Jacques Augendre, 95 años y memoria viva del Tour de Francia

Jacques Augendre, sobrino del actor Henri Crémieux y con 55 ediciones del Tour de Francia entre sus coberturas, es el decano de los informadores de la gran ronda gala y el martes cumplirá 95 años. Es sin duda un testigo privilegiado de más de la mitad de las ediciones disputadas desde la inicial de 1903.

En su casa de Val d’Oise, al norte de París, este excolaborador de diarios como L’Équipe, Le Monde, Midi Libre y Le Télégramme es memoria viva de la competición más emblemática del ciclismo, que este año fue aplazada dos meses por la pandemia del nuevo coronavirus (29 agosto-20 septiembre).

El propio Jacques Augendre, que cubrió en vivo su primer Tour en 1949, unos años después de la Segunda Guerra Mundial, se muestra preocupado sobre la suerte de la edición de este 2020: «Christian Prudhomme (el director del Tour) me parece muy optimista, ¡me encantaría que tuviera razón!».

Los orígenes:

«Nací y crecí en una familia de ciclistas. Recuerdo haber ido a ver el Tour en Saint-Ouen-L’Aumône en 1935. Como vivía en Franconville, tomé mi bicicleta y me fui a ver su paso. A los 10 años tenía mi primer contacto real con el Tour, lo leí ya en L’Auto (el diario de los organizadores). Mi padre había visto pasar a los corredores del primer Tour en 1903 en Saint-Pierre-le-Moûtier. Tenía 12 años y nunca en su vida olvidó el entusiasmo que había y el ambiente revuelto».

El Tour de 1947:

«Lo viví a distancia. Formaba parte del grupo que se quedaba en el periódico (L’Équipe) para releer la copia. ¡Pero ese ambiente! Para nosotros, que nos acordamos de los Tours de antes como Marcel Proust se acordaba de sus magdalenas, fue un momento intenso de felicidad. Era el Tour de la paz recuperada, del renacimiento. La gente recuperaba la alegría. Y era un Tour muy bonito, uno de los más bonitos de la historia. A la llegada al Parque de los Príncipes, todo el mundo estaba de pie».

Los directores del Tour:

«Jacques Goddet (director del Tour de 1947 a 1986), un monumento de la prensa y del ciclismo, era un hombre con dos caras, la del organizador y la del periodista. Y en eso era un hombre con extremado rigor. Jean-Marie Leblanc, que le sucedió (de 1986 a 2006) salvó el Tour en 1998 (el del escándalo de dopaje del Festina). Tranquilo, razonable, con buen juicio, era el hombre clave, el único que podía hablar el lenguaje de los corredores y de los organizadores».

Las grandes hazañas:

«Dos me marcaron realmente. Estoy convencido de que nunca se hizo mejor que (Hugo) Koblet (135 km de escapada en la etapa Brive-Agen del Tour de 1951). Era, con (Jacques) Anquetil, uno de los corredores con más estilo. Pero al contrario que (Fausto) Coppi y que (Eddy) Merckx, no duró. Y también lo que hizo (Louison) Bobet en el Izoard en 1953».

Infinidad de anécdotas:

En sus obras (entre ellas «Jacques Augendre, la memoria del Tour de Francia») y sus entrevistas, este informador, ejemplo de varias generaciones, se ha revelado como un experto en analizar a los grandes nombres del ciclismo.

Por ejemplo, Raymond Poulidor, fallecido en noviembre del año pasado a los 83 años y que pasó a la historia como un corredor que rozó la gloria en el Tour en varias ocasiones pero sin lograr conquistarlo. Fue tres veces segundo en la ronda gala y cinco veces tercero.

«Era un hombre tranquilo y lleno de sentido del humor. A la vuelta del Mundial de 1974 (en Montreal, Canadá), donde terminó segundo con 38 años, por detrás de Merckx, le escuché responder a los periodistas que sí, que estaba contento, porque en el avión de regreso había logrado ganar 5,000 (francos) al póker a Anquetil y Merckx y que esa había sido la victoria más bonita de su carrera».