Capote y espada en mano, el torero Javier Conde ha vuelto a entrenar, después de meses con las plazas cerradas en España por el coronavirus. Está contento de hacerlo, pero no oculta su preocupación porque no hay fecha para volver a celebrar corridas.
El entrenamiento lo hace con vaquillas, menos pesadas que un astado y sin la peligrosidad de un toro bravo, que sólo puede ser lidiado una vez.
«¡Cómo torea la niña!», le exclama a una entre pase y pase, en la finca de la ganadería Montes de Oca, en la localidad andaluza de Olvera.
Sobre el albero de una pequeña plaza instalada al pie de una loma, con él se entrenan otros profesionales del gremio: su subalterno Cándido Ruiz, la joven novillera Rocío Romero y un picador.
Conde, casado con la cantaora Estrella Morente, una celebridad del flamenco, dice a AFP que el panorama dejado por la pandemia «ha sido muy duro y muy triste», tanto que «la creación del toreo se te queda un poco dormida».
AFP / Jorge Guerrero Un rejoneador entrena en la finca Montes de Oca de Olvera, cerca de la ciudad española de Cádiz, el 26 de mayo de 2020
Con la temporada taurina anulada desde su inicio, en marzo, por el confinamiento, se ha dedicado a otros menesteres: «Yo en mi casa me he dedicado a todo: he pintado, he hecho de carpintero…», pero también «a pensar en torear a cada momento», dice.
Como todo el mundo taurino, lamenta que «las circunstancias son muy complicadas». Y es que de momento, y en una España en proceso de desconfinamiento y preocupada por evitar rebrotes, no hay fecha para reanudar las corridas, un espectáculo de masas cuya temporada dura hasta octubre.
«En el toreo hay muchas familias que lo están pasando muy mal» con este parón, dice Conde de un sector que representa 4.500 millones de euros y está ofendido de que el gobierno no haya anunciado medidas específicas de apoyo.
«De la misma manera que relincha un caballo, relincho yo por dentro cuando suceden cosas que no merecemos», añade, ingenioso, al oír el grito de un equino.
En el salón de su finca, sentado bajo la cabeza cortada de un toro, el ganadero José Luis Sánchez espera que para julio o agosto vuelva a haber corridas, «porque si no, esto va a ser un desastre para los ganaderos, para los toreros, para las fiestas, para todo».
La novillera Rocío Romero se muestra algo más optimista y ve como una buena señal la reanudación de los tentaderos, pruebas de selección genética consistentes en torear las vaquillas y decidir cuáles se destinan a la reproducción.
«Soy positiva, creo que lo malo ya lo hemos pasado (…) y que poco a poco volverán las corridas, las novilladas».AFP / Jorge Guerrero El torero Javier Conde entrena con una vaquilla en la finca Montes de Oca de Olvera, cerca de la ciudad española de Cádiz, el 26 de mayo de 2020
En un reciente encuentro telemático con la prensa, el presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL), Antonio Bañuelos, dijo que la situación actual es «la peor de la historia de la tauromaquia», por derrumbe de ingresos y el riesgo de que las ganaderías tengan que reducirse para no seguir criando unos animales que no podrán rentabilizar vendiéndolos a las plazas.
Del lado de los festejos, fuentes de los empresarios taurinos señalan a AFP que no se atreven a fijar una fecha de reanudación de las corridas debido a la incertidumbre que genera esa «nueva normalidad» inducida por el coronavirus.
«Las medidas sanitarias que vayan a aplicarse en los espectáculos de masas no las sabemos», dijo una fuente de la Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET).