- A lo largo de casi cuatro décadas se han realizado nueve elecciones generales en Guatemala, pero nunca se había visto tanta desconfianza como en esta ocasión, producto de cinco aspectos que generan dudas y aumentan las críticas. Aquí analizamos la forma en que se ha creado una maraña confusa en torno al proceso electoral.
Análisis de Crónica
Treinta partidos políticos están autorizados a participar en las próximas elecciones y al menos 24 de ellos han proclamados binomios presidenciales y solicitado su inscripción ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en donde afloran algunos de los retos que enfrenta el proceso que culminará con la elección de nuevas autoridades nacionales y municipales.
En nueve elecciones generales realizadas desde 1985 nunca se había presentado un ambiente de tanta incertidumbre, aunque paulatinamente se observaba un desgaste en cada proceso, producto de un sistema de partidos políticos que nunca ha querido actualizarse, modernizarse y escalar en principios democráticos.
Las voces de advertencia no se han hecho esperar y todos los grupos de observación electoral independientes –nacionales e internacionales– han advertido y/o denunciado la parcialidad que se observa de parte de las autoridades electorales. Pero hay otros factores que influyen de manera negativa en la campaña y que se reflejarán con el resultado en las urnas.
Veamos aquí los factores que crean una maraña difícil de desenredar y que tiene trampas en cada nudo que se forma:
5 puntos para poner atención y entender
Lo que está sucediendo no es producto de la casualidad o simplemente por el desgaste normal del sistema político. Hay intencionalidad de parte de la clase política durante largo tiempo y últimamente la mano de la alianza oficialista que controla el país y todas sus instituciones.
1 – MULTIPARTIDISMO: Divide y vencerás. Al parecer, este refrán es el que funciona para los intereses de la clase política dominante. Sabiendo que, en la gran cantidad de partidos, candidatos, promesas, propuestas y mensajes, es difícil que el electorado tenga ideas claras, se favorece a los candidatos más conocidos y con mayores recursos, no necesariamente los más idóneos para los cargos.
Aunque no todos participan en la campaña electoral, hay 30 partidos políticos inscritos. La gran mayoría de ellos no tiene ideología o filosofía, ni representación popular real. Son organizaciones o vehículos electoreros, que se dedican a la venta de candidaturas, como parte de un negocio floreciente en el ámbito político-electoral.
La situación es tan patética, que muchos de los nombres de los partidos inscritos ni siquiera son conocidos. Lo mismo sucede –incluso– con los binomios presidenciales, muchos de ellos integrados con personas sin trayectoria alguna, como se supondría si se tratara de candidaturas serias.
En ese mundo del multipartidismo es evidente que no hay representatividad tampoco. Solamente el partido UNE tiene más de 90 mil inscritos, mientras que los demás apenas logran el número básico para inscribirser y luego quedan en cifras menores a los 30 mil afiliados, muchos de los cuáles lo hicieron por dinero o promesa de empleo, más que por convicción.
Esa debilidad partidaria explica por qué la gran cantidad de partidos que han desaparecido desde 1985.
2 – LEY ELECTORAL Y DE PARTIDOS POLÍTICOS (LEPP): La Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEEP) sirvió para retomar los procesos electorales y garantizar –en su momento– que las elecciones fueran libres y transparentes. Hay que reconocer que lo logró en los primeros procesos, pero pronto principió a mostrar deficiencias que antes no eran evidentes.
Desde los primeros años del silgo XXI principió a discutirse sobre la necesidad de modernizar la LEPP y fortalecer por medio de ella la democracia. Ya entonces se vio poco interés de la clase política para promover cambios auténticos y profundos. Cuando estas se dieron, no solo no alcanzaron las aspiraciones de la población, sino que sirvieron para enmarañar más la actividad política, bajo la fachada de que se estaba haciendo más transparente.
La actual LEPP es más bien parte del problema. Permite la discrecionalidad del TSE, no logra la transparencia en el financiamiento y, lo peor de todo, no impulsa principios democráticos a lo interno de los partidos. De hecho, las nominaciones para los cargos de elección popular siguen siendo decididos por una pequeña cúpula de cada partido.
En la mayoría de ellos se pueden comprar las nominaciones para alcaldes o diputados. En el caso de los binomios presidenciales, estos deben llegar con un buen cheque bajo el brazo o no logran participar, si es que los partidos no son ya de su propiedad.
La Ley regula también la publicidad de la campaña electoral. Bajo un concepto engañoso de equidad, se condena a los candidatos poco conocidos y se favorece a los mismos, especialmente por el nivel de conocimiento que puedan tener. Ello explica que en casi todas las elecciones ha ganado un candidato con una, dos o más participaciones.
3 – REDES SOCIALES: Este es un fenómeno de confusión que ha venido creciendo durante los últimos procesos. Ha sido notorio que cada vez más se utilizan para informar, ¡pero también para desinformar!
No son pocos los grupos de interés que crean o montan netcenters para ser utilizados durante la campaña. Cierto es que las redes son útiles para dar a conocer ideas o propuestas, pero la fuerza que se hace por medio de los netcenter suele ser mayor, ya que se utilizan fondos para llegar a más personas. Casi todos estos centros de redes sociales, creados para la ocasión, sirven para atacar y desacreditar a rivales, pero también se utilizan simplemente para sembrar desinformación entre el electorado, con el fin de favorecer a alguno de los candidatos.
Este es uno de los mayores embrollos que deben enfrentar los electores, muchas veces sin posibilidad, tiempo y recursos para discernir entre los mensajes reales y los falsos o fake news.
4 – FINANCIAMIENTO ILÍCITO: Aunque se supone que la LEPP combate este aspecto, es claro que no lo logra. El mayor problema se puede ver con el financiamiento de grupos delincuenciales, como el narcotráfico, pero también hay otras estructuras criminales que influyen con dinero en campañas a nivel presidencial, legislativas y municipales, según el interés que tengan.
El TSE ha demostrado que no tiene capacidad para fiscalizar a los partidos políticos, lo que facilita que el dinero fluya en las campañas electorales.
En el caso de empresas que hacen negocios con el estado –constructoras, farmacéuticas y demás– suelen acercarse a los candidatos con mayores posibilidades. En algunos casos, esperan hasta la segunda vuelta para que su inversión sea más segura.
No está de más recordar la denuncia de que Alejandro Giammattei pudo haber recibido Q18 millones de empresas constructoras durante el proceso de 2019, como lo denunció el medio salvadoreño El Faro, basado en una de las investigaciones que seguía la Fiscalía Contra la Impunidad (Feci), antes de ser desmantelada.
Muchos de los gastos de los partidos son pagados de manera directa por financistas anónimos, y no pueden ser fiscalizados por el TSE. Otras veces, son las autoridades electorales las que se hacen de la vista gorda y miran hacia otro lado para no iniciar persecución del dinero que se mueve durante la campaña.
5 – COOPTACION DEL TSE Y DE LAS CORTES: Este es, posiblemente, el mayor de los problemas en el actual proceso electoral, porque la institución llamada a generar confianza y garantizar transparencia, actúa precisamente para crear esa maraña de problemas que han generado tantas dudas e incertidumbre en los observadores y analistas políticos.
La integración del actual TSE se hizo de una forma premeditada por la alianza oficialista, que ha venido trabajando esforzadamente en la cooptación de las principoales instituciones del Estado. A diferencia de tribunales anteriores –aunque se observó un deterioro también en eso–, en eta ocasión se eligieron magistrados sin trayectoria. Incluso dos de ellos, Ranulfo Rojas Cetina y Marco Antonio Cornejo Marroquín, llegaron a su cargo tras falsificar documentos para acreditar maestría y doctorado que no tenían.
Se hizo tan obvio que contaban con el respaldo de la alianza oficialista, que el MP ni siquiera abrió proceso en su contra, a pesar de las denuncias públicas y pruebas presentadas por la Universidad Da Vinci. El MP es una de las instituciones clave para que el oficialismo favorezca a grupos o personas afines o persiga a opositores y detractores.
El TSE cooptado actuó rápidamente para impedir la participación de dos candidatos presidenciales con posibilidades de pelear por la presidencia. Thelma Cabrera (Movimiento de Liberación de los Pueblos-MLP) y Roberto Arzú (Podemos). A la vez, favoreció las candidaturas de Zury Ríos y de Sandra Torres sobre las que había algún tipo de impedimento constitucional. La primera por ser hija de un golpista, el general Efraín Ríos Montt, yla segunda porque su candidato vicepresidencial, Romeo Estuardo Guerra, tendría impedimento por ser pastor evangélico en el momento de su inscripción. Ambas prohibiciones están contempladas en la Constitución.
Los analistas ven que estas acciones favorecen a candidatas afines al oficialismo, mientras que perjudican a opositores.
Un quinto candidato, Edmund Mulet, está ahora mismo bajo el ataque del MP, y podría quedar fuera si el TSE lo dispone.
Lo peor para esta situación de tener por primera vez a un TSE comprometido políticamente, es que las cortes, que deben intervenir para aplicar la justicia, están también cooptadas en este momento. La CSJ y la CC responden a las mismas directrices que llegan al TSE.
El futuro a corto plazo
El escenario en medio de la campaña electoral es complejo para los electores guatemaltecos. Más de 9.3 millones de personas han quedado empadronadas para votar en las elecciones del 25 de junio. Sin embargo, como es obvio, hay demasiados enredos, dudas, temores y amenazas sobre todo el proceso.
Al parecer faltan por verse algunas resoluciones más por parte del TSE y las cortes, pero todas y cada una de las acciones de la alianza oficialista, irán encaminadas a beneficiar a sus candidatos(as) y perjudicar a los opositores.
Listado de binomios
A continuación los binomios que han recibido credenciales. Es interesante destacar que la gran mayoría son personas sin trayectoria e incluso desconocidas para el gran público.
- CABAL: Edmund Mulet/Máximo Santa Cruz.
- CREO: Francisco Arredondo/Francisco Bermudez.
- SEMILLA: Bernardo Arévalo/Karin Herrera.
- VAMOS: Manuel Conde/Luis Suárez.
- VALOR-PU: Zury Ríos/Héctor Cifuentes.
- UNE: Sandra Torres/Romeo Guerra.
- NOSOTROS: Rudy Guzmán/Diego González.
- AZUL: Isaac Farchi/Mauricio Zaldaña.
- VOS: Manuel Villacorta/Jorge Mario García España.
- ELEFANTE: Hugo Peña/Hugo Johnson.
- TODOS: Ricardo Sagastume/Guillermo González.
- CAMBIO: Álvaro Trujillo Baldizón/Miguel Ángel Ibarra.
- VIVA: Armando Castillo/Edgar Grisola.
- UNION REPUBLICANA: Giulio Talamonti/Oscar Barrientos.
- HUMANISTA: Rudio Lecsan/Rubén Rosales.
- FCN: Samuel Morales/Miguel Ángel Moir.
- REPUBLICANO: Rafael Espada/Arturo Herrador.
- URGN-WINAQ: Amílcar Pop/Mónica Enríquez.
- VICTORIA: Amilcar Rivera/Hugo Mazariegos.
- PROSPERIDAD: Carlos Pineda/Efraín Orozco.
- PIN: Luis Lam/Otto Marroquín
- BIEN: Guiovanni Reyes/Oscar Figuero.
Los dos binomios que han sido excluidos son:
- PODEMOS: Roberto Arzú/David Pineda.
- MLP: Thelma Cabrera/Jordán Rodas.