España vuelve a las urnas crispada por la crisis catalana, el bloqueo y la extrema derecha

Los españoles volvían a las urnas este domingo por cuarta vez en cuatro años, en un ambiente crispado por el bloqueo político crónico y una crisis catalana que ha alimentado a la extrema derecha de Vox.

Los colegios electorales, a los que están convocados 37 millones de españoles, abrieron a las 09H00 locales y cerrarán a las 20H00 (19H00 GMT), para renovar los 350 escaños del Congreso de los Diputados, la cámara baja, y 208 de los 265 escaños del Senado.

Seis meses después de las legislativas de abril, que ganó sin mayoría absoluta, el presidente socialista Pedro Sánchez pide de nuevo la confianza de los electores para «romper el muro del bloqueo político» y poner fin a cuatro años de inestabilidad.

Sin embargo, los sondeos apuntan a que esta vez volverá a ganar quedándose muy lejos de la mayoría absoluta. Eso significa que Sánchez, quien no oculta su voluntad de gobernar en solitario, necesitará los apoyos de otros partidos para ser investido y luego sacar adelante las leyes.

El conservador Partido Popular espera recuperarse con fuerza del descalabro de abril (66 escaños, su peor resultado), y la gran sorpresa sería la extrema derecha de Vox, que podría erigirse como tercer grupo parlamentario, duplicando los 24 asientos actuales.

El partido de centroderecha liberal Ciudadanos se derrumbaría, de 57 diputados a una quincena, y la izquierda radical de Podemos aguantaría en torno a los 40 diputados.

En un ambiente de fragmentación y polarización creciente, las encuestas no le dan mayoría ni a las derechas (PP, Ciudadanos y Vox) ni a las izquierdas (PSOE, Podemos y su escisión Más País).

Los principales líderes no aclararon durante la campaña cómo piensan hacer para resolver el bloqueo, que precipitó la repetición electoral de este domingo, después de que PSOE y Podemos fueran incapaces en verano de acordar un gobierno de coalición. 

Mucha Cataluña

Una de las dominantes de la campaña fue la situación en Cataluña, donde sigue vivo el pulso del separatismo contra el Estado, y donde los comicios se desarrollarán bajo fuerte vigilancia policial.

La temperatura se disparó con la condena en octubre de nueve líderes separatistas a penas de prisión de entre 9 y 13 años de cárcel, por su papel en el fracasado intento de secesión de 2017.

La sentencia dio paso a una semana de disturbios en Cataluña, ante los que el gobierno socialista decidió no tomar medidas extraordinarias, pero sí elevar el tono contra los dirigentes independentistas de la región, a los que Sánchez tachó de «extremistas».

El principal beneficiado de esta crisis parece ser Vox, cuyo líder, Santiago Abascal, propugna «soluciones drásticas»: suspender la autonomía catalana, ilegalizar a los partidos soberanistas, y detener al presidente de la región, Quim Torra.

Al mismo tiempo, Abascal hizo una virulenta campaña contra la inmigración ilegal, a la que vincula con un supuesto aumento de la delincuencia.

Sánchez no dejó de acusar a PP y Ciudadanos de tener un discurso «colonizado» por Vox, gracias al cual gobiernan Andalucía –la región más poblada de España–, Madrid –la que más PIB per cápita tiene del país– y la alcaldía de la capital.

Y poca economía

Durante la campaña, Sánchez cumplió una de sus promesas realizadas al poco de llegar al poder en junio de 2018: exhumar los restos del dictador Francisco Franco del mausoleo donde descansaba desde su fallecimiento en 1975.

Poco se habló en cambio de economía, pese a los recientes indicadores que apuntan a una ralentización en la cuarta potencia del euro.

En octubre el número de solicitantes de empleo aumentó en casi 98.000 personas, la subida más fuerte en ese mes desde 2012, y por otro lado, la Comisión Europea recortó cuatro décimas las previsiones de crecimiento para 2019 y 2020, a 1,9% y 1,5%.

El crecimiento del PIB español seguirá no obstante por encima de la media de la Eurozona, aunque el analista Holger Schmieding, del banco alemán Berenberg, advierte de que esa ventaja «va camino de reducirse en los próximos trimestres, a menos que un nuevo gobierno consiga al fin desactivar el problema catalán y retomar las reformas favorables al crecimiento».

«Parece improbable que ambas condiciones se cumplan», apostilla.

Actualmente España sigue con los presupuestos prorrogados de 2018, elaborados por el anterior gobierno del PP.