La Red: ¡Pesadillas! (Angustia, temor, desasosiego… zozobra)

Así como los sedantes producen la sensación de tranquilidad para las personas alteradas, la CICIG está provocando el efecto contrario en muchos políticos, en muchos ex (expresidentes, exdiputados, exfuncionarios), a los que les ha dado por tener ¡pesadillas!, con eventos que en su momento les trajeron felicidad, pero que hoy les llenan de angustia.
Lo que sucede es que algunos de estos personajes están arralados, porque de repente se le ocurre a don Iván Velásquez el chistecito de ponerse a escudriñar hacia atrás, porque podría encontrar sapos y culebras debajo de la alfombra. Como para que no tengan ¡pesadillas! con lo que podría pasar con ellos.
¿Cómo me entero yo? Pues, como siempre, por lo que me cuentan mis colegas meseros.
Por ejemplo, dicen que a un restaurante de los más copetudos de la Zona Viva llegó hace unos días un grupo de funcionarios de SuMuni y pidieron un privadito para reunirse nada menos que con su virrey, Alvaro Arzú, quien llegó todo pálido –bueno, más pálido que de costumbre– y les contó que no podía dormir bien últimamente, porque tenía ¡pesadillas!
– A ver, contanos qué te está pasando, le dijo uno de ellos, que mi colega identificó como Freddy Guzmán, porque lo ha contratado como pasador para fiestas en su yate en Río Dulce.
– No es nada del otro mundo, porque sé que no puede pasar, pero me está quitando el sueño.
Esa fue la respuesta inicial del alcalde, quien contó que en sus ¡pesadillas! le investigaban cada uno de los negocitos de las privatizaciones, ¡más el del Campo Marte!
– Eso sí, estoy seguro que no encontrarían nada, porque nos supimos cuidar, concluyó.
Según ellos, no es ningún pecado haber dado concesiones a diestra y siniestra sin que el Estado tuviera los beneficios suficientes. Ellos se quedaron tranquilos. Sin embargo, antes de irse, el alcalde y expresidente les dijo que vieran bien, como las sociedades del montón de empresas que les quedaron, sus yatecitos y otros juguetes que podrían exponerlos, y tuvieran una explicación para sus riquezas.
A otro que no le va bien dormir últimamente es al expresi Alfonso Portillo. Al Pollo Ronco le cayó como balde de agua fría la captura de César Medina Farfán, un viejo cuate que usaba el avión presidencial en su época para viajar a Panamá, en donde aparentemente abrió sociedades y cuentas para Portillo, en lo que en su momento la prensa llamó Conexión Panamá.
Ahora resulta que la CICIG le cayó al cuello, y las ¡pesadillas! del flamante aspirante a transformar el país –ja, ja, ja, ja… así de cara dura lo dice en anuncios de campaña– son que este Medina Farfán se vuelva sapo (en el argot de los narcos, los que pasan información a las autoridades) y le cante a Velásquez las viejas historias que escribieron juntos y que nunca llegaron a los tribunales.
Por eso tiene ¡pesadillas! el exmandatario. ¡Ah!, y otro amigo suyo está en las mismas, el empresario Roberto Aldana. Por cierto, cuenta un colega que se juntaron brevemente a comer y escuchó que Pollo Ronco le decía: Mejor vernos un rato, para no hablar por teléfono, porque me lo pueden tener pinchado con tantas babosadas que habla la prensa, en especial elPeladero. El miedo de Aldana es que ahora que se supo que hace negocios con el Ministerio de Cultura, le puedan buscar atrás y encuentren las comisiones que pasaba para el mandatario por la tristemente dura y mal recordada galleta escolar que él vendía con sobreprecio para los patojos de escuela.
La lista de los que están pasando noches de desvelo y ¡pesadillas! es larga, aunque hasta ahora la CICIG no parece interesada tanto en el pasado, porque hay tantos largos en el presente, que ya no le alcanza con los investigadores que tiene.
Dicen las malas lenguas que esa fue una de las peticiones que se ha llevado Mr. Thomas Shannon, que se aumentara la ayuda de Estados Unidos a la Comisión, para que aumente su personal y pueda hacer más investigaciones y así depurar a la clase política. Ya veremos si se estira la chamarra. Pero en esa lista de desvelados está Luis Rabbé, con los pistos de los Caminos de la Oportunidad –que por cierto no construyó ni un kilómetro–, casi todos los exministros que han pasado por Comunicaciones, y no pocos empresarios que han tenido negocios con los Gobiernos de turno.
Así que el efecto CICIG se ha convertido para muchos en ¡pesadillas!