De acuerdo con el Perfil Ambiental 2010-2012 y el Pacto Ambiental 2016-2020, las principales preocupaciones son:
La fragmentación social, política, económica y cultural de la sociedad: Estas son causas y, a la vez, consecuencias de la falta de acuerdos para enfrentar la problemática de los bosques, biodiversidad, suelo, atmósfera, agua y energía que requieren soluciones nacionales y deben responder a compromisos internacionales.
Cuidar el agua: Aunque se utiliza menos del 20 por ciento del agua existente en el país, su disponibilidad varía en el tiempo y la geografía. Por ejemplo, de cada cinco litros que se extraen en el área metropolitana, solo se recarga uno al sistema hidrológico. Los lagos y ríos están contaminados en un 95 por ciento y se bombea agua del manto freático, sin control alguno.
Reforestación y pérdida de biodiversidad: Entre 2006 y 2010 se perdieron 38 mil 600 hectáreas anuales de bosque dentro y fuera de áreas protegidas —aun cuando estas son el último bastión ambiental— y el 65 por ciento del territorio es de vocación forestal, pero menos del 34 por ciento tiene bosques.
Mejorar la gestión ambiental: La institucionalidad pública debe fortalecerse en finanzas, operatividad y coordinación, para liderar el proceso rumbo a la sostenibilidad ambiental.
Disposición de desechos sólidos: Cada año se generan 2.3 millones de toneladas métricas de desechos y solo el 30 por ciento se recolecta para destrucción o reciclaje. Los ríos, barrancos, calles y carreteras se usan como basureros.
Producir sosteniblemente: Las crecientes demandas del mercado exigen a diario más materias primas y otros bienes de consumo que deben ser producidos con prácticas novedosas.
Afrontar el cambio climático: Guatemala necesita hacerle frente a los impactos de este fenómeno, que se manifiestan en sequías, inundaciones y heladas que amenazan a la agricultura.