- La quema de fuegos artificiales y pólvora es tradición en la medianoche del 24 y 31 de diciembre en Centroamérica. El Salvador y Guatemala le apuestan a campañas de prevención de quemados. Honduras prohíbe la pólvora en algunos municipios.
SAN SALVADOR — En El Salvador, Guatemala y Honduras el uso de la pólvora es una tradición muy arraigada en las celebraciones navideñas: las familias prenden desde fuegos artificiales que llenan de luz el cielo, hasta pequeñas figuras de pólvora que venden en las esquinas de los barrios.
El 24 y 31 de diciembre es tradición preparar en las entradas de las casas los cohetes, las estrellitas o los morteros que serán explotados cuando el reloj marque la medianoche.
Y es que aparte de ser una tradición de Año Viejo, la venta de pólvora es, además, parte de la subsistencia de algunas familias centroamericanas.
A inicios de diciembre, los vendedores comienzan a armar los tenderetes de lámina y madera en que almacenan los distintos tipos de pólvora, pese a los riesgos de su uso.
En el último mes del año los gobiernos del Triángulo Norte de Centroamérica suelen declararse en alerta debido a los riesgos a la salud que conlleva la quema de pirotecnia. A través de campañas en redes sociales o con leyes que prohíben la venta en algunos lugares, buscan reducir el número de quemados.
En El Salvador, por ejemplo, está permitida la venta de morteros medianos, volcancitos o estrellitas para los niños. No obstante, hay artefactos, como los silbadores o los morteros grandes, que están prohibidos por ley.
Pese a ello, siempre aparecen reportes de quemados al iniciar un nuevo año. En diciembre del 2021, 305 personas resultaron quemadas a raíz del mal uso y manipulación de la pólvora en El Salvador. De estos, 114 quemados fueron menores de 18 años, según el Ministerio de Salud de ese país.
Mientras, en diciembre pasado en Guatemala, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) declaró en alerta máxima las unidades de pediatría de la red hospitalaria debido a que la mayoría de quemados durante las fiestas navideñas eran menores de edad.
Entre el 24 y 31 de diciembre, los principales hospitales y unidades de bomberos de ese país atendieron al menos 63 emergencias por quema de pólvora, de acuerdo con cifras oficiales.
En cuanto a Honduras, la Fundación Hondureña para el Niño Quemado (Fundaniquem) reportó 18 niños quemados en las últimas fiestas.
Las quemaduras no son el único desencadenante de esta tradición: un reporte del Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador señaló que el año pasado hubo un “incremento importante” de material particulado en el aire a causa de la quema de pólvora.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) sostiene en un artículo que dicho material es una mezcla de partículas sólidas y gotas líquidas que conviven en el aire.
“Las partículas menores a 10 micrómetros de diámetro suponen los mayores problemas debido a que pueden llegar a la profundidad de los pulmones y algunas alcanzar el torrente sanguíneo”, expone la entidad.
En El Salvador, la institución pública medioambiental reportó material particulado de menos de 2,5 micrómetros de diámetro. Lo que generó “contaminación atmosférica” a inicios del 2022.
Los planes para esta Navidad y Año Nuevo
Pese a que en la región la pólvora es de venta libre (con excepción de algunos municipios en Honduras), hay países que continúan apostándole a las campañas de prevención de quemados.
En El Salvador, el gobierno activó el «Plan Fin de Año», en el que promueven mensajes en redes sociales sobre el adecuado uso de la pólvora. Asimismo, supervisan la venta de las mismas en conjunto con varias instituciones.
Guatemala, por su parte, ya arrancó con su «Plan Belén», que busca reducir riesgos de accidentes por la producción, comercialización y uso de pólvora.
En la capital hondureña difunden el mensaje «los cuentes no son juguetes». En este país el uso y comercialización de pólvora está prohibido en algunos municipios, entre ellos Tegucigalpa y El Progreso.