¡FELICIDAR!… Un concepto apropiado para la época

¿Cómo sería un Gobierno que tuviera el concepto correcto de dar –servicio, oportunidades, libertad, trabajo, honestidad, obras, etcétera–, en vez de pensar en recibir?

Gonzalo Marroquín Godoy

El servidor público –en cualquiera de los niveles– debiera tener conciencia clara de que su función debe ser de utilidad social y que está en el cargo para servir a las personas y no para servirse del puesto y obtener beneficios personales más allá de su salario que, dicho sea de paso, Guatemala mantiene un nivel bastante elevado en comparación con otros países.

Prueba de ello es que el presidente de la República es uno de los mejor pagados del continente americano –gana un salario similar al de la vicepresidenta Kamala Harris (EEUU)–, mientras que hay ministros que llegan a redondear ingresos por arriba de los Q100 mil, tomando en cuenta su participación en diferentes directivas del Estado.

Sueldos apenas un poco más bajos ganan los magistrados de las diferentes cortes y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), sin olvidar que los alcaldes de muchos municipios se encaraman el salario cada cuatro años y algunos llegan a sobrepasar los Q100 mil mensuales. Esto para citar algunos de los ejemplos sobre salarios de nuestros servidores públicos.

En contraste, en Guatemala más de la mitad de la población vive en niveles de pobreza media, pobreza extrema o pobreza severa y el salario mínimo apenas se acerca a los Q3 mil mensuales.  La comparación resulta pues, grotesca.

Eso explica que gran parte del Presupuesto de la Nación vaya a parar al rubro de salarios o pago de servicios, y que quede poco dinero para inversión y atención de las necesidades de la población. Curiosamente debiera servir para que el Estado de un servicio de primera calidad a los guatemaltecos, algo que está muy lejos de suceder, como lo demuestra el bajo nivel que se observa en la atención a educación, salud, justicia, seguridad e infraestructura, entre otros.

Y si a eso se suma algo peor aún, como es la corrupción, entonces entendemos el por qué el país no progresa en el orden socioeconómico y por qué no surgen las oportunidades para la mayoría de la población.  Este conjunto de situaciones –falta de oportunidades, corrupción, inseguridad e impunidad– son a su vez el detonante para que Guatemala sea uno de los mayores exportadores de migrantes hacia Estados Unidos.

A veces no vemos lo mucho que esta realidad influye en este tema de la migración, pero la verdad es que esos guatemaltecos deben estar tremendamente frustrados y sin esperanza, para que no desistan de salir del país a pesar de los riesgos que ello implica, como ha quedado demostrado con la reciente tragedia ocurrida en Chiapas, México.

Nuestros servidores públicos no sirven, pero sí se sirven con la cuchara grande.  No dan a los demás, pero sí se dan a sí mismos un trato espectacular.

¡Que diferente sería si por un momento –cuatro años– se dedicaran a Felicidar

Ahora me refiero a la atinada campaña que lleva a cabo el IRTRA, en la que acentúa el efecto que tiene el dar, que no es otro que el de provocar y provocarse felicidad.

Por cierto, se puede hacer una comparación entre la labor de esa institución creada para dar servicio a los trabajadores del sector privado, y el Gobierno.  El IRTRA tiene como fin servir, lo hacen con excelencia, se invierte en mejorar la infraestructura para beneficio de sus contribuyentes –empleados y empleadores– y los resultados están a la vista.

En cambio, en el sector burocrático ocurre todo lo contrario.  Muy pocos son los servidores públicos que se entregan totalmente a cumplir su labor, el interés no es el bien común, sino que la mayor parte de su atención la centran en hacer obras o contratar servicios, pero con la debida retribución –coima o mordida–.  En eso no hay felicidar.

Hace mucho tiempo, ser servidor público era un gran honor.  Eso era más importante que el sueldo.  Hoy es totalmente lo contrario.  El sueldo es el que los lleva a los servidores y, una vez en la guayaba, amplían sus horizontes con los negocios.  Aquí, por supuesto, me estoy refiriendo a los peces gordos, esos que son los que más ganan, pero que son también los que tienen el país en trapos de cucaracha.

Guatemala debe convertirse en la Tierra del sí se puede.  El IRTRA nos lo muestra. Hasta se observa un comportamiento diferente –socialmente hablando– en los visitantes.  Cuando las cosas se hacen bien, promueven una reacción positiva de las personas, de los guatemaltecos.  En lo personal, en esta época navideña, todos podemos disfrutar de la felicidar, porque dar –desinteresadamente y con amor–… produce felicidad!!!