La soledad es un «problema de salud» y afecta a muchas personas en la sociedad

  • La Organización Mundial de la Salud considera que la sensación de sentirse solo es cada vez más persistente en muchas personas en la sociedad.

La Voz de América

Antoni Belchi

MIAMI, EEUU — La soledad es ya un problema de salud pública mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la sensación de sentirse solo es cada vez más persistente en muchas personas en la sociedad y advierte de las serias consecuencias que eso podría acarrear en el futuro.

Los efectos de la soledad

Es un tema bastante serio que, desde el organismo sanitario internacional, están tratando de abordar de forma urgente. Para ello han creado una comisión especial formado por varios líderes mundiales en materia médica, entre ellos el cirujano general de Estados Unidos, Vivek Murthy.

De hecho, Murphy lleva varios meses advirtiendo sobre esta situación en Estados Unidos y ha dicho que los efectos de la soledad en la mortalidad equivalen a fumar 15 cigarrillos al día.

“Ahora sabemos que la soledad es un sentimiento común que experimentan muchas personas. Es como el hambre o la sed. Es una sensación que nos envía el cuerpo cuando nos falta algo que necesitamos para sobrevivir”, dijo Murthy en mayo en entrevista con la agencia Associated Press. “Millones de personas en Estados Unidos están luchando en las sombras y eso no está bien. Es por eso que emití este aviso para abrir el telón a una lucha que están experimentando demasiadas personas”.

La experta en psicología clínica, Christina Ballinoti, defiende que la soledad puede generar “problemas mentales y físicos” por lo que se pueden pasar por alto estas consecuencias. “El cerebro humano nació como cerebro social, se llama así, porque se entiende que tenemos que estar conectados con la gente, que siempre estamos dispuestos a tener amigos, charlas y, generalmente, mejor en persona”, decía.

La soledad en números

Un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) señala el número de adultos estadounidenses que recibió algún tipo de tratamiento para la salud mental aumentó durante la pandemia del COVID-19. En 2021, en plena pandemia, el 22 % de los adultos recibió tratamiento de salud mental, mientras que en 2019 esa tasa era del 19 %.

“Durante el transcurso de la pandemia había tres veces más de probabilidades de ver personas afectadas”, explica el Dr. Gustavo Alva, miembro de la Junta Estadounidense de Psiquiatría y Neurología, durante una entrevista para la Voz de América.

Según el especialista, el hecho de haber estado aislado de forma prolongada es un factor que contribuyó, sin lugar a duda, a que hubiera un aumento de los casos de depresión. Pero también hay otras circunstancias que pueden afectar el incremento de pacientes tratados por cuestiones relacionadas con la salud mental.

“Si alguien sufrió consecuencias graves por este virus, no solamente tuvo síntomas físicos, sino también síntomas mentales y eso acarrea problemas depresivos. También si hemos perdido a algún ser querido a causa de este virus, obviamente hay duelo y se agudiza la probabilidad de tener problemas con la depresión. Y, por último, es que las personas afectadas por el COVID-19 definitivamente también tuvieron una exacerbación o un mayor problema de los síntomas de depresión”, expone el médico, que también ha sido distinguido por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría por su contribución en este campo.

Soledad y pandemia

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus empeoró este panorama en Estados Unidos debido al aislamiento. El informe de Murthy señala que los estadounidenses pasaron unos 20 minutos al día en persona con amigos en 2020, frente a los 60 minutos diarios casi dos décadas atrás. Y la soledad está afectando especialmente a los jóvenes de entre 15 y 24 años, que admiten una caída del 70 % en el tiempo pasado con amigos durante el mismo período.

“Los jóvenes en particular necesitan buscar un grupo de pertenencia fuera del hogar, en la adolescencia, a partir de los 13 años. Cuando se les corta eso, realmente puede haber un aumento en el índice de depresión y también en el índice de suicidio y autolesiones”, señala Ballinoti.

La situación «preocupante» entre los jóvenes

Otro informe de Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kenndy Shrive, dependiente de los Institutos Nacionales de Salud de EEUU confirmó “un aumento en el número de suicidios entre jóvenes de 10 a 19 años y en la proporción de suicidios de jóvenes en comparación con la población general”.

Y, de nuevo, la pandemia de coronavirus tuvo graves consecuencias en la salud mental de los adolescentes de EEUU, y cerca del 60 % de ellos manifestaron sentimientos de tristeza o desesperanza persistentes, de acuerdo a los datos de los CDC.

La violencia sexual, los pensamientos y el comportamiento suicida y otros problemas de salud mental afectaron a muchos adolescentes independientemente de su raza u origen étnico, pero fue aún más intenso en las niñas y los jóvenes de la comunidad LGBTQ en la mayoría de los ámbitos.

Los resultados son similares a los encontrados por encuestas y reportes anteriores, y muchas de las tendencias empezaron antes de la pandemia de coronavirus, pero el aislamiento, las clases a distancia y el mayor uso de las redes sociales durante la pandemia empeoraron las cosas para muchos jóvenes, señalaron expertos en salud mental.

Pero también afecta a las personas mayores. José Figueroa, de 68 años, confiesa sentirse solo. No tiene a nadie en quién apoyarse, a pesar de tener un hijo. “Él nunca me llama. Nunca se preocupa por mí. Y aún así, yo lo sigo amando y lo sigo queriendo y adorando”, relata.

Solo tiene a su mascota, que se ha convertido en su fiel confidente. Pero admite que no aguanta sentirse solo. “La soledad te va matando lentamente. Desgraciadamente es así la vida y el destino de uno”, dice resignado entre lágrimas.

El llamado a impulsar políticas al respecto

Un informe de la Universidad de Harvard recomienda “campañas de educación pública nacionales, estatales y locales” para visibilizar la “epidemia de la soledad”. En ese sentido, los autores abogan que el gobierno diseñe planes de divulgación mucho más efectivos sobre la soledad en escuelas, universidades y centros de trabajo.

“El gobierno federal debería ampliar su compromiso con el servicio nacional para los jóvenes y para que los gobiernos estatales puedan hacer mucho más para promover” la existencia de esta situación.

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