“ESTE AÑO RETORNARÁN LOS CONFLICTOS”

Jorge de León Duque

Procurador de los Derechos Humanos

Actualmente existen más de mil focos de conflictividad en todo el país, y aunque en 2015 hubo una disminución de los conflictos sociales, esto pudo haber sucedido por el año atípico que provocó la corrupción. Sin embargo, en 2016 podría reaparecer este flagelo e incluso aumentar, según indica el procurador de los Derechos Humanos, quien hizo un llamado al presidente electo para que trabaje en una solución y no sostenga diálogos perennes.

Álvaro Alay

aalay@cronica.com.gt

¿Cuál es el panorama para 2016?

El año anterior fue atípico y no creo que tengamos otro año igual, porque, de alguna manera, los problemas políticos desviaron un poco la atención y, a pesar de que las personas siguen sufriendo la conflictividad, la energía se canalizó en exigir transparencia y lucha contra la corrupción, pero este año van a retomarse los conflictos sociales.

La gente está a la espera. En el 2016 puede salir de nuevo a las calles y hay que ser muy cuidadosos. Hablé con el presidente electo Jimmy Morales sobre quiénes le van a ver este tema, para que nombre en el Sistema Nacional de Diálogo a personas que manejen los temas indígenas, respetando sus tradiciones y formas de vida.

 

¿A qué le debe prestar mayor atención el próximo gobierno?

Los nombramientos son fundamentales y también son vitales las personas que van a nombrar en Gobernación, Sistema Nacional de Diálogo y otras instituciones, porque debe ser gente que comprenda la conflictividad y los temas indígenas, para que le diga cuál es el camino, pero si nombra a gente represiva, el augurio es fatal.

 

¿Cuáles pueden ser los retos de la nueva administración?

Al nuevo gobierno le esperan retos enormes, entre ellos el tema económico-financiero. Si de por sí es complicado dirigir un país, no contar con dinero para salud, educación o seguridad es un tema muy puntual y urgente. Se debe tener voluntad para priorizar el gasto.

 

Este año hubo manifestaciones pacíficas, pero surgieron de la insatisfacción. ¿Cómo puede garantizarse que no se conviertan en verdaderos conflictos sociales?

El presidente electo tiene que ser hábil y sincero con la población y rodearse de un gran equipo. Le dije que tiene una gran oportunidad porque no llegó con gran campaña, no tiene compromisos y cuenta con la oportunidad de nombrar a quien él quiera. Si da ese paso importante y nombra con responsabilidad, empieza bien porque podrá ir delegando. El presidente no lo puede hacer todo.

La gente quiere ver cambios. Lo que ha sucedido en el Congreso enardece a la población, y como el sistema político no ha cambiado, puede ser peor. Lo que se logró este año de manera pacífica se puede salir de las manos. No pasó a violencia porque se demostró responsabilidad, pero es importante que se den respuestas y presentar cambios. Ese movimiento social puede ser su mejor apoyo, o todo lo contrario.

 

La conflictividad persiste en el país. ¿Cómo la evalúa en general?

El tema sigue siendo complejo: hay varios factores que inciden, como los proyectos extractivos, de tipo hidroeléctrico, y ahora, los monocultivos. Esos son los tres elementos que abonan la conflictividad en un sentido importante. Lo peor es que hemos visto con preocupación que hay muchos de los líderes genuinos y auténticos que luchan por su tierra o territorio, pero existe persecución penal contra ellos.

 

¿Es decir que puede haber corrupción por parte de grandes empresas?

Si alguien denuncia ante el sistema de justicia cualquier hecho ilícito, puede haber algún avance de parte de la fiscalía, pero en realidad es un sistema de justicia muy lento que no solo tiene que ver con el Ministerio Público, sino con la Policía y tribunales; por eso sorprende la velocidad con que funciona la Justicia contra los líderes de algún movimiento.

Si alguien se opone a un proyecto determinado, a las tres semanas ya lo capturaron y se le acusa de daños a la propiedad. Hay algo ahí; es una celeridad muy rara porque si así fuera siempre, todo el sistema de justicia estaría bien.

 

¿Se da esto en todos los casos?

Salvo algunas excepciones, donde hay gente que está capturada por ilícitos y tienen que responder ante la Justicia. No puedo defender mi territorio quemando casas y asesinando personas, porque esos son delitos y deben ser castigados, pero en la gran mayoría de los casos sí existe criminalización. Es una táctica oscura y antigua que proviene de grupos radicales.

 

¿Cuántos puntos de conflictividad reporta la PDH?

Son más de mil, pero hay algunos que pueden generar mayor tensión, como el norte de Huehuetenango, Alta Verapaz, Izabal, San Rafael Las Flores y Petén, con la palma africana.

 

¿Cómo se puede evitar la conflictividad causada por los proyectos extractivos?

El diálogo es el primer paso, pero auténtico y genuino, para que logre algo. No podemos estar durmiendo el diálogo y cansar a la gente, porque después debe haber una propuesta, y esa es la enorme tarea del Ejecutivo.

Solo con diálogo no se resuelven los problemas; es el único mecanismo, pero deben existir resultados que conllevan metas y planificación. A eso se deberían sumar las consultas para que se determine si son vinculantes o solo indicativas.

 

¿Las empresas dan información sobre los proyectos a los pobladores?

No siempre y es una situación lamentable, porque se debe de dar información. Si uno está en su casa y llegan seis camiones al vecindario, se asusta y se pregunta ¿qué pasa, habrá tráfico, polvo, cables de alta tensión?, pero en muchas comunidades no tienen idea de qué sucede y solo ven pasar maquinaria sin saber qué daño les puede causar. Es un mínimo de respeto a la población.

 

¿Qué avances se registran en este

tema?

Es un tema complejo. En esta administración de transición de Alejandro Maldonado he visto con buenos ojos que están dando mucha información sobre los expedientes. Esto genera confianza y tranquilidad y se nota que hay buena fe. Ojalá que en la próxima administración exista la misma apertura.

Lo único positivo en la administración de Otto Pérez Molina fue Chixoy, que fue un ejemplo claro de buena voluntad del Ejecutivo. Aunque se diga que fue por presión de Estados Unidos o el Banco Mundial, se tuvo una solución. Ahora falta darle seguimiento para que se cumpla. Pero fue lo único que se hizo.

 

¿Pueden generarse nuevos focos de efervescencia social?

Si las cosas toman un rumbo equivocado, puede ser que sí. Hay más de mil focos registrados, pero hay áreas muy grandes, y si en una de ellas el tema se torna violento y se producen muertes, la gente puede salir a las calles, incluso a pedir renuncias. Los pasos a dar deben tener mucha sensatez y firmeza porque la gente está desesperada.

 

En relación con este aspecto, ¿cuáles son las fortalezas y limitaciones del nuevo gobierno?

No tiene compromiso con nadie. No llegó amarrado para no ver temas de grandes proyectos. Tiene que ir con mucha imparcialidad, pero velando por que se respeten los derechos de la población. Tiene una gran fortaleza y un respaldo, porque la gente lo escogió por ser distinto.

Los riesgos son que en lugar de tomar ese camino empiece con nombramientos de personas radicales y tomar el camino de la represión.

A juicio del procurador, para solucionar los conflictos es necesario buscar respuestas y ejecutar acciones, sin perder el tiempo en diálogos perennes e improductivos.