Los lagos siguen agobiados por la contaminación

La falta de voluntad política reflejada en escasos recursos económicos y la dispersión de esfuerzos para rescatar los mantos de agua, siguen sin superarse. Mientras tanto, continúa el deterioro de los lagos Petén Itzá, Izabal, Amatitlán y Atitlán.


La contaminación de las cuencas con basura, aguas residuales, por la deforestación y residuos de fertilizantes utilizados en labores agrícolas sigue contaminando los lagos Petén Itzá, Izabal, Amatitlán y Atitlán, y los esfuerzos aislados para evitarlo, del gobierno central y local, continúan siendo insuficientes.

Los cuatro lagos más importantes de Guatemala están altamente contaminados y muestran evidencias de procesos de eutrofización —acumulación de residuos orgánicos que provoca el incremento anormal de algas—, se afirma en el último Perfil Ambiental de Guatemala, elaborado por el Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (IARNA) de la Universidad Rafael Landívar (URL).  

La degradación de dichos mantos de agua se agrava, además, en términos generales, por la explosión demográfica de las poblaciones asentadas alrededor de ellos, el crecimiento de la frontera agrícola y la falta de un plan de ordenamiento territorial.

A ello se suma la debilidad presupuestaria y de recurso humano de las entidades encargadas de velar por la protección de las cuencas y el incumplimiento de leyes ambientales. La contaminación de estos reservorios de agua dulce pone en peligro los ecosistemas y la salud de las poblaciones que están asentadas en su entorno.

Diagnóstico

El peor caso de contaminación se registra en el lago de Amatitlán. A finales de septiembre, centenares de peces muertos se acumularon en las orillas del lago, y ello fue como consecuencia de la falta de oxígeno y la alta degradación del manto de agua que es provocada por los desechos líquidos y sólidos que vierten los 14 municipios que conforman su cuenca y por las actividades de extracción de arena que no cumplen con medidas de mitigación ambiental.

Los recursos económicos destinados para revertir la contaminación en estos mantos de agua es insuficiente, y ello evidencia la falta de voluntad de la clase política para atender este problema.

Los costos para recuperar los lagos de Izabal y Atitlán, que son importantes para la economía nacional debido a que son atractivos turísticos, superan los US$653 millones (unos Q4,917.0 millones de acuerdo al tipo de cambio actual), según el IARNA.

Eso equivale, solo por citar un ejemplo y tomando como referencia los recursos económicos vigentes del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), los cuales ascienden a Q142.5 millones, al presupuesto de 34 años y medio de dicha cartera.

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Plantas de tratamiento

En lo que va del año solo se ha inaugurado una nueva planta de tratamiento de aguas residuales en una de estas cuatro reservas del vital líquido.

El pasado 26 de octubre se inauguró la segunda fase de la planta de tratamiento de aguas residuales en San Benito, Petén, la cual busca evitar la contaminación en el Lago Petén Itzá.

Tiene una capacidad para tratar 592 metros cúbicos diarios de aguas residuales y que provienen de una población de 113 mil 995 habitantes.

La planta de tratamiento tiene una dimensión de 37 mil 580 metros cuadrados de construcción de seis lagunas, de las cuales son dos lagunas primarias, dos secundarias y dos terciarias.

Es la única nueva puesta a funcionar este año en los cuatro lagos. Mientras que en la cuenca del lago de Amatitlán, en lo que va del año, se han rehabilitado y puesto a funcionar de nuevo dos plantas de tratamiento que habían dejado de funcionar por falta de mantenimiento: una está en Boca del Monte y otra en San Cristóbal; y se espera que, a finales de noviembre, entre a funcionar otra en Villa Nueva, la cual está por terminar de ser reparada.

La paralización de las operaciones, por lo general, ocurre porque las autoridades ediles no prevén ni planifican en los presupuestos el mantenimiento y operación de estas.

En Atlitlán, según Eduardo Aguirre, director de proyectos y consultor de Amigos del Lago de Atitlán, este año no se ha puesto a funcionar ninguna planta de tratamiento de aguas servidas.

Aunque aclara que, para él, esta no es la solución, porque solo limpia las aguas de forma parcial y no elimina los contaminantes fecales. La única solución es que no ingrese ni una gota de agua sucia al manto de agua. Luego refirió que está en planificación un proyecto para recoger las aguas servidas de los 15 municipios que conforman la cuenca del lago de Atitlán y llevarlas a un lugar apartado del manto de agua.

¿Qué hace el MARN?

El mandato del Ministerio es ser ente rector, mas no así el garante y ejecutor de las acciones orientadas a la preservación del ambiente, conservación y manejo sostenible de los recursos naturales. En cada caso particular —de los cuatro lagos— existe una autoridad que es la encargada de velar por la ejecución y acciones concretas para revertir los procesos de contaminación, afirmó Ernesto Moscoso, director de cuencas y programas estratégicos del MARN, al cuestionarle qué está haciendo dicha cartera para evitar la degradación de los mantos de agua.

Atitlán y Amatitlán

Luego comenta que el MARN lleva a cabo acciones concretas encaminadas a verificar que se cumpla con el reglamento de descargas de aguas servidas en las cuencas de los cuatro lagos y en los ríos del país.

Para llevar a cabo los monitoreos, al azar, el Ministerio cuenta con seis personas en la sede central y alrededor de 44 en las 22 delegaciones departamentales. A las limitaciones de personal, que son evidentes, se suma que la rectoría para salvar a estos cuatro mantos de agua dulce no están solo concentrados en el MARN. Solo lo están las autoridades para el manejo sustentable de la cuenca de los lagos Petén Itzá e Izabal y Río Dulce. 

En tanto que las autoridades para el manejo sustentable de las cuencas de Amatitlán y Atitlán están bajo la responsabilidad de la Vicepresidencia de la República. En la primera de las instancias el MARN participa con voz y voto, pero no así en la segunda, solo está en calidad de invitado.

Son situaciones que no vienen de ahora. Estas son decisiones que hemos heredado a través del tiempo y quizás valdría la pena retomar a la hora de que existiera un proceso de reingeniería del Estado. Claro que se coordina con estas dos entidades y se les apoya, comenta Moscoso.