ENFOQUE: El MP va en contra de 2,441,661 votos libres y democráticos


Pocas veces una votación en Guatemala ha dejado un mensaje tan claro.  Hace pocos meses no muchos pensaban en Semilla, pero de repente Bernardo Arévalo fue visto como alguien opuesto al sistema imperante

Gonzalo Marroquín Godoy

¿Qué…? ¿La voz de 2,441,661 guatemaltecos no vale nada?

Al parecer, esto es lo que piensan las autoridades del Ministerio Público (MP), que han reiniciado la judicialización del proceso electoral, con el fin último de impedir que Bernardo Arévalo asuma la presidencia de la República, o que, si lo hace, sea sin partido o con un debilitado Movimiento Semilla, al que se trata de destruir a toda costa.

“Yo voté por Arévalo porque representa un cambio para Guatemala.  Nunca había votado por Semilla antes, pero Sandra Torres es la típica política aprovechada que representa más de lo mismo”.  Así me explicó una amiga la razón por la que depositó su voto marcando una X sobre el binomio Bernardo Arévalo-Karin Herrera.  Hasta junio pasado, ni se le había pasado por la mente averiguar sobre ambos, porque les creía “fuera de toda posibilidad” de competir con el poderoso aparato del oficialismo y sus aliados.

Como ella, casi dos millones y medio de guatemaltecos se manifestaron libre y democráticamente en las urnas.  Hoy se quiere eliminar esa manifestación masiva y decisiva como si de moscas se tratara.  En una democracia auténtica se diría “el pueblo habló” y su mandato se respetaría, especialmente por las instituciones.

El TSE dijo que la elección ha sido limpia, las Juntas Electorales Departamentales y Municipales (JED y JEM) están refrendando lo que no se puede esconder.  Los grupos de observación electoral nacionales e internacionales, dicen que la elección del domingo ha sido “ejemplar”. 

Pero eso no basta al MP de Consuelo Porras y Rafael Curruchiche.

Ya en muchos procesos en el pasado muy reciente se ha visto que cuando no hay pruebas se inventa y arman los casos.  Se debate una firma falsa en la inscripción del Movimiento Semilla, pero no se ha investigado a ninguno de los 28 partidos restantes.  Me atrevería a decir que entre los 90 mil afiliados a la UNE, si se investiga, se encontraran muchas más firmas falsificadas o de personas fallecidas.

Curruchiche ha demostrado que tiene la habilidad de “encontrar pruebas” de supuestos delitos.  Habla para confundir a los incautos entre la opinión pública, pero cada vez son menos los que creen sus falacias y es evidente que se trata de un intento por revertir una auténtica expresión democrática y crear un caos político, que muy bien ha sido calificado como “golpe de Estado judicial” por José Rubén Zamora, el reo de la bartolina 2, preso por la manipulación de un proceso judicial por los mismos que dicen respetar las leyes y la Constitución cuando la están violando.

¿Por qué el presidente Alejandro Giammattei habla de que, “en caso” de que no haya sustituto para la presidencia el 14 de enero de 2024, “entregaré la banda al presidente del Congreso”?  Esa posibilidad no se contempla en nuestra Constitución y no la hemos visto antes, mucho menos, cuando 2,441,661 dieron su veredicto sin arrugas.

Ahora no vemos que se rasguen las vestiduras quienes hablan siempre de “defender la soberanía”.  ¿Será que no saben que la soberanía corresponde al pueblo, quien la delega en las autoridades electas democráticamente?

Tristemente, es evidente que se quiere llevar al país a la confrontación por medio de argumentos de “legalidad”.  Ya lo ha dicho la comunidad internacional: en Guatemala no se está respetando el Estado de Derecho.  No lo digo yo, lo dicen desde Washington, la Unión Europea, lo dicen organismos internacionales (ONU y OEA), lo dicen organizaciones que defienden la independencia judicial, la libertad de prensa y la democracia.

Se ha logrado hacer pensar a un sector del país que estamos frente a una lucha ideológica, que Arévalo y Semilla nos llevarán a un sistema comunista en donde tampoco hay libertades.  Esto no es más que alimentar ciertos temores que existen en sectores de la sociedad guatemalteca para provocar confrontación social. 

Pero evidentemente la mayoría no se ha dejado engañar con estos argumentos, porque se estuvieron esgrimiendo durante toda la irregular e insólita campaña electoral de segunda vuelta en contra de los candidatos opositores, quienes ganaron con un simple y claro mensaje: “terminaremos con la corrupción”.

Este acoso judicial a Juntas Electorales y digitalizadores, así como el ataque frontal contra el Registrador de Ciudadanos, Ramiro Muñoz, no es más que la punta de un iceberg mucho más grande que se mueve con la fuerza de las mafias, las estructuras criminales y las bandas de corruptos, al amparo de la impunidad de un sistema de justicia que, por cierto, clama también por un cambio que le permita recobrar su independencia, pero sigue cooptado por el oficialismo y sus aliados.

La voz de 2,441,661 guatemaltecos dice con fuerza:

¡Guatemala feliz…! que tus aras
no profane jamás el verdugo;
ni haya esclavos que laman el yugo
ni tiranos que escupan tu faz.

Y RECUERDAN…

Pues tus hijos valientes y altivos,
que veneran la paz cual presea,
nunca esquivan la ruda pelea
si defienden su tierra y su hogar.

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