ONG de infancia han alertado del impacto del fenómeno migratorio en la juventud y en la infancia, con motivo del Día Internacional del Migrante, que se celebra este sábado 18 de diciembre.
Según alerta la ONG Aldeas Infantiles, en torno a 36 millones de niños y niñas se vieron obligados a abandonar sus hogares en 2020 huyendo de la violencia, los conflictos armados, la pobreza y los desastres naturales.
Además, casi 20,5 millones están desplazados en sus propios países a causa de la violencia y los conflictos armados; 11,8 millones son refugiados y 1,3 millones solicitantes de asilo. A esta situación se suma la de casi 3 millones de niños y niñas en todo el mundo que se encuentran desplazados en sus respectivos países porque los desastres naturales les dejaron si hogar.
La organización de atención directa a la infancia advierte de que, en estos desplazamientos, los niños y niñas se enfrentan a un riesgo extremo de separación de sus familias, pérdida de seres queridos, violencia, hambre y falta de acceso a servicios médicos y educación.
Asimismo, avisa de que están expuestos a altos niveles de estrés antes de su partida, durante su viaje y continúan estándolo al llegar a su destino, lo que, unido a la separación familiar cuando esta se produce, eleva la probabilidad de que su salud mental se vea afectada.
Por ello, Aldeas Infantiles SOS hace un llamamiento a todos los gobiernos para que garanticen el respeto de los derechos fundamentales de los menores desplazados, «que demasiado a menudo se ven violados», y recuerda que protegerlos es «una obligación«, recogida en el derecho internacional, «que no puede estar sujeta a negociación».
«Los niños y las niñas tienen derecho a protección, cuidados y educación, y a crecer con sus seres queridos siempre que esto sea posible, independientemente de su estatus migratorio o sus circunstancias personales o familiares», afirman desde la organización.
Aldeas Infantiles SOS trabaja en distintos países de África, Latinoamérica, Europa, Asia y Oriente Medio para proteger los derechos de los niños y niñas en procesos migratorios, proporcionándoles atención directa a ellos y a sus familias, y apoyando la reunificación con sus seres queridos de aquellos que viajan solos.
En algunos de los países donde encuentran nuevos hogares, la organización contribuye a generar soluciones a largo plazo que protejan la dignidad de los niños y las niñas y les permitan integrarse en la sociedad, facilitando su acceso a asesoramiento, cursos de idiomas, educación y formación profesional. Cuando es necesario, también ofrece distintas opciones de cuidado alternativo de carácter familiar.
En España, Aldeas Infantiles SOS lleva 20 años trabajando con la infancia migrante no acompañada. Desde 2001 atiende en sus programas de cuidado alternativo a niños, niñas y adolescentes migrantes que llegan solos, procedentes principalmente de Marruecos y el África Subsahariana, pero también de otros lugares del mundo, como Rumanía, Ucrania o Colombia.
«Han dejado atrás la pobreza, la inestabilidad y los conflictos, y todos ellos, sin excepción, traen consigo el sueño de alcanzar un estado de bienestar del que carecían en su país«, explican desde Aldeas Infantiles SOS.
Aldeas les brinda una atención personalizada que incluye la tramitación de sus permisos de residencia para que cuando cumplan la mayoría de edad no se encuentren en un limbo legal. Llegado ese momento, continúan recibiendo apoyo del Programa de Jóvenes de la organización hasta completar su proceso de integración sociolaboral, al igual que todos los jóvenes que pasan parte de su infancia en los programas de acogimiento de Aldeas Infantiles SOS.
Por otro lado, desde Plan International se hace un llamamiento para defender los derechos de las niñas y jóvenes migrantes y refugiadas. En este sentido, denuncia que las niñas, niños y adolescentes son casi la mitad (42%) de las personas del mundo que se han visto obligadas a abandonar sus hogares, pese a representar al 30% de la población mundial. Según la ONG, hoy en día, 281 millones de personas en todo el mundo viven fuera del país en el que nacieron. Además, una de cada 95 personas es refugiada, desplazada interna o solicitante de asilo.
«Los derechos de las niñas y jóvenes migrantes, refugiadas y desplazadas deben ser una prioridad. Con demasiada frecuencia no se las tiene en cuenta, a pesar de los riesgos desproporcionados a los que se enfrentan, como la violencia sexual y de género o el matrimonio infantil. Es por esto que, desde Plan International, consideramos que las políticas migratorias deben tener un enfoque de género orientado entre otras cosas a la protección y el bienestar de las niñas migrantes«, afirma la directora general de Plan International, Concha López.
Desde Plan International se recuerda que los Derechos Humanos son inalienables, independientemente del estatus migratorio de una persona. La Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas (CDN) y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), son aplicables a todas las niñas, niños y adolescentes.
La correcta aplicación de estos tratados internacionales debe asegurar que las niñas y niños migrantes, las personas refugiadas y solicitantes de asilo deben estar protegidos siempre, e independientemente del lugar en el que se encuentren, frente a todas las formas de violencia, según la ONG, que pide garantizar que sus derechos humanos sean respetados sin discriminación alguna para lo que requiere el firme compromiso de la toda la comunidad internacional y la definición de políticas públicas eficaces y dotadas de recursos suficientes.
Pasos protegidos
Entre otras iniciativas, Plan International desarrolla en Centroamérica el programa ‘Pasos protegidos’, financiado por ECHO, que busca promover el acceso seguro y protegido a la educación no formal y formal de los niños y adolescentes afectados por la violencia social y la migración forzada en Centroamérica.
Esta inicitiva espera atender a más de 30,000 personas de El Salvador, Honduras y Guatemala, al ofrecer asistencia humanitaria a las poblaciones vulnerables afectadas por los desplazamientos forzados, la violencia, la migración insegura y cubrir las necesidades de los retornados y refugiados en las zonas de intervención, centrándose en las necesidades más urgentes de protección y educación de los niños y adolescentes, con especial atención a las niñas.
Entre otras actividades, este programa ofrece asistencia monetaria, adaptándose a la modalidad más adecuada y flexible para atender las necesidades durante los desplazamientos. También trabaja para mejorar las condiciones de acceso al sistema educativo, asegurando que las escuelas son centros inclusivos y adaptados a las necesidades de los niños migrantes y retornados. Además, desarrolla acciones de asistencia humanitaria ante situaciones de emergencia o desastre natural.
Plan International también cuenta con programas de liderazgo juvenil que abordan la pobreza y las violaciones de derechos que, a menudo, obligan a las personas a abandonar su país de origen, además de desarrollar proyectos de educación, protección infantil, alimentación y salud sexual y reproductiva para apoyar a las niñas migrantes y a sus familias a construir una nueva vida.