Poco a poco, alrededor del mundo, los discos de acetato, y sus melodías a 33 revoluciones por minuto, están recuperando el espacio que perdieron en los años noventa.
La añoranza por escuchar música en esa viaja plataforma también ha comenzado a cobrar fuerza en Guatemala, y de la mano de ello se empieza a desempolvar y a quitar las telarañas a los tocadiscos.
La pasión por lo retro es encabezada por adultos; aunque los jóvenes también se empiezan a interesar por esa vieja forma de escuchar melodías. Hace unos siete u ocho años empezó la resurrección del LP; principalmente, por coleccionistas o gente mayor que quería volver a tener un vinilo para escuchar, comenta Orquídea Cetino, dueña del local Disco Oriente, ubicado en la zona 1.
Los precios —dice quien se ha dedicado por casi tres lustros a la venta de discos de vinilo, agujas para tornamesas, equipos y adornos—, oscilan entre Q80 y Q150.
La música que principalmente buscan, depende de la edad. Mis clientes frecuentes son personas adultas y buscan géneros como la marimba, boleros, tríos, y demás géneros de antaño. Mientras que los jóvenes buscan géneros como el rock, metal, alternativo, entre otros géneros, destaca Cetino.
En el país es muy difícil encontrar lugares donde este sea su producto principal, pero si se indaga en las profundidades de la ciudad, puede encontrarse locales en los que aún se mantiene viva la esencia y el viejo polvo que emana de las cajas de acetato.
Colocar la aguja en el acetato para que aflore la música y la nostalgia empieza a ganar terreno en el país.