Los “dreamers” esperan con incertidumbre que la Corte Suprema decida su destino

Angélica Villalobos contiene el aliento esperando el proceso en la Corte Suprema de Estados Unidos que determinará el destino de los más de 600 mil «dreamers», un caso que analiza la legalidad de la decisión del presidente Donald Trump de terminar con este programa que los protege de la deportación.

Los «dreamers» (soñadores) son los jóvenes indocumentados cuyos padres los llevaron a Estados Unidos siendo niños y que están en un limbo jurídico desde que Trump -que llegó al poder con un discurso antiinmigración- eliminó en 2017 el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) que les permite trabajar, estudiar y conducir. Este martes la Corte Suprema entra en el debate. 

Cuando en 2012 el gobierno de Barack Obama creó un plan para los «dreamers», Angélica – que llegó a Estados Unidos desde México cuando tenía 11 años – sintió un gran alivio, pero ahora vive en la incertidumbre. 

«Vivir en las sombras»

«El DACA me dio alas, antes estaba restringida a vivir en las sombras. Me sentí aliviada», contó a la AFP Angélica, que ahora tiene 34 años y vive en Oklahoma.

Según los datos del Servicio de Ciudadanía y de Inmigración (USCIS) hay registrados 660 mil beneficiarios de este programa, de los cuales 529,760 (casi un 80%) llegaron desde México, pero también hay jóvenes arribados de El Salvador, Guatemala, Honduras, Perú, Corea del Sur y Brasil, entre otros.

Los padres de Angélica le dijeron que era indocumentada cuando cumplió 18 años y quería sacar su licencia de conducir. 

«A pesar de que me lo dijeron, no comprendí cabalmente lo que significaba», contó, hasta que un día no pudo retirar una receta de la farmacia para su hija que estaba enferma.  

Para conseguir los más de mil dólares necesarios para obtener su estatuto DACA, Angélica vendió su auto. 

Un permiso como el suyo debe ser renovado cada dos años y estaba pensado como un arreglo temporal para darle tiempo al Congreso a legislar. 

Pero los legisladores nunca llegaron a un acuerdo y en 2017 Trump canceló el programa, una decisión que fue recurrida ante varios tribunales en todo Estados Unidos, por lo que DACA sigue vigente. 

Los tribunales que tomaron los recursos a favor de los «dreamers» señalaron que la suspensión del programa había sido decidida de forma «arbitraria». 

La última palabra la tendrá la Corte Suprema, que en junio aceptó pronunciarse sobre la forma del caso y donde el martes se expondrán los argumentos orales. De los nueve miembros del tribunal, cinco son jueces conservadores, dos de ellos nombrados por Trump.

El representante del gobierno ante la Corte Suprema Noel Francisco argumentó que el caso es muy «complicado». 

«Pensamos que explicamos nuestra decisión de forma adecuada», dijo el funcionario que calificó el procedimiento como «legal» y «racional».

La decisión de la Corte no se conocerá antes de 2020, en plena campaña electoral en Estados Unidos.  

«Podría perder todo»

En San Marco, Texas, vive Daniel Briones, un «dreamer» de 30 años que llegó a Estados Unidos desde México cuando era niño porque sufrió una enfermedad de retina que requería operaciones complejas. 

«Antes de DACA vivía bajo mucha incertidumbre, porque estaba en la universidad y no estaba seguro de qué iba a hacer después de que terminara, porque no tenía permiso de trabajo», contó a la AFP Daniel, que ahora trabaja en servicios financieros. 

Cuando se enteró de que Trump terminó el programa, sintió miedo. «Pensé que podría perder todo lo que he conseguido con tanto esfuerzo», dijo. 

«Moneda de cambio»

El DACA estuvo a principios de este año en el centro de un enfrentamiento entre el mandatario republicano y los legisladores demócratas, que derivó en una paralización parcial del gobierno federal por más de un mes por falta de financiamiento.

Trump ofreció dar protección temporal a los «dreamers» a cambio de que le aprobaran 5,700 millones de dólares para construir el muro en la frontera con México, su propuesta insigne para frenar la inmigración irregular. El planteo fue rechazado.

«Trump decidió ir a la Corte Suprema para que ellos hagan el trabajo sucio de terminar con el programa, para que él pueda usar a los beneficiarios de DACA como una moneda de cambio», dijo Daniel. «Él quiere usarnos para construir el muro», agregó.

Si la Corte le da la razón a Trump, los «dreamers» no van a ser expulsados automáticamente, pero se convertirán en indocumentados, con todo lo que esto implica. 

Para Angelina, que es madre de cinco hijos y está casada con un «dreamer», la espera es como «una montaña rusa», pero sin importar el resultado en la Corte Suprema, no tiene dudas. «Mi hogar está aquí», concluyó. 

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