Un estudio revela la poca atención que ponen los jóvenes a este tema
Seis de cada diez ‘millennials’ (nacidos entre 1981 y 1996) (73,1 por ciento) no se preocupa demasiado por su salud visual, tanto es así que, el 35,82 por ciento casi nunca se ha revisado, según el informe ‘¿Saben los ‘millennials’ cuidar de su salud visual?, 2022′, presentado este martes en rueda de prensa virtual por la asociación de utilidad pública Visión y Vida con el apoyo de Correos Express, la filial de paquetería urgente de Grupo Correos.
De hecho, solo para el 16,92 por ciento la salud visual es una preocupación en la que piensan a diario. Estos datos son incluso más alarmantes cuando se analiza a la generación ‘zeta’, la de nacidos entre 1995 y 2010, dado que confirman que el 44,21 por ciento de los ‘zeta’ se ha sometido muy pocas veces a revisión, aunque el 22 por ciento dice pensar en ello diariamente.
Por su parte, el 57,22 por ciento de los ‘millennials’ y el 52,3 por ciento de los ‘zeta’ afirma que o no se ha planteado nunca cuál es el estado de su visión o ha reflexionado sobre ello muy de soslayo.
Este nuevo informe quiere analizar cómo valora la salud visual y el cuidado de la misma esta generación que representa a casi el 20 por ciento de la población europea. En concreto, unos 102 millones de individuos en Europa y 9 en España que componen una generación adulta que comienza a tener descendencia y que se acerca a la mediana edad, en la que aspectos tan relevantes como la presbicia comienzan a manifestarse.
«Existe un amplio desconocimiento del cuidado de la salud visual en esta generación, dado que, como ya ocurría con los ‘zeta’, el hecho de ‘ver mal’ parece que ha perdido valor para ellos», ha explicado el presidente de Visión y Vida, Salvador Alsina.
Sin embargo, el 90 por ciento de los ‘millennials’ es consciente de que su salud visual es peor que la de generaciones previas porque ‘cada vez más amigos llevan gafas’ y, en muchos casos, lo asocian al uso intensivo de pantallas.
A pesar de la latente falta de revisiones, el 66 por ciento de los ‘millennials’ (61,8 por ciento de los ‘zeta’) necesita usar gafas graduadas en su día a día. El 35,5 por ciento (34,4 por ciento de los ‘zeta’) usa lentillas y el 23,5 por ciento (28,1 por ciento de los ‘zeta’) gafas de filtro azul.
Además, según el informe, «podemos estar ante la generación más concienciada en lo relativo al cuidado de la salud visual frente a la radiación ultravioleta, dado que el 82,5 por ciento de ellos utiliza gafas de sol», detalla Elisenda Ibáñez, coordinadora de Visión y Vida y óptico-optometrista. Este dato dista mucho del 59,4 por ciento de ‘zeta’ que utiliza gafas de sol, lo que indica que queda mucho camino por hacer en materia de concienciación.
Así, casi cuatro de cada diez (36 por ciento) utiliza únicamente uno de estos productos, uno de cada cuatro (25 por ciento) combina el uso de dos de estos productos y uno de cada tres (28 por ciento) usa tres de ellos.
A pesar de ello, este informe destaca cómo los ‘millennials’ son más proactivos en la búsqueda de información veraz, aunque a veces les suponga un esfuerzo que no están dispuestos a hacer. Sin embargo, reclaman al sector sanitario que se les ofrezca una experiencia digital atractiva, entretenida y comprensible que simplifique la experiencia de consumo de información relacionada con la salud visual.
Por ello, consideran imprescindible generar un mayor conocimiento y derribar mitos como que el óptico diagnostica enfermedades (pensado por el 15 por ciento de los ‘millennials’), que óptico y optometrista no es la misma profesión (creído por el 29,5 por ciento), al igual que oculista y oftalmólogo (72,1 por ciento). Asimismo, el 12,9 por ciento desconoce que el uso de pantallas afecta a la salud visual o el 11 por ciento no sabe que la miopía impide ver bien objetos lejanos.
LA DECISIÓN DE COMPRA DE LOS ‘MILLENNIALS’ EN SALUD VISUAL
La calidad es el factor que prima en la elección de equipamientos ópticos (39,3 por ciento), seguido de la estética (33,3 por ciento). Esto varía un poco respecto a los ‘zeta’, que siguen anteponiendo la estética (36,3 por ciento) frente a la calidad (33,1 por ciento).
Para la mitad de los ‘millennials’ (46,3 por ciento) esta calidad es la confianza generada por la compra en el canal óptico. En el caso de los ‘zeta’, este porcentaje aumenta hasta llegar al 66,8 por ciento. El precio no es un decisor de compra para ninguna de estas generaciones (14 por ciento de los ‘millennials’ y 12,6 por ciento de los ‘zeta’).
Por ello, y a pesar de tratarse de una generación 100 por ciento digital, la compra en la tienda física sigue siendo la elegida por el 91,54 por ciento en cuanto se refiere a salud visual. En concreto, el 85,07 por ciento optó por hacerlo en un establecimiento sanitario de óptica.
Si se analiza cómo escogen sus ópticas, la cercanía a la vivienda es clave para el 33,8 por ciento, seguido de la recomendación (25,4 por ciento) y las ofertas (21,4 por ciento). «Vemos un cambio sustancial respecto a los ‘zeta’, ya que para el 35,4 por ciento de ellos prima la recomendación», ha apostillado Ibáñez.
LA RELACIÓN DE LOS ‘MILLENNIALS’ CON LOS ESTABLECIMIENTOS SANITARIOS DE ÓPTICA
Para el 82,1 por ciento de los ‘millennials’ una óptica es una tienda, no un establecimiento sanitario, cifra superior a la del 76 por ciento de los ‘zeta’. Sin embargo, reciben una alta puntuación cuando se les pregunta por las sensaciones que tienen en ellas, siendo valoradas, de media, con un 7,7 (notable alto); nota superior a la de los ‘zeta’ que era del 6,98.
Para el 65 por ciento de los ‘millennials’, un establecimiento sanitario de óptica es símbolo de confianza y para el 31 por ciento no necesitan realizar cambios para romper las barreras que los separan, ya son «atractivas» tal y como son actualmente.
«Al igual que en el informe de los ‘zeta’ descubrimos que la bata blanca o el gap lingüístico entre el profesional de la visión y ellos era una barrera más fuerte, en el caso de los ‘millennials’ vemos que no es tan señalado. Como mucho, para el 32,5 por ciento sería interesante ofrecer ofertas más adaptadas a sus necesidades», concluye Ibáñez.