ENFOQUE: Es una ventaja (para ella) no saber a dónde va…

Gonzalo Marroquín Godoy

“Si no sabes a dónde vas, cualquier camino te llevará allí”.  Esa frase de Alicia en el país de las maravillas, tiene más de 150 años e ilustra a quienes andan sin rumbo.

Pueden estar sucediendo un montón de acontecimientos políticos a nuestro alrededor, pero en este momento lo que más preocupa a medio mundo es el tema de la vacunación, una decisión individual muy importante que, sin embargo, está llena de interrogantes en este momento: ¿Me vacuno?, ¿Cuál vacuna es mejor? ¿Cuál está disponible en Guate? ¿Si me pongo la primera, qué pasará con la segunda?

Si agregamos todas las dudas que hay sobre el manejo de la vacunación en el país, las preguntas se multiplican. Ha sido todo un desmadre desde el principio el famoso Plan Nacional de Vacunación, y la comunicación eficaz, nula.

Las autoridades de Salud y el propio presidente Alejandro Giammattei –no Giammaneti, como le dijo el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador–, dan versiones cambiantes a cada momento, mientras que, con cifras en la mano, el Laboratorio de Datos muestra que, al ritmo actual de la vacunación, terminaríamos de inmunizar a la población guatemalteca…¡¡¡ en el año 2029!!! ¿Qué tal?

Por supuesto no sucederá así, pero tampoco sabemos cuándo, cómo, mucho menos por qué.  Cada vez que escucho a la pobre ministra de salud en entrevistas por la radio, queda en evidencia que navega un barco sin rumbo, lo que puede ser una ventaja, pues como no tiene ni idea de cómo y cuándo tendrá vacunas, no se compromete con un cronograma… y entonces, no falla.

En dos platos, como no sabe a dónde va, cualquier camino la llevará allí.  Ciertamente la demanda de vacunas en el mundo es enorme.  Pero la pregunta es si no hemos sido demasiado lentos, torpes e incapaces para conseguir vacunas.  Veamos un ejemplo comparativo que nos debe llamar a la reflexión.

No tenemos que ir muy lejos para comprobar la poca capacidad que han tenido nuestras autoridades para combatir la pandemia. Aquí cerca, nuestro pequeño pero pujante vecino El Salvador tenía al día 17 de mayo 1,036,121 personas vacunadas (16.1% de la población), de las cuáles 366,265 ya han recibido la segunda dosis (5.7% de la población).

¿Y nosotros? Nada bien. Veamos –datos al 16 de mayo, un día menos–.  Se han vacunado 277,380 personas (1.7% de la población), pero solamente han quedado inmunizadas con las dos dosis 2,522 personas (lejos de llegar al 1% del total).

Seguramente el presidente Bukele y su equipo se han puesto las pilas y no han sido baboseados como sucedió a nuestras autoridades con las famosas Sputnik V, que de manera casi secreta –hasta que el negocio se destapó por medio de elPeriódico– se compraron y pagaron por anticipado la mitad, sin recibir a cambio ninguna fecha o compromiso de entrega de los 16 millones de vacunas. Bukele hasta dona vacunas a municipios hondureños.

Pero ese no es el único problema. No hay planificación, cronograma o ruta certera a seguir.  La información a la población ha sido confusa, al extremo que mucha gente no se registra por miedo, desinformación o simplemente porque ni siquiera saben como hacerlo. 

Por eso, menos del 50% de mayores de 70 años se han registrado.

Pero como no saben cuándo vienen las vacunas, tampoco se sabe lo que sucederá en el futuro.  Vamos a ciegas… o mejor dicho, vamos en la dirección correcta ¡a cualquier lado!

Cómo bien parece pensar la ministra Amelia Flores, cuando le preguntan cuando vienen las vacunas y responde, al mejor estilo de Cantiflas: puede que sí esta semana, puede que tal vez, o a lo mejor no, pero a lo mejor sí, pronto sabremos, quizás, cuando vienen.  Lo cierto es que mientras tanto, los guatemaltecos seguimos abrumado por el tema.

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