Ordenan captura de efectivos por caso de brutalidad policial en Colombia

La justicia colombiana ordenó la captura de los policías sospechosos del homicidio de Javier Ordóñez durante su detención el 9 de septiembre, que desató protestas que dejaron al menos 12 muertos, informó la fiscalía este jueves. 

Sin identificar quiénes ni cuántos efectivos serán detenidos, un vocero de la fiscalía confirmó en un mensaje a la prensa la «expedición de las órdenes» y el «proceso de captura» en curso. 

Ordóñez, un ingeniero de 43 años, falleció tras recibir un brutal castigo por parte de dos policías en Bogotá. Otros cinco efectivos también fueron vinculados a la investigación.

En un video que se hizo viral, se ve cómo los uniformados someten en el suelo al hombre y le propinan varias descargas con un arma eléctrica, mientras desoyen sus súplicas. 

Aunque no existe registro sobre lo que ocurrió después, su familia y amigos aseguran que Ordóñez falleció antes de llegar al hospital por una golpiza adicional de los uniformados. 

La defensa de la víctima pide que los policías sean procesados por «tortura» y «homicidio agravado». 

Según la primera versión de la policía, Ordóñez se habría resistido a una detención por protagonizar una riña. La familia dice que los uniformados lo abordaron cuando salía a comprar licor en compañía de dos amigos. 

Este padre de dos niños de 11 y 15 años, comerciante y estudiante de Derecho era un desconocido hasta el 9 de setiembre. 

Pero su rostro se convirtió en el símbolo de masivas y violentas protestas contra la brutalidad policial, que dejan 12 muertos, 258 civiles heridos, 315 policías lesionados y 95 puestos de mando atacados. 

La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, denunció que algunos uniformados recurrieron al «uso indiscriminado de la fuerza» y «de armas de fuego» durante las manifestaciones. La policía indicó que 58 de ellos están siendo investigados por presuntamente disparar a la gente que protestaba.

El caso de Ordóñez evocó el del afroestadounidense George Floyd. Su muerte en mayo, asfixiado en Minneapolis por un policía blanco que desatendió sus súplicas mientras lo inmovilizaba en una detención, desencadenó una ola de protestas en Estados Unidos.