LA RED: el día que a Miguel Martínez lo sacaron de Antigua… «¡Trinquetero!»


Dícese de alguien que hace trinquetes, se enriquece a base de mordidas o sobornos, timador… en otras palabras, político corrupto.

Crispino Picón Rojas

Ese sábado 14 de octubre, el día estaba soleado.  Para complacer a Miguelito, el presi Alejandro Giammattei llamó a su ministro de la Defensa, Henry Reyes, para pedirle que pusiera a su disposición un helicóptero, porque tenía que viajar a Antigua Guatemala y así no sufriría el estrés del tráfico, ese que los mortales comunes y corrientes tienen que aguantar para ir a la Ciudad Colonial.

¡Gracias, gracias y mil veces gracias!, le dijo agradecido el patojón, porque entonces ya no tendría que correr tanto para llegar hasta la Iglesia La Merced para ser padrino de confirmación de su sobrino. 

Por cierto, La Merced es el templo católico más icónico de Antigua y su Cristo sale cada Semana Santa en dos ocasiones en procesión, en el evento religioso más admirado por propios y extraños que llegan a ver su imagen durante los días santos, pero específicamente el Domingo de Ramos y el Viernes Santo por la mañana.

Pero ya me desvié del tema.  Volvamos a Miguelito y su mundano viaje a Antigua.  Quedó de juntarse con el presi al mediodía para un churrascón Pérez presidencial en su humilde mansión en las faldas del volcán de Agua, para dónde ya salió la avanzada presidencial, con cocineros y todo el personal de seguridad.  Un aparato igual de grande que el que tanto criticó a sus antecesores Jimmy Morales y Otto Pérez, rodeados de agentes de la SAAS, la misma que dijo que disolvería al nomás llegar a la presidencia.  Al fin y al cabo, para los chapines las promesas de campaña se inventaron para eso… para que queden en promesas. 

Tras aterrizar en Antigua, lo esperaba su propio y particular séquito de guaruras y demás.  Miguelito se movilizaría en el pick-up placas 704HQF, a nombre de Beko, S.A..  Bueno eso no tendría relevancia, si no es porque resulta que esa empresa es contratista, y grande del Gobierno y de SuMuni, la de Ricardo Quiñónez.  Aunque la empresa ahora lo niega, se sabe que es una de las muchas formas de devolver los favores por el montón de contratos que le dan.  Claro que eso no es más que una especie de aperitivo, porque lo demás que reparte me cuentan que es grueso y sería investigado por cualquier fiscalía medianamente independiente en un país democrático, cosa que aquí, mi querido lector, todos sabemos que no sucederá jamás, porque para eso está doña Cony.

En fin, pronto Miguelito ingresó a la Iglesia con su cara de niño devoto.  De inmediato el cura párroco, antes de empezar el evento de confirmación para el colegio La Salle, escuchó murmullos.  Siendo los antigüeños muy comunicativos, en cuestión de minutos se había congregado un montón de gente para increparle. Lo más ligth que le dijeron fue: ¡corrupto, corrupto!, porque todo lo demás mejor ni lo pongo aquí.  Pero le dijeron hasta qué se iba a morir, como dice el refrán popular.

Miguelito se comunicó con su seguridad y pidieron agentes de la PNC, los que llegaron más rápido que un auto de fórmula 1.  Nada qué ver con la respuesta que tiene un vecino cuando descubre que hay ladrones en su casa.  Se queda esperando a los agentes, que brillan por su ausencia.

Por algo le dicen primer damo, porque todos se le cuadran en el Gobierno.  Solo así pudo salir entre empujones y el griterío en su contra, pero bien escoltado, sin dejar que lo tocaran.  Dejó a su madre y hermano en la iglesia, pero también les cayó su baño de recordatorios sobre su increíble forma de enriquecerse, sin tener siquiera chamba.  Hasta la bolsa de marca de la señora de Martínez fue fotografiada por los indignados vecinos de Antigua.

¡Ah…! Pero esto no termina con la huida.  La familia política de Giammattei se trasladó a las afueras de Antigua, en las faldas del volcán de Agua para disfrutar del famoso churrascón Pérez presidencial y ahí le contaron lo sucedido al mero meroquien, indignado, pidió que de inmediato le pusieran al teléfono a la fiscal general Consuelo Porras para que les abriera proceso por traición a la Patria al grupo de montoneros.

¡Quiero cárcel a quienes agredieron a Miguel! ¡Que Curruchiche los persiga y que Fundaterror los haga pedazos en las redes sociales! A modo de calmarlo, doña Conyle recordó que ya tenemos muchos clavos como para sumar otro.  Mejor mandemos el caso a la fiscalía de Antigua y luego me encargo yo.

El presi se calmó, pero Miguelito murmuró: Eso quiere decir que la vieja no moverá un dedo por mi… Mientras, en las calles de Antigua Guatemala, se comenta: ¡Sacamos a ese trinquetero! Ahora falta ver si no trae cola.