Los demócratas interesados en permanecer a su partido en el poder, enfrentan una clara división al inicio de su convención que oficializará a Hillary Clinton como su candidata para competir por las elecciones presidenciales de noviembre próximo ante Donald Trump.
Hace seis meses los demócratas se debatían entre Sanders y Clinton para aspirar a la nominación. Por su parte los republicanos estaban divididos por distintas propuestas en la mesa y la controversial aspiración de Donald Trump.
Sin embargo, las cosas son distintas ahora. Por un lado los republicanos cerraron filas y aunque Trump represente una amenaza, nada parecer importarles para conseguir su regreso a la Casa Blanca. Mientras tanto los demócratas tienen tan claro el panorama, pues los correos filtrados por Wikileaks dejan en evidencia un favoritismo de la cúpula del partido hacia la exprimera dama Clinton. Esto obligó a la jefa de la agrupación a renunciar.
Las cosas pueden recomponerse, ya que Clinton quiere convencer a las bases izquierdistas de que es suficientemente progresista, pero a elegir al senador Kaine como número dos, un político más pragmático que ideológico, les ha decepcionado.
Según elpaís, la exfuncionaria deberá afinar el mensaje. Primero, persuadir a los votantes descontentos de que dos políticos de carrera entenderán y resolverán sus problemas. Y segundo, rechazar la visión apocalíptica de Trump sin que parezca que caen en la complacencia y que en los EE UU del presidente demócrata Barack Obama son el mejor de los mundos posibles.