Restos de un colosal dinosaurio herbívoro excavados por paleontólogos mexicanos en lo que debió ser un cuerpo de agua copioso en sedimentos corresponden a una nueva especie: Tlatolophus galorum.
Publicado en la revista científica Cretaceous Research, su cola se descubrió primero, en el área General Cepeda del estado norteño de Coahuila en 2013.
A medida que continuaban las excavaciones, los científicos finalmente descubrieron el 80 por ciento de su cráneo, su cresta de 1.32 metros y huesos como el fémur y el hombro, lo que permitió a los investigadores finalmente darse cuenta este año de que tenían una nueva especie de dinosaurio en sus manos, dijo el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia).
Dinosaurios locuaces
«Sabemos que tenían oídos con la capacidad de escuchar sonidos de baja frecuencia, por lo que deben haber sido dinosaurios pacíficos pero locuaces», explica en un comunicado.
Los paleontólogos también creen que los dinosaurios «emitían sonidos fuertes para ahuyentar a los depredadores o con fines reproductivos».
El nombre Tlatolophus se deriva de la palabra indígena náhuatl tlahtolli, que significa palabra o declaración, y de la palabra griega lophus, que significa cresta.
La forma de la cresta de los animales se parece a lo que el INAH dijo que es «un símbolo utilizado por los pueblos mesoamericanos en manuscritos antiguos para representar la acción de la comunicación y el conocimiento en sí».