Exigir desarrollo

Astrid Perdomo


El reciente informe de Índice de Desarrollo Humano, presentado el 19 de octubre, arroja algunos datos y aseveraciones sumamente preocupantes a tomar en cuenta por los actuales gobernantes, quienes en su primer año de gobierno han hecho muy poco, si no es que nada, por contrarrestar la precariedad con la cual se están prestando los servicios básicos que debe proveer el Estado. El INDH sostiene que el proceso de democratización en Guatemala, a partir de la Constitución de 1985 y el fin del conflicto armado interno en 1996, ofreció condiciones para una agenda de país con mayor equidad y justicia. En particular, los Acuerdos de Paz plantearon una ambiciosa ruta para lograr mejoras sustantivas en desarrollo humano. Sin embargo, de forma contradictoria, se implementaron políticas para reducir o privatizar funciones del Estado, lo que debilitó su capacidad para cumplir con los compromisos. De esa cuenta, el impulso a favor del desarrollo resultó insuficiente. El índice de desarrollo humano mejoró a una tasa anual promedio de 2.3 por ciento entre 2000 y 2006, pero de 2006 a 2014 esa tasa se redujo a menos de 0.3 por ciento, con estancamientos de las mejoras en salud y los ingresos promedio de la población.1

Además de que se logra constar el retroceso y que existe una alta deuda del Estado por atender a la población en las necesidades básicas, el Informe también apunta que: Diversos procesos des-democratizadores han continuado la degradación de la función pública y el debilitamiento del Estado, dejándolo vulnerable a la corrupción, cooptación, influencias sectoriales y mercantilización de las funciones estatales no privatizadas. Con capacidades limitadas, el Estado ha dado una respuesta débil a las demandas colectivas, con instancias de negociación sin vinculación y sin respeto de mecanismos comunitarios.2

Esto evidencia que el problema es una afección transversal de la cosa pública, en la  cual se requieren procesos que promuevan el fortalecimiento e institucionalización que pueda fomentar una administración pública eficiente, transparente y efectiva.

Ante esto resulta importante que se ponga bajo la lupa a quienes deben de trabajar por promover cambios, que evidencien que existe una voluntad por trabajar para mejorar las condiciones de vida para los guatemaltecos, sin importar el mes del año. La época de fin de año se empieza a sentir por diversos factores, el transito disminuye porque los colegios finalizan y los buses dejan de transitar por las calles, lo que despeja las vías principales durante las horas pico, otro factor es que se empieza a percibir una disminución del trabajo del aparato estatal, lo cual resulta preocupante, dado que en muchos casos no se logra la ejecución del presupuesto asignado para el año, y la preocupación no surge porque no sean capaces de gastarlo, sino que recae en cómo esta ausencia de ejecución se traslada a la  falta de proyectos o iniciativas que contribuyan al desarrollo del país; en todo caso, cuando empiezan a avanzar los días y se va acercando el final del año debería percibirse mayor trabajo para cumplir con metas establecidas y nuevas a proponerse para el próximo año, que estén en la línea de mejorar las condiciones de vida y evidenciar un avance en el desarrollo humano del país, no un retroceso.

La experiencia por la que pasó Guatemala tanto durante el 2015 con las movilizaciones ciudadanas, los casos de corrupción y un proceso electoral atípico con la mayor participación en la era democrática, como durante el aún en curso 2016, con reajuste de las esferas políticas, un gobierno sin experiencia, el reacomodo de la población luego de un proceso de despertar ciudadano, las modificaciones legales que buscan mejorar el sistema político y un proceso de diálogo para abordar la necesidad de la reforma constitucional en materia de justicia (solo por mencionar algunos de los hitos que se presentaron) deben significar más que solo hechos para hacer historia, la realidad de nuestra población es que no se han generado avances aceptables en el desarrollo humano, lo que debe ser preocupación de todos exigir que se trabaje como se debe, porque si pensamos que todo se hará después, se estará fomentando un Estado más vulnerable a la corrupción, lo que ya se vio cómo termina y el daño que genera al tejido social y el retrocesos al desarrollo.

 

  1. Informe Nacional de Desarrollo Humano, Más allá del conflicto, luchas por el bienestar 2015-2016.
  2. Ibíd.

 

 

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