La guerra de Ucrania se convierte en combates de artillería en la que Rusia lleva gran ventaja

  • Ucrania confirma que ya depende exclusivamente de la ayuda militar internacional

El ‘número dos’ de la Inteligencia militar ucraniana, Vadim Skibitski, ha confirmado este viernes que el Ejército ha agotado sus reservas de munición y depende exclusivamente de la ayuda militar internacional para defenderse de la invasión rusa.

«Esto se ha convertido en una guerra de artillería y estamos perdiendo», ha avisado Skibitski en declaraciones al diario británico ‘The Guardian’. «Todo depende ahora mismo de la ayuda que Occidente nos entrega. Hemos agotado casi toda nuestra munición de artillería», ha avisado el responsable de Inteligencia.

Ucrania ha acabado disparando entre 5.000 y 6.000 proyectiles de artillería al día, teniendo en cuenta que antes del inicio del conflicto Rusia aventajaba a Ucrania «entre 10 y 15 proyectiles a uno». «Nuestros aliados internacionales», ha apuntado, «nos han dado un 10 por ciento de lo que tiene Moscú».

El objetivo principal de Ucrania es conseguir que Occidente suministre lo antes posible los esperados sistemas de multilanzamiento de cohetes de largo alcance para destruir las posiciones de artillería rusas y espera concretar una propuesta de cara a la próxima reunión del grupo de contacto de la OTAN el 15 de junio.

Para mantener este tipo de guerra con misiles, Ucrania depende totalmente de la ayuda militar que pueda recibir de sus aliados, pues no dispone de armamento y misiles propios.

El Gobierno ucraniano, según explicó esta semana el asesor presidencial Oleksi Arestovich, necesita al menos 60 unidades, bastantes menos de las que la comunidad internacional está dispuesta a comprometer ante el temor de que estos cohetes puedan acabar impactando en territorio ruso, lo que supondría una escalada exponencial del conflicto.

Con todo, el jefe adjunto de la Inteligencia militar ucraniana percibe ciertas debilidades en la ofensiva de artillería rusa, que parece haber descendido en intensidad en los últimos días debido principalmente a que las sanciones internacionales están comenzando a hacer efecto y Moscú ya no puede reponer su arsenal con la misma velocidad. «Están usando cohetes H-22, muy antiguos, de fabricación soviética, lo que demuestra que se están quedando sin cohetes», ha explicado Skibitski.

Por lo que se refiere al estado actual del frente de combate, el asesor confirma que las fuerzas rusas están concentrando la inmensa mayoría de sus ataques en la región del Donbás y que la amenaza sobre otras zonas del noreste, como Járkov — la segunda ciudad más grande del país –, parece haber disminuido. Allí las fuerzas rusas parecen haber adoptado una posición defensiva tras un contraataque ucraniano en mayo.

En el sur, la situación en Zaporiyia y Jersón es extremadamente grave ya que los rusos han consolidado sus posiciones en ambas ciudades — casi completamente ocupadas — y se está atrincherando con «hasta dos y tres líneas de defensa».

A medida que la invasión rusa de Ucrania avanza hacia su cuarto mes, los funcionarios en Kiev han expresado temores de que el espectro de la «fatiga de guerra» pueda erosionar la determinación de Occidente de ayudar al país a hacer retroceder la agresión de Moscú.

Estados Unidos y sus aliados han entregado miles de millones de dólares en armamento a Ucrania. Europa ha acogido a millones de personas desplazadas por la guerra. Y ha habido una unidad sin precedentes en la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial al imponer sanciones al presidente Vladimir Putin y su país.

Pero a medida que se disipa el impacto de la invasión del 24 de febrero, los analistas dicen que el Kremlin podría explotar un conflicto arraigado y prolongado y un posible interés menguante entre las potencias occidentales que podría llevar a presionar a Ucrania para que llegue a un acuerdo.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, ya se ha irritado por las sugerencias occidentales de que debería aceptar algún tipo de compromiso. Ucrania, dijo, decidiría sus propios términos para la paz.

“La fatiga está creciendo, la gente quiere algún tipo de resultado (que sea beneficioso) para ellos mismos, y nosotros queremos (otro) resultado para nosotros”, dijo.