Las ballenas francas, especie declarada en peligro, están muriendo a unas tasas inusualmente altas en el océano Atlántico frente a Canadá y el norte de Estados Unidos, por lo que las autoridades de ambos países iniciaron investigaciones, informaron este viernes.
Al menos 13 de estos mamíferos marinos fueron hallados muertos este año, una cifra alta considerando que la población total de estos animales es de 450 o 500, indicaron los expertos de la Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) en un comunicado.
Habitualmente, 3,8 ballenas francas mueren al año en aguas de Canadá o Estados Unidos.
Las muertes son «significativas» y se requiere una respuesta inmediata, estimó David Gouveia, jefe del programa de monitoreo de especies protegidas de la NOAA en una región del Atlántico conocida como Fisheries Greater Atlantic Region.
«La recuperación de la ballena franca del norte del Atlántico es frágil y es uno de los retos de conservación más difíciles», señaló a periodistas en una conferencia telefónica.
«Cada factor que influye en su capacidad de supervivencia es importante», dijo.
Las causas más comunes de la muerte de estas ballenas son quedarse atrapadas en redes de pesca o por colisiones con barcos. Sin embargo, los expertos están a la espera de los resultados de las necropsias para determinar los motivos de las muertes y definir soluciones.
NOAA declaró un «evento de mortalidad inusual», con las siglas en inglés UME, desatando una investigación y liberando recursos para realizarla.
El primer reporte sobre este fenómeno fue el 7 de junio pasado, cuando una ballena franca del norte del Atlántico fue hallada muerta al oeste de la isla Prince Edward, en el golfo de St. Lawrence, Canadá, detalló la NOAA.
Del total, diez ballenas muertas han sido encontradas en Canadá y dos en aguas estadounidenses, y otra más fue hallada en Cape Cod Bay, en abril, antes de que se reportara el fenómeno UME.
El cadáver de una de las ballenas muertas en Estados Unidos fue encontrado en un severo estado de descomposición y otra estaba a 258 km de la costa por lo que NOAA no pudo recuperar los restos para posteriores estudios.