París, Francia | AFP |
Nada de regalos ni de flores, solo actos. La 40ª jornada internacional de los derechos de la mujer este miércoles será una ocasión para recordar que la lucha por la igualdad sigue vigente ante un auge del discurso sexista que inquieta a los movimientos feministas.
Creada por Naciones Unidas en 1977, la jornada del 8 de marzo reflejará este año las múltiples manifestaciones de millones de personas organizadas en estos últimos meses para defender sus derechos ante las políticas que cuestionan el derecho al aborto en Europa, la explosión del número de feminicidios en América Latina y la exaltación de los discursos machistas.
«El 8 de marzo no es solo una conmemoración, tiene que permitirnos reflexionar sobre la situación actual», explica a la AFP Barbara Nowacka, política polaca y representante del comité «Salvemos a las mujeres». Según ella, queda «mucho por hacer respecto al lugar de las mujeres en el mundo del trabajo, la sociedad y la política».
Los últimos cambios políticos la preocupan, como la despenalización de la violencia doméstica en Rusia o el intento del partido en el poder en su país, Derecho y Justicia (PiS), de limitar el derecho al aborto, cuando en Polonia este derecho es uno de los más restrictivos de Europa.
En otoño, más de 100.000 mujeres se manifestaron contra este proyecto, lo que hizo que el gobierno cediera temporalmente.
En 2015, el gobierno conservador español ya intentó restringir este derecho.
Siguiendo un «giro a la derecha», hay «un aumento en potencia de los antiaborto a nivel europeo. Se unen, están muy presentes en las redes sociales y disponen de apoyo político», observa Christine Mauget, responsable de las cuestiones internacionales del movimiento francés Planning familial.
«El problema no es el aborto sino los embarazos no deseados», se lamenta, que insiste en la importancia de la prevención y la educación sexual.
– Impedir que los derechos ‘retrocedan’ –
La lucha contra la violencia sigue siendo un tema preocupante. Según la ONU, un 35% de las mujeres han sido víctimas de violencia física o sexual en el mundo, 200 millones de chicas o mujeres han sufrido una forma escisión y 700 millones de mujeres fueron obligadas a casarse antes de los 18 años.
En octubre, fue toda América Latina que se alzó contra los feminicidios a través del movimiento #NiUnaMenos, surgido en Argentina tras la muerte de una adolescente, drogada y violada.
«Las redes sociales han servido de catarsis», analiza Ariadna Estévez, investigadora en la Universidad Nacional Autónoma de México, congratulándose por «el despertar» de esta región.
«Estamos en cólera pero no somos impotentes», añade por su parte Barbara Nowacka. «Los derechos de la mujer están en peligro más que nunca, pero se debaten más», añade, esperando que miles de mujeres polacas se manifiesten este miércoles «contra el gobierno» y en apoyo a «todas las mujeres oprimidas por el patriarcado y las religiones».
«En 2017, el tema del machismo continúa siendo central», reitera Christine Mauget. «Tenemos problemas para hacer avanzar las cosas, pero conseguimos impedir que retrocedan».
En enero, un día después de la investidura de Donald Trump, cuyos comentarios vulgares sobre las mujeres en 2005 sacados a la luz durante la campaña electoral dieron la vuelta al mundo, la «Marcha de Mujeres» congregó a más de dos millones de personas en todo el planeta, principalmente en Estados Unidos.
Luciendo gorros rosas con orejas de gato, en referencia a un juego de palabras en inglés con la palabra «pussy» que quiere decir gatito y también se refiere peyorativamente al sexo femenino, los manifestantes salieron a la calle para oponerse al programa del nuevo presidente y defender el aborto en la primera potencia mundial.
Dos días después de la gigantesca protesta, Trump aparecía en el despecho oval, rodeado de consejeros exclusivamente hombres, firmando un decreto para prohibir la financiación de oenegés extranjeras que apoyen el aborto.
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