La literatura debería ser rentable

Pep Balcárcel es un artista que transita entre la escritura literaria, la periodística y la de editor. Está convencido de que las editoriales no deben cobrar a los autores publicados, sino incluso, pagarles por sus obras. Crónica conversó con él de sus proyectos

Francisco Alejandro Méndez

famendez@cronica.com.gt

Hablame de tu proyecto editorial

Pato/Lógica Editores es un proyecto que inicié hace dos años. En el 2013 publiqué un libro colectivo, Poesía Abstracta, de cinco poetas jóvenes. Luego la tuve en stand-by, por diferentes razones. El año pasado quise revivir el proyecto y trabajamos con Daniela Castillo el libro am-ne(C)ia, de poesía. La editorial pretende ser un proyecto que apoye el arte en diferentes aspectos.

 

¿Cómo se financia?

De ahorros, donaciones y con proyectos alternos; cada 6 meses genero un presupuesto. Este tiene que servir para publicar al menos 2 libros por semestre y apoyar festivales y otros eventos de arte en general.

Creo que la literatura siempre tiene algo de enfermizo. Ahora quiero que se convierta en un proyecto de apoyo a autores, que no se les cobre, y la idea es (incluso) poder pagarles. Darle también un valor al trabajo del escritor.

 

¿Qué hay sobre los Poetas del Chiri?

Es un evento que comencé en febrero del 2014. La idea era quitarle ese aire solemne a las lecturas de poesía y narrativa. Hacerlo en un bar, de forma constante, y siempre musicalizar el evento. Empezamos un grupo pequeño, y ahora somos unas 12 personas.

 

¿Cuál es la intención?

Darle un espacio de expresión a nuevas voces y que puedan compartir con otras ya conocidas; ser ese puente que permita a los autores conocerse, presentar sus proyectos y trabajo.

Ya llevamos más de un año en esto y los escritores que participan se han convertido en una especie de familia para mí.

 

¿Cómo logras combinar periodismo y literatura?

Ha sido difícil. Escribo para varios medios y, aunque siempre he tenido libertad creativa, es imposible no contaminarte con la voz del periodismo. Me gusta el periodismo porque muchas veces encontrás historias que superan a la ficción. Creo que el periodismo me hace más humano y la literatura me permite sobrevivir.

 

¿Cómo mirás el panorama nacional literario?

Creo que es bueno, aunque podría mejorar. Me da tristeza ver que muchas editoriales quiebren o tienen poquísimos recursos, que incluso deben llegar al punto de cobrarle al autor por publicar. Y esos problemas económicos son el reflejo de la falta de lectura en Guatemala; de un país donde a los 12 años te obligan leer El Señor Presidente y te imponen los motivos por los que debería gustarte la novela.

 

¿Qué pasará entonces?

Tenés un montón de jóvenes que odian la lectura, solo porque tuvieron malos profesores de literatura. Al final de cuentas, creo que quienes decidimos fundar una editorial sabíamos que no íbamos a volvernos ricos. No es el objetivo. Pero sería genial que la literatura fuera rentable, para apoyar a la misma literatura.

 

Sobre tus proyectos…

Trabajo en la edición de una novela de Cindy Barrascout, una autora joven que conocí este año.

Es una crack, y su libro explora tantos puntos de la existencia humana, desde un mundo fantástico, que resulta fundamental. También estoy aprobando otro par de propuestas.

Durante los primeros meses del otro año, además, saldrá la antología Chiribisco, que reúne los textos de quienes han leído durante casi dos años.

También quiero publicar dos libros que tengo reposados. Manifiesto de Ausencia, de poesía; y Cuentos Felices.

Un proyecto de Balcárcel consiste en musicalizar las presentaciones de poesía y narrativa.

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