Expresidente Lula de Brasil lidera las encuestas para elecciones de 2018

A pesar de la popularidad del ex mandatario, la mayoría de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que analiza la apertura de ese juicio político a la presidenta brasileña defendió la continuidad del proceso en el debate que finalizó ayer.

Volvió Lula. El diario Folha de S.Paulo informó que Luiz Inácio Lula da Silva está al frente en la encuesta sobre potenciales candidatos a la presidencia con el 21 por ciento de intenciones de voto, dos más que la dirigente ambientalista Marina Silva y cuatro por delante de Aécio Neves, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, la mayor fuerza opositora y defensora del golpe institucional contra Dilma Rousseff.

El sondeo de Datafolha, que será publicado este domingo, muestra el ascenso vertiginoso del líder del Partido de los Trabajadores quien en marzo tenía 17 por ciento de intenciones de voto para una eventual elección presidencial. Datafolha además reportó que el 61 por ciento de los entrevistados apoyan el juicio político contra la presidenta, en 7 por ciento menos de lo que indicaba una consulta en marzo.

Lula reapareció el 18 de marzo pasado al hablar en un acto multitudinario en San Pablo en el que fue relanzada la movilización de las fuerzas progresistas y democráticas contra la destitución de Rousseff. A partir de esa fecha el ex mandatario comenzó a recorrer el país y participar en mitines como el del fin de semana pasado en Fortaleza, capital del nordestino estado de Ceará, al que concurrieron 60.000 personas.

Paralelamente, comenzó a trabajar como ministro sin cartera en el equipo de Rousseff y recompuso relaciones con partidos de centro y derecha para sumar votos contra el llamado impeachment (juicio político) impulsado por la oposición.

La mayoría de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que analiza la apertura de ese juicio político a la presidenta brasileña defendió la continuidad del proceso. El debate, que finalizó ayer, tuvo una duración de trece horas y dejó en claro que pesan más los argumentos políticos que los jurídicos.