- La caída se ha acentuado durante los dos últimos años… mucho por mejorar
Cada año, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) mide el Índice de Competitivdad Global (ICG), en el que se toman en cuenta diferentes factores que permiten determinar la capacidad que tienen los países para promover el desarrollo económico y crear oportunidades para la población. Como suele suceder, Guatemala no ocupa una buena posición.
En el año 2015, Guatemala se encontraba en el lugar número 78 a nivel mundial en el llamado Índice de Competitividad Global. Desde entonces se ha visto un retroceso significativo, al extremo de que en estos momentos se ha caído a la posición 98, dos puestos más debajo de la posición que se mostraba en 2020.
Los factores que inciden en la competitividad económica y el crecimiento de un país son múltiples y para conocer los avances, retrocesos e incluso estancamiento que se tiene, el Fondo Económíco Mundial (WEF), ha ideado la medición de un índice que permite ver la situación actual, pero también los peligros y oportunidades que cada país enfrenta.
En el caso de Guatemala se hace evidente que nos encontramos en un momento complicado, tomando en cuenta que, lejos de mejorar, se observa una caída constante, al extremo que, en estos momentos a nivel latinoamericano, nos encontramos únicamente por encima de Honduras, El Salvador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela.
El índice toma en cuenta 12 pilares subdivididos en tres grandes áreas: requerimientos básicos (40 por ciento) potenciadores de eficiencia (50 por ciento) y factores de innovación y sofisticación (10 por ciento).
El puntaje obtenido en cada categoría es presentado en una escala de 1 a 7, siendo siete la mejor calificación posible. La medición se hace anualmente e incluye a 142 países del mundo y el índice surge del promedio ponderado de estos 12 pilares, lo que facilita hacer un ranking a nivel global.
Parte central para la elaboración del Índice la constituye la Encuesta de Opinión Ejecutiva, que en Guatemala es administrada por FUNDESA y es llenada por una muestra representativa de empresarios. Los resultados de la encuesta alimentan un 30% los resultados del índice, lo que denota la importancia de la percepción de los encuestados, según informa la propia Fundesa en su informe sobre el informe del WEF.
Y la calificación es…
De acuerdo con el sistema de calificación mencionado, Guatemala se ubica en la posición número 13 de 18 países medidos en la región latinoamericana, en donde Chile tiene la calificación más alta (70.5), seguido de México (64.9), Uruguay (63.5), Colombia (62.7) y Costa Rica (62.0).
Guatemala alcanza una puntuación de 53.5 y aunque es casi la misma que la obtenida en 2020, ha caído dos puestos en el ranking mundial y regional.
Las peores calificaciones de Guatemala se observan al medir sus instituciones –gubernativas, sector justicia y legislación–, así como en materias que pueden parecer sociales, pero impactan en el campo del factor humano: educación y salud.
Según Fundesa, algunas recomendaciones siguen siendo válidas para mejorar la competitividad en el tema de instituciones: continuar el fortalecimiento del sector justicia para garantizar una justicia independiente (aumentar la eficiencia del sistema de justicia criminal); la reducción de la tasa de homicidios debe continuar siendo un indicador crítico; reformas estructurales son importantes en leyes como la Reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, Ley de Servicio Civil, Ley de Contrataciones y Reforma a la Ley de Probidad; continuar el fortalecimiento de las instituciones de seguridad (PNC y al sistema penitenciario).
Como puede apreciarse, ninguna de las necesidades fundamentales para mejorar la competitividad del país aparece en la agenda institucional.
De hecho, hay dos factores fundamentales que resultan adversos a nivel internacional, como son la aplicación de la justicia y la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. En el primero de los temas, Guatemala ha sido señalado por varios gobiernos e instituciones internacionales por la falta de independencia del sistema judicial, mientras que la citada ley ni siquiera aparece en la agenda prioritaria del Congreso de la República y se agota el año prelectoral.
Se sabe que una reforma de este nivel –constitucional– requiere de un tiempo de discusión, luego el debate en el Congreso y antes de su aprobación final, solicitar una consulta a la Corte de Constitucionalidad (CC), para que lo aprobado no riña con la Carta magna.
Esto hace que prácticamente sea imposible llevar a cabo una reforma seria, pues de lo contrario se podría caer en el mismo error de la anterior reforma, que resultó un fracaso y ha creado más complicaciones que aciertos.
Otros aspectos por mejorar
La organización del sector privado, Fundesa, destaca otros aspectos a cosnsiderar: En cuanto al clima de negocios, en infraestructura insistimos en que es necesario cambiar el modelo actual para recuperar los niveles de inversión en el país, aprobando la iniciativa 5431 Ley General de Infraestructura Vial (que se encuentra en el Congreso de la República), e impulsando el modelo de APP por medio de los proyectos que ha priorizado la Agencia Nacional para el Desarrollo de Infraestructura Económica (ANADIE).
Sobre el importante tema del capital humano, Fundesa destaca que se debe ampliar el primer nivel de salud, para reducir la desnutrición crónica que afecta hoy al 49% de los niños menores de 5 años y priorizar acciones de mejora en los hospitales públicos, así como una ampliación de políticas públicas para mejorar los servicios domiciliares que inciden directamente en la salud (agua y gestión de desechos); por otra parte, se necesita ampliar la cobertura de educación pública secundaria, aumentando la inversión del MINEDUC, así como establecer mejores procesos para la enseñanza de matemática e incrementar los servicios digitales en las escuelas.
Cada año, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) mide el Índice de Competitivdad Global (ICG), en el que se toman en cuenta diferentes factores que permiten determinar la capacidad que tienen los países para promover el desarrollo económico y crear oportunidades para la población. Como suele suceder, Guatemala no ocupa una buena posición.
En el año 2015, Guatemala se encontraba en el lugar número 78 a nivel mundial en el llamado Índice de Competitividad Global. Desde entonces se ha visto un retroceso significativo, al extremo de que en estos momentos se ha caído a la posición 98, dos puestos más debajo de la posición que se mostraba en 2020.
Los factores que inciden en la competitividad económica y el crecimiento de un país son múltiples y para conocer los avances, retrocesos e incluso estancamiento que se tiene, el Fondo Económíco Mundial (WEF), ha ideado la medición de un índice que permite ver la situación actual, pero también los peligros y oportunidades que cada país enfrenta.
En el caso de Guatemala se hace evidente que nos encontramos en un momento complicado, tomando en cuenta que, lejos de mejorar, se observa una caída constante, al extremo que, en estos momentos a nivel latinoamericano, nos encontramos únicamente por encima de Honduras, El Salvador, Bolivia, Nicaragua y Venezuela.
El índice toma en cuenta 12 pilares subdivididos en tres grandes áreas: requerimientos básicos (40 por ciento) potenciadores de eficiencia (50 por ciento) y factores de innovación y sofisticación (10 por ciento).
El puntaje obtenido en cada categoría es presentado en una escala de 1 a 7, siendo siete la mejor calificación posible. La medición se hace anualmente e incluye a 142 países del mundo y el índice surge del promedio ponderado de estos 12 pilares, lo que facilita hacer un ranking a nivel global.
Parte central para la elaboración del Índice la constituye la Encuesta de Opinión Ejecutiva, que en Guatemala es administrada por FUNDESA y es llenada por una muestra representativa de empresarios. Los resultados de la encuesta alimentan un 30% los resultados del índice, lo que denota la importancia de la percepción de los encuestados, según informa la propia Fundesa en su informe sobre el informe del WEF.
Y la calificación es…
De acuerdo con el sistema de calificación mencionado, Guatemala se ubica en la posición número 13 de 18 países medidos en la región latinoamericana, en donde Chile tiene la calificación más alta (70.5), seguido de México (64.9), Uruguay (63.5), Colombia (62.7) y Costa Rica (62.0).
Guatemala alcanza una puntuación de 53.5 y aunque es casi la misma que la obtenida en 2020, ha caído dos puestos en el ranking mundial y regional.
Las peores calificaciones de Guatemala se observan al medir sus instituciones –gubernativas, sector justicia y legislación–, así como en materias que pueden parecer sociales, pero impactan en el campo del factor humano: educación y salud.
Según Fundesa, algunas recomendaciones siguen siendo válidas para mejorar la competitividad en el tema de instituciones: continuar el fortalecimiento del sector justicia para garantizar una justicia independiente (aumentar la eficiencia del sistema de justicia criminal); la reducción de la tasa de homicidios debe continuar siendo un indicador crítico; reformas estructurales son importantes en leyes como la Reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, Ley de Servicio Civil, Ley de Contrataciones y Reforma a la Ley de Probidad; continuar el fortalecimiento de las instituciones de seguridad (PNC y al sistema penitenciario).
Como puede apreciarse, ninguna de las necesidades fundamentales para mejorar la competitividad del país aparece en la agenda institucional.
De hecho, hay dos factores fundamentales que resultan adversos a nivel internacional, como son la aplicación de la justicia y la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos. En el primero de los temas, Guatemala ha sido señalado por varios gobiernos e instituciones internacionales por la falta de independencia del sistema judicial, mientras que la citada ley ni siquiera aparece en la agenda prioritaria del Congreso de la República y se agota el año prelectoral.
Se sabe que una reforma de este nivel –constitucional– requiere de un tiempo de discusión, luego el debate en el Congreso y antes de su aprobación final, solicitar una consulta a la Corte de Constitucionalidad (CC), para que lo aprobado no riña con la Carta magna.
Esto hace que prácticamente sea imposible llevar a cabo una reforma seria, pues de lo contrario se podría caer en el mismo error de la anterior reforma, que resultó un fracaso y ha creado más complicaciones que aciertos.
Otros aspectos por mejorar
La organización del sector privado, Fundesa, destaca otros aspectos a cosnsiderar: En cuanto al clima de negocios, en infraestructura insistimos en que es necesario cambiar el modelo actual para recuperar los niveles de inversión en el país, aprobando la iniciativa 5431 Ley General de Infraestructura Vial (que se encuentra en el Congreso de la República), e impulsando el modelo de APP por medio de los proyectos que ha priorizado la Agencia Nacional para el Desarrollo de Infraestructura Económica (ANADIE).
Sobre el importante tema del capital humano, Fundesa destaca que se debe ampliar el primer nivel de salud, para reducir la desnutrición crónica que afecta hoy al 49% de los niños menores de 5 años y priorizar acciones de mejora en los hospitales públicos, así como una ampliación de políticas públicas para mejorar los servicios domiciliares que inciden directamente en la salud (agua y gestión de desechos); por otra parte, se necesita ampliar la cobertura de educación pública secundaria, aumentando la inversión del MINEDUC, así como establecer mejores procesos para la enseñanza de matemática e incrementar los servicios digitales en las escuelas.