Neurocirugía: Arrancándole vidas a la muerte

La neurocirugía es la parte de la medicina que trata las enfermedades del sistema nervioso, uno de los más delicados del cuerpo humano.  Su atención requiere alta especialización porque se trata de librar batallas continuas para arrancarle vidas a la muerte.  Por medio de la experiencia del neurocirujano Mauricio Longo Calderón haremos un recorrido por esta rama de la medicina.

En casa es una persona relajada que disfruta viendo los partidos del Real Madrid.  En los hospitales se le reconoce por su figura delgada y caminar acelerado.  Es un médico meticuloso que atiende a sus pacientes con dedicación y, en el quirófano, lucha constantemente contra la muerte, practicando una de las especialidades más exigentes de la medicina: la neurocirugía.

Pero el neurocirujano Mauricio Longo Calderón aclara que las batallas por la vida más importantes no son las que se libran en el quirófano sino suceden antes de llegar a éste.  “Soy obsesivo, por eso previo a las cirugías estudio, muchas veces por semanas, cada caso que estará en mis manos. Cuando opero sé exactamente lo que tengo que hacer, por dónde entraré, cuales instrumentos emplearé… llego con un plan A y un plan B, porque creo que con la investigación se puede conseguir el bienestar del paciente”, dice el jefe de servicio del Departamento de Neurocirugía del Hospital Roosevelt, quien también forma parte del equipo de médicos de los mejores hospitales del país, pues es el único neurocirujano vascular de Centroamérica.

El doctor Longo Calderón sabe que cada operación exitosa que realiza, le arranca una vida a la muerte.

Las palabras de Longo Calderón hacen pensar que es uno de esos galenos con 70 años y cuatro décadas de experiencia. Lo cierto es que tiene 37 años; 14 en las ciencias médicas y muchas horas en los quirófanos. De hecho, al año practica entre 100 y 130 cirugías.

Se graduó de Médico y Cirujano por la Universidad de San Carlos a los 23 años –siempre en la lista de los mejores estudiantes–.  Además, cuenta con especialización en Neurocirugía y Cirugía de columna vertebral por el Hospital Roosevelt; una subespecialización en Neurocirugía Vascular en la Universidad Autónoma Nacional de México y dos posdoctorados, uno en Microcirugía por el Colegio de Medicina Weill Cornel del Hospital Presbiteriano de Nueva York, y otro en Cirugía de base del cráneo por la Federación Mundial de Neurocirugía.  

Hurgar la cabeza

Su especialidad, la neurocirugía, es una ciencia que estudia las enfermedades que afectan al sistema nervioso central y periférico que requieren o pueden requerir un tratamiento quirúrgico. En general se encarga de aneurismas arteriales, malformaciones vasculares y fístulas arteriovenosas durales. También trata los angiomas cavernosos, que están a medio camino entre las lesiones vasculares y las tumorales, y algunas enfermedades que pueden provocar infartos cerebrales.

A Longo Calderón lo que más le gusta de esta disciplina es la neurocirugía vascular con abordajes de mínima invasión, que, apunta, “es un reto porque es como desactivar una bomba, por eso se debe tener claro por dónde se puede acceder y por dónde no, porque un movimiento en falso será fatal”.

Los errores durante una operación son “muy inusuales”, siempre y cuando se hagan estudios previos, recalca. “Más bien”, apunta, “los errores casi siempre se producen en la toma de decisiones previa, cuando se plantean cuestiones como si se opera o no al paciente, qué tipo de operación se va a hacer y cómo se va a hacer”.

Después de 14 años de experiencia, Longo Calderón admite que se sigue sintiendo nervioso antes de una operación, sobre todo si en la última cirugía similar hubo complicaciones. “Durante un abordaje cerebral todo es muy intenso. Trato de tener una concentración absoluta en el momento presente”, especifica.

“Cuando estoy con el paciente y estoy a punto de entrar, lo que hago es repetirme una vez más el lema que todo medico tiene que practicar: no hacer daño. Me enfoco en la anatomía y en llegar al lugar que, de acuerdo con mi investigación, es a donde tengo que llegar para erradicar la enfermedad de mi paciente. El plan A, el plan B, o los de contingencia son vitales”.

Una operación de neurocirugía es muy exigente, pues puede prolongarse más de 10 horas y es una de las especialidades que requiere de más desarrollo tecnológico, además de requerir un equipo humano altamente calificado.

“En un quirófano no soy yo quien va a lograr tener el éxito, somos un equipo que velará por el bienestar de un ser humano. El éxito es el trabajo en equipo”.

Realidad del país

Es importante conocer la importancia que tiene la neurocirugía en Guatemala.  A ello se refiere este médico, conocedor también de nuestra realidad:

“Tengo la fortuna de trabajar en el Hospital Roosevelt y ahí se ve de todo. En niños se trata la hidrocefalia –aumento anormal del líquido en el cerebro– y defecto de tubo neural –en el sistema nervioso central–. En la población adulta hay muchos casos de trauma de cráneo –golpes en la cabeza debido a un accidente–, tumores, aneurismas, problemas en la columna. En la práctica privada las afecciones que más veo son de columna y vasculares.

Sobre el comportamiento de los guatemaltecos ante este tipo de enfermedades destaca que “los chapines somos especiales, porque a pesar de lo que se cree, sí hay una relación paciente-médico, lo cual es bueno. El pelo en la sopa es que no sabemos obedecer órdenes, menos las médicas. Una buena parte les hace caso a las recetas que fulanito o zutanito le hicieron, o bien consultan con el de la farmacia”, dice a manera de advertencia.

En efecto, lo delicado de este tipo de enfermedades es que hacer caso a las recetas y recomendaciones del médico es “indispensable”, pues no hacerlo puede ser la línea entre una buena recuperación y una crisis o hasta la muerte.

Permanente atención

Siendo la neurocirugía tan delicada –se trabaja con el sensible sistema nervioso y con órganos altamente delicados, como el cerebro–, siempre existen riesgos.  Longo Calderón explica que los médicos “nos enfocamos en nuestro paciente, sabemos que ellos están confiando su vida en nuestras manos”, concluye.

Enfermedades a tratar

Las enfermedades neuroquirúrgicas afectan al cerebro, médula espinal y desórdenes del nervio periférico. Esta es una lista de ellas:

  • Enfermedades de la columna vertebral
  • Enfermedades degenerativas causantes de lesiones compresivas de la médula y/o raíces nerviosas
  • Hidrocefalia
  • Traumatismos craneales
  •  Aneurisma intracraneal
  • Malformaciones Vasculares
  • Hemorragias cerebrales
  • Epilepsia resistente a fármacos.
  • Enfermedad de Párkinson.
  • Dolor intratable de pacientes con cáncer o con trauma del nervio craneal/periférico
  • Desórdenes psiquiátricos graves
  • Malformaciones del sistema nervioso