ENFOQUE: Preguntas con respuesta para saber por qué estamos como estamos


Aunque siempre cabe aquello de que “todo depende del cristal con qué se mire”, hay “hechos” que sirven para explicar lo que ha sucedido y sucede en la Guatemala de hoy.

Gonzalo Marroquín Godoy

“Hechos” es una palabra que tiene varias acepciones en el Diccionario de la Lengua Española y entre ellas destacan las que muestran que significa “acontecimiento”, “suceso” o algo que fue “verificado”.  En otras palabras, un hecho es aquello que ha sucedido y es comprobable –por diferentes fuentes y medios– y podríamos añadir que se trata de situaciones que no se pueden negar.

Digo esto para que podamos partir de “hechos” para analizar lo que está sucediendo en esta Guatemala de hoy, en donde pareciera que hay algunos que, convenientemente, tratan de no ver lo evidente, ni escuchar los argumentos que muestran el trasfondo oscuro que motiva a una minoría para promover lo que tan acertadamente ha llamado el exembajador estadounidense Stephen McFarland como “un golpe de estado en cámara lenta”. (Ver entrevista en: (https://cronica.com.gt/stephen-mcfarland-sigue-en-marcha-un-intento-de-golpe-de-estado-en-camara-lenta/).

En una amigable polémica sobre el tema intenté que mis interlocutores abrieran ojos y oídos a una realidad que no me la he inventado yo, ni es nueva.  Al contrario, es una realidad basada en “hechos” y, por lo tanto, cada respuesta se puede verificar de múltiples formas, además de estar a la vista de todo el mundo.

A manera de profundizar en la reflexión, expongo las mismas preguntas que les formulé a aquellos que están cegados pensando que se trata de un tema simplemente ideológico y ven en Bernardo Arévalo a un auténtico demonio izquierdista que, según ellos, convertirá Guatemala en una Nicaragua o Venezuela.

Estas son las preguntas, aquí con las respuestas que pueden ser verificadas por múltiples fuentes, pues no se trata solamente de mi opinión:

  • ¿Existe o no una corrupción desmedida que alcanza todas las instituciones del Estado?

La respuesta la podemos encontrar, como ejemplo, en el escándalo de la compra de vacunas rusas que costó al Estado más de Q400 mil en pérdidas, pero también están los más de 140 reportajes-denuncia documentados que elPeriódico publicó sobre grandes casos de corruptela antes de ser obligado a cerrar. Aquí sería imposible presentar todos esos casos, pero basta decir que además de ese medio, la prensa independiente del país ha publicado sobre la porquería en que se ha convertido la gestión pública. Negarlo es imposible.

  • ¿El MP investiga los casos de corrupción? Y… ¿Los denuncia la contraloría?

En ambos casos, es un hecho que ¡NO! Prueba de ello es el mismo caso de las vacunas, que ni siquiera ameritó que se abriera una investigación, aunque sea “para taparle el ojo al macho”, como dice el refrán popular.  No se diga de los otros 140 casos que tampoco motivaron a la Feci de Curruchiche a mover un dedo para investigar. Ojalá que el «antidemocrático» fiscal pusiera el mismo empeño para perseguir a los corruptos como pone para actuar contra los «opositores» al sistema.

  • ¿La justicia es selectiva y se aplica solamente a quienes se oponen a la corrupción?

La respuesta está en la también feroz persecución contra jueces y fiscales que hicieron algún aporte en la lucha anticorrupción entre 2015 y 2019.  A eso sumemos el linchamiento judicial del que ha sido víctima el periodista José Rubén Zamora, precisamente por denunciar casos nunca investigados, como la famosa “Trama rusa”, en la que se aportaron pruebas muy significativas e incluso el testimonio de un testigo presencial de aquel supuesto soborno, nada menos que al propio presidente Alejandro Giammattei.

  • ¿Tenemos un gobernante honesto, trabajador que promueve principios y valores democráticos?

Otra vez hechos: promesas incumplidas que principiaron con ofrecer la eliminación de la SAAS.  Luego puede hacerse una larga lista de acontecimientos en los que ha estado involucrado, aunque “tapados” convenientemente por el MP, entre los que pueden citarse el financiamiento ilícito de campaña denunciado por un medio salvadoreño y el New York Times con pelos y señales. Tampoco vemos actitudes democráticas, cuando es quien impulsa tras bambalinas esa farsa montada para traer al traste el proceso electoral e impedir el cambio de gobierno, por más que asegure una y otra vez que «entregaré la banda presidencial».

  • ¿Hay mafias incrustadas en el Estado que promueven corrupción e impunidad?

No creo que haya alguien que pueda negar con pruebas que la construcción de carreteras y obras públicas se ha vuelto en el mayor foco de saqueo de las arcas públicas.  Como hay tanta corrupción, se ha creado un manto de impunidad.  Prueba de ello es que el MP no investiga, hay jueces afines que fallan a favor de los mafiosos y las cortes responden a la alianza oficialista que impulsa todo esto

  • ¿Se ha convertido el Estado en un botín de la clase política, que se reparte como feudo propio plazas, negocios y demás?

No es nuevo ni mucho menos exclusivo de la actual administración, pero es algo que ha venido creciendo cada cuatro años, hasta llegar al momento actual, cuando descaradamente “hacer política” se ha vuelto “hacer negocios”.  Me atrevería a decir que lo que sin duda es un “hecho”, es que la mayoría de los políticos tienen familiares en instituciones del Estado y que muchos de ellos se han convertido en nuevos ricos durante su paso por el “servicio público”.

Me temo que es por todo eso – y “por muchas cosas más” (como dice la canción navideña)–, que Guatemala se codea con los peores en materia de educación, pobreza, desnutrición, salud en general, libertad de prensa y falta de oportunidades.  Por eso, cientos de miles de guatemaltecos buscan un mejor futuro en otro país.

¿Será que Estados Unidos, la Unión Europea, la OEA, la ONU y otros países que se han pronunciado sobre estos temas están equivocados y sólo el oficialismo y sus aliados tiene la razón? Fácil de responder.

Yo no sé cómo será de presidente–si lo dejan– Bernardo Arévalo pero estoy convencido de que no puede ser peor de lo que tenemos. ¿Nos llevará a ser una Nicaragua o una Venezuela? ¡Por favor!, el oficialismo y sus aliados ya nos llevaron a ser muy parecidos a ambos países.  No es de ideología, la corrupción y el abuso de poder son malos, vengan de la derecha o de la izquierda. 

He visto y vivido de todo a lo largo de cinco décadas de periodismo y puedo asegurar que pocas veces ha habido algo tan nefasto como lo que ahora tenemos.  No hay valores en la clase política, no se respeta la libertad ni el pensamiento, no hay estado de derecho y todas las instituciones del Estado bailan con la misma música.  No podemos permitir que nos arrebaten nuestra Guatemala…

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