ENFOQUE: El periodista, sacrificado y muchas veces incomprendido…


Para Gabriel García Marquez el periodismo ‘es la profesión más bella del mundo’.   Es una profesión linda, noble y necesaria, pero cada vez es mas larga la lista de desafíos«.

Gonzalo Marroquín Godoy

Como mi abuelo Clemente Marroquín Rojas fue periodista y también lo fue mi padre, Oscar Marroquín Milla, llegó un momento en mi vida en el que, sin pensarlo demasiado, opté por abrazar esta profesión y hacerla parte de mi vida.  Sin duda llevaba en las venas la tinta de los talleres tipográficos de antaño y en la mente y corazón el deseo de informar, pues una cosa sí sabía: la prensa puede influir para mejorar el mundo en el que vivimos.

Eso fue hace mucho tiempo.  Guatemala vivía bajo gobiernos militares y por momentos –unas veces más y otras menos–, el ejercicio periodístico estaba lleno de peligros, sobre todo, por la confrontación ideológica que se daba en el país, producto del conflicto armado interno que enfrentaba a la guerrilla izquierdista con el ejército derechista.

La cobertura informativa no era sencilla.  En el diario Impacto, de mi padre, tratábamos de dar la mayor información posible de lo que sucedía, pero sabíamos que cualquier noticia podía provocar una reacción y represión.

En 1984, siendo presidente de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), recibíamos denuncias constantes sobre colegas que eran amenazados.  No faltaron atentados, asesinatos o periodistas que salían al exilio.  Fue una época de oscurantismo para la profesión.  Había represalias, casi siempre por razones ideológicas.

El ejercicio periodístico nos acerca a la realidad de las personas, de las comunidades o del país.  Se puede decir que el periodista suele estar a favor de la libertad, la justicia, y la democracia –que implica todas las libertades y derechos–, y en contra de la violencia, corrupción, impunidad, autoritarismos y abusos del poder, vengan de donde vengan.

Eso hace que se tome o piense que el periodista es confrontativo, cuando en realidad, lo que hace es cumplir con su función principal, que es informar basado en los hechos que tiene a la vista o puede confirmar.  Sin embargo, hay otras funciones periodísticas que van de la mano, cómo formar opinión, denunciar, fiscalizar y fomentar la participación ciudadana. Hay muchas más, que incluyen el entretenimiento y difundir cultura, por ejemplo.

Se debe tomar en cuenta que la información es muy variada.  Muchas veces hay dos versiones sobre un mismo hecho.  Lo importante es que el periodista esté comprometido con la búsqueda de la verdad, porque entonces podrá sortear las dificultades que se presentan en ciertas coberturas o investigaciones.

A diferencia de los recién surgidos y ahora famosos influencers, los periodistas y medios de prensa vivimos de nuestra credibilidad.  Un periodista no debe estar al servicio de terceros, pues ejercemos una profesión en la que la independencia es uno de los valores más sagrados que prevalecen, a pesar del influjo que ejercen las redes sociales, siempre abiertas a trasladar información por interés, aun cuando se trate de desinformación, incluso mal intencionada.

Repasando mis casi cinco décadas de ejercicio periodístico, debo reconocer que han existido momentos excelentes, buenos, malos, peligrosos y frustrantes, pero, como suele ocurrir en la vida, prevalecen los positivos, muchas veces acompañados con logros satisfactorios que nos permiten pensar como el gran Gabo, que se trata de una profesión realmente bella, aunque –insisto– también incomprendida.

En la mochila de cobertura periodísticas realizadas, puedo mencionar la guerra de El Salvador, el conflicto armado nuestro, la invasión de Estados Unidos a la pequeña isla de Granada en el Caribe, los terremotos de Guatemala y México y varios procesos electorales, entre otras muchas llevadas a cabo, casi todas ellas como corresponsal para agencias internacionales.

En mi papel como director o ejecutivo de medios –Impacto, La Hora, telenoticiero 7Días, Prensa Libre, Siglo.21, Enfoque (programa de TV) y Crónica– tengo la satisfacción de que esos medios siempre mantuvieron su línea independiente e hicieron aportes importantes a comunidades, movimientos sociales y la democracia.  Creo que han dejado o dejan huella en Guatemala.

Este día se celebra el Día del Periodista guatemalteco y esa es la razón de traer este tema a Enfoque.  Aprovecho también la oportunidad para felicitar a todos aquellos colegas que siguen este oficio, especialmente a aquellos con los que hemos compartido salas de redacción y con quienes hemos tenido la satisfacción de contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, por hacer una Guatemala mejor.

Gobiernos y prensa no suelen tener una relación entrelazada ni amistosa, pero peor es cuando se vive bajo regímenes autoritarios, como sucede ahora en Guatemala, en donde el Estado de Derecho no se respeta y se utiliza todo el aparato del Estado para acosar a la prensa independiente.

La prensa es, querido lectora o lector, un contrapeso indispensable ante el poder político.  A mayor libertad de prensa, mayor democracia.  Si no hay prensa independiente, fácilmente pueden suprimir nuestros derechos ciudadanos.  La prensa es aliada de las personas y sus intereses lícitos, la prensa es aliada de la sociedad, la prensa es aliada de los ideales democráticos y lucha por ellos.