las responsables de estas tragedias.
Tragedias imperdonables
Edgar Guerra, defensor de los usuarios del transporte público de la Procuraduría de los Derechos Humanos, indica que es imperdonable que estas tragedias sigan ocurriendo y enfatiza que las acciones que ha tomado el Estado para evitarlas no son contundentes.
Luego agrega: Hay políticos que presionan a la DGT para que autorice líneas, casi por influencias, y también comenta que existen 19 mil autobuses extraurbanos en todo el país, pero lamentablemente la DGT únicamente cuenta con 29 inspectores para cubrir todo el territorio nacional.
Amanda Morán, investigadora del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Universidad de San Carlos de Guatemala, resalta que no existen controles sobre la forma de operar del transporte urbano y extraurbano y es por ello que se registran los accidentes de tránsito.