Pese al fracaso, los independentistas catalanes siguen creyendo en su causa

Barcelona, España | AFP |

Los independentistas no cumplieron su promesa de convertir Cataluña en una República, pero aun así, votantes como el profesor David Hornos piensan apoyarlos de nuevo en los comicios de este 21 de diciembre.

David Hornos, profesor de español para extranjeros en Barcelona, fue uno de tantos votantes que por primera vez dieron mayoría parlamentaria a los secesionistas en los comicios regionales de septiembre de 2015.

La independencia prometida por aquel entonces no se ha materializado, y algunos de los líderes separatistas están en prisión. Pero David Hornos seguirá votándolos, asegura a AFP este hombre de 50 años.

«Comprendo que algunos pueden sentirse desilusionados, pero nadie dijo que sería fácil», cuenta.

«Quizás ellos deberían haber sido más realistas y previsores, es decir prever la reacción del Estado español. Pero no voy a señalar con el dedo a los gobernantes (independentistas), y mucho menos cuando están en la cárcel o el exilio», el que se han autoimpuesto el presidente cesado Carles Puigdemont y otros cuatro miembros de su gobierno.

Según el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que suele hacer proyecciones fiables, las tres listas independentistas tendrán en las elecciones cerca de un 45% de votos, por debajo del 47,8% que obtuvieron en las regionales del 27 de septiembre de 2015.

A una semana de las elecciones catalanas, las encuestas apuntan a que Ciudadanos será el partido más votado, pero ERC el que obtenga más escaños, y que el bloque independentista sacará pocos diputados de diferencia al constitucionalista, mientras que los Comunes tendrán la llave de la gobernabilidad. (Fuente La Vanguardia)

Con ese porcentaje obtendrían 66 ó 67 escaños de los 135 con que cuenta el Parlamento catalán. Es decir que no alcanzarían por muy poco la mayoría absoluta, establecida en 68 curules. En 2015 sumaron 72 asientos.

La cámara, de mayoría separatista, proclamó unilateralmente la independencia de Cataluña el 27 de octubre pasado, lo que ningún país del mundo reconoció.

En cuestión de horas, el gobierno central de Mariano Rajoy disolvió el Parlamento catalán, cesó al gabinete de Puigdemont y convocó elecciones para el 21 de diciembre.

Muchos de esos catalanes que «de buena fe se había creído (el proyecto separatista) sigue creyéndoselo, y tardarán en reaccionar» al fracaso del proceso secesionista, comenta Joan Botella, profesor de ciencias políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona.

La causa separatista tiene «dos millones de seguidores y estos no se convertirán de un día para otro; a la gente le cuesta mucho admitir que ha sido engañada», añade.

– «Desastre económico» –

El profesor de ciencias políticas Oriol Bartomeus coincide básicamente, y añade que el abandonar la causa independentista después de años movilizándose por ella equivaldría a «hacerte el harakiri personal».

«Si aceptas que fue mentira (…) esto quiere decir que toto lo que has hecho no vale nada», asevera.

Los simpatizantes del separatismo tienen por ejemplo una visión optimista del estado de la economía catalana. Y ello pese a que, desde el referendo ilegal de autodeterminación del 1 de octubre, más de 3.000 empresas sacaron de la región su sede social debido a la inestabilidad política y el turismo bajó por la misma razón.

Pese a todo ello, pues, la «mayoría» de los independentistas «sigue pensando que la situación económica de Cataluña es buena», explica José Pablo Ferrándiz, de la firma de encuestas Metroscopia.

«Parece que viven todavía en su mundo ideal y no quieren percibir más bien que todo el tema del proceso (independentista) catalán ha sido un desastre económicamente», remacha Ferrándiz.

– El conflicto, utilizado para ganar apoyo –

Varios analistas afirman que el encarcelamiento de varios miembros del ex gobierno catalán ha dado oxígeno a la base y los partidos secesionistas. Entre los cuatro aún detenidos está el ex vicepresidente catalán Oriol Junqueras, cabeza de lista de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

Los partidos separatistas no dejan de recordar a los presos en sus mítines, dejando sillas vacías con sus nombres y recogiendo cartas de apoyo para enviárselas a la prisión.

Puigdemont por su lado subió el tono, y dijo recientemente que el gobierno español lo está tratando «como a un pedófilo».

«La gente quiere apoyar su bando en el conflicto, y lo hacen defendiéndolos aunque no hayan hecho lo que prometieron», expone Eric Guntermann, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Montreal y conocedor de los movimientos nacionalistas en Europa.

Esto explica según él que el apoyo a la independencia repuntara tras el referendo del 1 de octubre, marcado por la violenta intervención policial contra varios centros electorales.

No obstante, Guntermann considera que el apoyo a los partidos separatistas, mostrado en las encuestas, ha «tocado techo». «Ya no pueden subir más», asevera.