EE.UU. busca dar un salto grande en fútbol

Estados Unidos es una mezcla de inmigrantes irlandeses, ingleses, italianos, alemanes, polacos y en los últimos 50 anos de latinoamericanos –especialmente mexicanos–.  Y ahora su fútbol es reflejo de esa sociedad y hoy buscará dar un paso gigante si logra llegar a la semifinal de la Copa América Centenario venciendo a Argentina, uno de los favoritos del torneo.

Con el alemán Klinsmann, los estadounidenses esperan mostrar su calidad de juego, con características europeas, pero también del fútbol latinoamericano.

El fútbol en Estados Unidos nace ante todo entre los inmigrantes. Los que más lo juegan son los que se nacieron en países donde este deporte es rey o que tienen estas raíces raíces.   La selección es el reflejo. Hay hijos de colombianos, mexicanos, japoneses, ghaneses y húngaros, un liberiano y tres alemanes, entre otros.

El vestuario del seleccionado local en esta Copa América encierra todo tipo de costumbres. Y los dirige un alemán, a quien ya habían ido a buscar en 2006 y finalmente contrataron en 2011, a pesar de que no es tan querido en el plantel o entre la prensa hoy en día, pero sus resultados hasta ahora le favorecen, por lo menos hasta ahora.

Lo eligieron para promover un cambio de mentalidad y en el juego: había sido el primer entrenador de la transformación de Alemania. Klinsmann fue muy elogiado en sus primeros años, no así en el 2015 con la derrota en la final de la Copa de Oro, a lo que sumó no haber clasificado a los Juegos.

Para esta Copa repitió dos tercios del plantel del Mundial 2014. Con respecto a aquel equipo, Estados Unidos espera más de lo que presiona. Se siente más cómodo agrupado y explotando espacios, por lo que se transformó en un equipo bravo cada vez que se puso en ventaja.

Aun así, trata de jugar la pelota al piso, triangulaciones y muchas jugadas de pizarrón de balón parado en pelotas aéreas, muy al estilo Alemán.Y la clave resulta Michael Bradley, el volante que con sus pases decide cómo y hacia adónde se mueve el equipo. Por suspensiones faltarán sus laterales, los pistones Jones y Bedoya, fundamentales en haber llevado al seleccionado de las barras y las estrellas a esta semifinal. Pero tiene jugadores de calidad de recambio: Beckerman y Zusi.

Bradley es parte de la gran columna vertebral, aunque es lento y  le cuesta recuperar y pierde muchas pelotas en zonas peligrosas, convirtiéndolas en pelotas muy decisivas especialmente con jugadores peligrosos, como el goleador Gonzalo Higuain.

En el arco Brad Guzan, de gran contextura pero ágil en el mano a mano. Le sigue Michael Brooks, una roca, de los mejores centrales de la Copa. Y todo termina en Clint Dempsey, retrocede unos metros para que los centrales no tengan referencia, corre lo justo y llega para resolver en no más de un par de toques, aunque ahora tendrá enfrente al jefecito y a Otamendi junto con Funes Mori, dos centrales muy altos y muy firmes.

En el 4-3-3, por la derecha llega Zardes y del otro lado, sin Wood, podrían entrar Nagbe o Pulisic, un chico joven que promete pero con poca experiencia, que hace un año fue el capitán de la Sub 17 y debutó recientemente en la Primera del Borussia Dortmund.

Frente tendrá a un rival que no anuncia el gol; lo consigue y después se cierra bien. Un seleccionado de clara curva ascendente.  Esta Argentina de Messi, capta también la simpatía de amplios sectores de afición, como ha quedado demostrado en varios de los partidos del torneo.

En  1994, con el Mundial, el fútbol arribó definitivamente a Estados Unidos. El soccer empezó a desarrollarse en un país amante de otros deportes. En un barrio humilde a apenas 300 kilómetros de Dallas una familia trabajadora que vivía en una casa rodante, un chico estadounidense de 11 años rompió en llanto al enterarse de que el 10, el mejor jugador, Diego Armando Maradona, había dado positivo en el doping del partido Argentina-Nigeria. Clint Dempsey, el hoy orgulloso seleccionado estadounidense, era fanático de Diego.

Amante del fútbol por haber compartido su infancia con latinos –su castellano es  bastante bueno–,  en 1995 se propuso ser un futbolista después de que su hermana, jugadora de tenis a nivel regional, falleciera por un aneurisma sólo con 16 años. Justo en ese año EE.UU. sorprendió a Argentina en la Copa América de Uruguay con un 3-0. Pero en 2001 le tocó sufrir. Su USA llegó hasta cuartos de final del Mundial Sub 20 con él en el plantel, pero Argentina se metió en el camino y lo eliminó con un gol de oro. De aquel equipo argentino sólo repite Mascherano, autor de un gol ese día.

En 2004 Dempsey empezó su historia profesional, siempre con éxito, pero no fácil ya que nadie espera que un jugador nacido en Estados Unidos de familia netamente americana, sepa y pueda jugar al futbol. Primero en EE.UU., después en la Premier League y ahora en su selección. Está a cinco tantos de ser el goleador histórico y es el único yanqui que gritó en tres Mundiales diferentes. Lo cual lo hace un hombre con mucha experiencia pero también ya pasado de sus mejores momentos, ya no baja tanto, le cuesta la retención del balón y también tiende a objetar muy seguido los fallos del arbitro haciéndolo candidato a ganarse tarjetas fácilmente.

Mañana no estará Maradona, estará Messi, el que ha hecho de esta copa un éxito rotundo, con su carisma, barba roja y sus increíbles goles, pero enfrente esta un equipo mucho mas maduro, con un futbol exigente y físico y con ganas de pasar a la final, jugando en su casa, aunque mañana en Houston no creo que parezca que jueguen en casa, seguro que parecerá que estuvieran jugando en el Monumental