El erotismo y el sexo en línea ya no bastan. En el confinamiento por la pandemia, las «webcamers» colombianas ahora pasan más tiempo escuchando y ofreciendo consejos de todo tipo a clientes que no saben cómo lidiar con el encierro.
La demanda de sus servicios no solo ha aumentado un 30%, según empresarios, sino que también se ha diversificado por el nuevo coronavirus.
Ahora «somos como las psicólogas para los usuarios», dice a la AFP una modelo webcam de 26 años, que en este negocio se hace llamar Ángela Cianuro.
La COVID-19 «es un tema de conversación y de preocupación para muchos, y nosotros pues tratamos de ayudarlos», asegura esta mujer tatuada y de cabello lila. «Si bien ofreces algo erótico, también ofreces compañía, una sonrisa, calidez».
Con casi la mitad de la humanidad en cuarentena por un virus que ya superó los 110,000 muertos, muchas trabajadoras de este sector escapan, de momento, al desplome de la economía global.
Confinada en su apartamento en Bogotá, Cianuro se enorgullece de usar su empatía para aconsejar a internautas desempleados, solitarios y preocupados.
Antes de que empezara a regir el aislamiento obligatorio en Colombia, donde hay más de 2,700 contagios, Cianuro ofrecía shows eróticos virtuales durante seis o siete horas diarias.
AFP / Juan BARRETO La modelo webcam colombiana Ángela Cianuro, durante una sesión, el 12 de abril de 2020 en Bogotá.
El tiempo de trabajo sigue siendo el mismo, pero la rutina ha cambiado: ahora una sesión suya lleva ejercicios físicos, recomendaciones de dietas y consejos económicos.
«Uno es humano y tampoco quiere que una persona esté mal», añade esta madre soltera de un niño de siete años.
Visitas disparadas
Christophe Soret es el portavoz de CAM4 en Francia, una de las páginas más frecuentadas del sector. Asegura que el número de usuarios en todo el planeta subió 33% en el último mes, con un promedio de 18.5 millones de visitas diarias en su plataforma.
Solo los bailes eróticos privados tuvieron un alza de 15%.
El aumento «solo puede deberse a los confinamientos, porque no habíamos visto una progresión así en años», apunta.
Con unos 40,000 modelos webcam -de los 150,000 que hay en el mundo, donde el 90% son mujeres-, Colombia podría sacar provecho a «esta ventana de oportunidad siniestra», estima Juan Bustos, empresario de la industria de entretenimiento para adultos.
Pero Cianuro cree que el auge beneficia principalmente a las modelos famosas.
Ella puede ganar unos 225 dólares al día. Otras, a lo largo del mes, apenas reúnen unos 243 dólares, el equivalente a un salario mínimo en Colombia.
Para Rebecca Stonee, en Medellín, más actividad no ha representado un incremento automático de ingresos. Muchos nuevos usuarios son sobre todo voyeristas, que evitan gastar en estos lujos en medio de la crisis.
Stonee extraña a sus viejos clientes a quienes «no les ha sido posible conectarse porque comparten el confinamiento con sus familias».
Esta modelo de 20 años, que personifica a la Lolita de Nabokov, también se apoya en los internautas solitarios para lidiar con el confinamiento.
«Siempre ha habido un grupo bastante polarizado de personas entre los que desean hablar y los que desean ver contenido sexual», afirma.
Pero en esta cuarentena «he sentido que muchos de los usuarios (…) me buscan para hablar, reírse y entretenerse (…) más que para lo sexual».
«Trato de motivarlos y establecer un vínculo de apoyo para ambos», agrega.
Encierro voluntario
La modelo webcam colombiana Rebecca se maquilla para una sesión, el 11 de abril de 2020 en Medellín.
Para seguir trabajando durante el aislamiento, que en Colombia regirá en principio hasta el 27 de abril, algunas modelos optaron por encerrarse en sus estudios.
Ana Taylor, de cabello escarlata, solía atender a sus clientes en un call-center y ahora convive con cuatro compañeras en un edificio de cuatro pisos en el centro de Bogotá.
«Si me voy para la casa, me voy a sentir peor. El encierro me agobia un poco, si no estoy ganando nada es complejo (…) ya que es mi fuente de ingresos para ayudar a mi familia», justifica esta joven de 24 años.
Para las modelos el aislamiento supone una oportunidad privilegiada en un país con 47% de informalidad, donde los más pobres se debaten entre conservar la salud o sufrir hambre.
Así que durante nueve horas al día -tres más que antes- se desnuda frente a la cámara para internautas de Estados Unidos, Francia e Inglaterra, tres países fuertemente afectados por la enfermedad.
Cuando termina la jornada, se asoma al balcón para fumar un cigarrillo mientras observa las calles desiertas: «La oportunidad de empleo en el país es compleja, entonces esta es una oportunidad que pienso aprovechar».