ENFOQUE: La tecnología avanza; lo político y social, estancado…


La humanidad no deja de progresar en la amplia gama de la tecnología, mientras que en lo político y social se repiten patrones de siglos anteriores, aunque sean mas sofisticados.

Gonzalo Marroquín Godoy

Yo soy de la generación que ahora se llama baby boomers, comprendida por los nacidos entre 1946 y 1964, una generación a la que nos responsabilizan del crecimiento de la tasa de natalidad en el planeta.  De ahí, esa identificación que se hace para aquellos que nacimos después de la Segunda Guerra Mundial.

En lo personal, nací en 1954, un año muy agitado en la política criolla, porque Estados Unidos estaba propiciando la caída del presidente Jacobo Árbenz Guzmán, y el mundo navegaba en medio de la Guerra Fría, entre capitalismo y comunismo, entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Para entonces había algunos avances tecnológicos significativos, aunque su desarrollo era lento comparado con lo que vemos hoy en día.  La radio progresaba, la televisión apenas era en blanco y negro sin transmisiones en vivo, el automóvil cobraba popularidad, los periódicos se editaban en talleres donde cada línea de un texto que se publicaba pasaba por un complejo proceso de producción tipográfica.

Tras la caída de Árbenz se inicia una seguidilla de gobiernos militares, con golpes de Estado, alzamientos y conspiraciones, sin que la democracia pudiera fortalecerse

En lo social, Guatemala era uno de los países con mayor pobreza y explotación laboral.  Los pocos avances que se hicieron en materia social después de la Revolución se perdieron.  La educación pública entonces es mala y de insuficiente cobertura; el sistema de salud no atiende a la mayoría de guatemaltecos; y existe un ambiente de confrontación entre los de derecha y los de izquierda. ¿Suena conocido?

En tecnología hay progresos.  Llega la televisión a colores y las transmisiones en vivo, al extremo de ver al hombre caminar por primera vez en la Luna en 1969.  Los autos son cada vez más modernos, rápidos y atractivos; los aviones son confortables jets.

Transmitir una foto de un suceso internacional se hace por medio de una línea telefónica y toma quince minutos el envío, ¡de una solo fotografía! La televisión ya realiza transmisiones vía satélite y por los años 80 irrumpe el fax, como medio para enviar documentos, siempre por el sistema de telefonía.

En lo político cambiamos de Constitución en 1965, pero las cosas no varían en su esencia.  Los militares gobiernan con autoritarismo, la educación brilla por su mala calidad y ausencia en la mayor parte del país y nuestros índices en salud son los de un país tercermundista.

Progresos tecnológicos, pero atascamiento político y social.

Casi nadie lo sabe, pero desde 1960 se trabaja en una red de comunicaciones sofisticada.  Finalmente, a mediados de los años noventa se lanza la Word Ward Web (www), uno de los avances tecnológicos que más cambios ha traído para la humanidad, sobre todo en la interconectividad y el intercambio y traslado de información.

En Guatemala, casi una década antes, los militares entregan el poder a los civiles en 1986, con un fracaso escalofriante en lo social.  Seguimos navegando en medio de pobreza, mala educación, deficiencias en salud y un clima de confrontación permanente.

Se trata de un nuevo ensayo político, supuestamente el inicio de una era democrática. 

Si bien recibimos los grandes avances tecnológicos derivados del internet y telefonía móvil, en política vemos aparecer a cada momento la vieja política, que se niega a morir y dar paso a un nuevo estilo de hacer mejor las cosas para el país y sus habitantes.

Más claro no canta un gallo…

Los baby boomers chapines ya no vivimos las dictaduras a la usanza de las de la primera mitad del siglo XX –Estrada Cabrera y Jorge Ubico–, pero vivimos la mayor parte del siglo bajo gobiernos autoritarios con fachada democrática.  Lo que parecía una primavera democrática a finales de siglo, se convierte en una repetición de los mismos males arrastrados en el inicio del nuevo milenio.

La tecnología mantiene su marcha acelerada.  Se preparan vuelos turísticos para viajar al espacio, los carros con gasolina principian a dar paso a los eléctricos, los teléfonos se han convertido en una especie de minicomputadora. Nos informamos de todo con inmediatez.

La tecnología ha cambiado el mundo, pero ha influido poco en el quehacer político.

La tecnología es como un cohete espacial, mientras que, en lo político y social avanzamos a paso de tortuga.

Aquella pobreza que se veía cuando llegamos los baby bloomers al mundo sigue igual.  La falta de oportunidades persiste.  En su mayoría, la niñez y juventud reciben una educación que deja mucho que desear, y no les prepara para un mundo más competitivo. 

¡Ah!, pero el autoritarismo y las dictaduras siguen y se han vuelto más audaces.  La corrupción ya ni necesita sofisticación, porque simplemente no se persigue.  A la prensa, igual como ocurría en el siglo pasado bajo las dictaduras, se le reprime.  La vieja política está en cada esquina. 

No sé si para todos, pero para muchos baby bloomers es triste ver que los adelantos tecnológicos van a la velocidad de un rayo, mientras la política es una remora que impide el desarrollo social del país.