Las expectativas de cómo se manejaría la relación de los poderes del Estado han ya marcado con un indicador, con las primeras acciones que se han tomado desde ambos poderes, desde sus respectivas tomas de posesión del cargo. En el caso del Organismo Ejecutivo se han vivido ya escándalos con la integración de gabinete de gobierno, que innecesariamente han generado un desgaste a la figura presidencial, asumiendo un papel de defensor-mediador ante una serie de críticas, que conforme el pasar de los días se fueron acrecentando como una bola de nieve y dejan una sensación de inconformidad en la manera en la que fue resuelta. El presidente Morales tuvo la oportunidad de salir al frente y destituir a la persona que estaba generando el desgaste, pero esto no sucedió, se quedó al margen recibiendo una carta de renuncia y dejando una oportunidad de demostrar la importancia de la transparencia en su gobierno y con ello cumplir y fortalecer el eslogan que lo llevó al poder. Esto puede que no sea nada o quizá sea mucho para determinar cómo se tomarán las decisiones cuando el Ejecutivo se sienta acorralado y con una exigencia de tomar decisiones prontas y atinadas en su gobierno, sobre todo considerando que la tiranía de las redes sociales apenas esta iniciando dentro de su gobierno. Asimismo, el pronunciarse sobre la designación que debe realizar el Ejecutivo para magistrado de la Corte de Constitucionalidad, tema que ha dejado a la imaginación de los medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil que han buscado acercamientos para hacer de su conocimiento la importancia que tiene el llevar a cabo un proceso transparente y objetivo en su elección. Si este tema no tiene un pronunciamiento pronto, el presidente podrá verse en desventaja ante los entes que deben realizar esta elección y que lleven a cabo un procesos transparentes y públicos.
Por otra parte, el Legislativo con su nuevo presidente generó una serie de expectativas sobre la importancia de una oposición fuerte al gobierno, con un personaje polémico a lo interno del Congreso, que generaba dudas sobre cómo se administraría el mismo durante este primer año de gobierno. Mario Taracena no esperó mucho tiempo para tomar cartas en el asunto y decidió por medio de acciones públicas, concretas y con su propia dosis de show mediático transparentar las planillas de salarios, honorarios y nombre del personal del Congreso de la República, información que ha sido solicitada o cuestionada por muchos y por mucho tiempo, pero de acceso a pocos. Tomó otra decisión, suspender la contratación de personal que fue contratado por la anterior administración del Legislativo, aspecto que fortalece una determinación pública y visible, además de iniciar con buen paso su gestión permitió y con todo esto hacer diferencia, o al menos marcar una importante distancia con las últimas presidencias del Legislativo, lo cual es un punto a favor para el Congreso y un punto en contra para el Ejecutivo, de allí que en el juego doctrinario de pesos y contrapesos: Legislativo 1, Ejecutivo 0, y esperando.
Aunque estas sean solo un inicio, son muestras de lo que podríamos esperar en los próximos meses, sabidos de que no basta con la intención de fortalecer la transparencia y la lucha contra la corrupción, sino que deben tomarse acciones concretas y coherentes de manera articulada por parte de las poderes del Estado, lo que permitirá que se abra una puerta de oportunidad para encontrar una ruta de fortalecimiento institucional y no acciones coyunturales que responden a alimentar la popularidad de quienes encabezan los órganos del Estado.
Frase: ¿Cómo se tomarán las decisiones cuando el Ejecutivo se sienta acorralado y con exigencia de tomar decisiones prontas y atinadas? La tiranía de las redes sociales apenas comienza.