Gonzalo Marroquín Godoy
El presidente Jimmy Morales se encuentra ya preparando el discurso que dirigirá desde el Congreso de la República el 14 de enero al cumplir dos años al frente del país. El mandatario –hasta donde estoy enterado y se que así será–, presentará cifras, datos y contará anécdotas para mostrar que su administración es la mejor que ha pasado por el Gobierno. La Guatemala de Jimmy será muy distinta a la que la gran mayoría de guatemaltecos vemos, vivimos y sufrimos.
Mientras los servicios de hospitales y centros de asistencia siguen siendo un desastre, él presentará grandes “logros” en Salud; en educación mostrará “avances” a pesar que el sistema sigue sin cambios sustanciales; hablará de estabilidad económica, pero obviará el estancamiento que se ha dado en todos los sectores productivos y no mencionará que la falta de oportunidades en el país empuja a que siga el flujo migratorio hacia EEUU.
Diciembre es un mes que suele alejarnos de la realidad nacional, pero con la llegada del año nuevo, vuelve panorama incierto.
Tampoco hablará –por supuesto– de la falta de confianza que hay en el sector empresarial, aunque si elogiará los “grandes avances” que se han dado en la recuperación de la red vial –que todos los que han viajado al interior este fin de año se han dado cuenta que los resultados no son tan significativos como se esperaba con tanta inauguración de obras–.
En lo que si tendrá razón, es cuando presente los resultados en materia de seguridad. Se han dado golpes importates tanto a extorsionistas como a narcotraficantes, aunque, lógicamente, hace falta mucho camino por recorrer, porque hay carencias enormes en presidios, convertido en centro de operaciones de los pandilleros que son capturados.
Al iniciar el año, el ciudadano común y corriente –todos nosotros– volvemos a realidad nacional. El tráfico pronto nos volverá a asfixiar –la movilidad en la ciudad alcanza niveles de alarma, cólera y frustración–, veremos al Congreso en las mismas: diputados tranceros, negociando la Junta Directiva y tratando de dorarnos la píldora con las reformas a la Ley Electoral –entre otras cosas–, pero sin dar su brazo a torcer y pensar finalmente en el país y no en sus pinches intereses y partidos políticos.
En los primeros días del año se tiene que convocar a la Comisión de Postulación para es coger candidatos para el cargo de Fiscal General, un proceso que debe terminar antes de mayo y será determinante para saber si hay futuro o no en la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Aunque no hay agenda sobre este último tema, aun se espera un par de “destapes” de casos importantes que se vienen investigando por parte del MP y la CICIG, algo positivo que, sin embargo, provoca temores a incertidumbre en ciertas personas y sectores.
¡Ah!, se me olvidaba que Joviel Acevedo amenaza con movilizaciones si el Congreso no aumenta el presupuesto para que se pueda cubrir el aumento salarial al magisterio como él ya lo había negociado con las autoridades correspondientes.
Que tampoco extrañe algún boicot comercial de países árabes para Guatemala por la “brillante” pero innecesaria idea de trasladar la embajada de Guatemala en Israel hacia Jerusalén.
En fin, el escenario es de suyo muy preocupante. Al nomás principiar el año brotan los problemas, retos y demás, que se irán sumando con el paso del tiempo, sobre todo, porque el segundo semestre será agitado políticamente por la torpeza que tuvieron los diputados en la anterior reforma a la Ley Electoral, la cual adelantó exageradamente el calendario electoral, algo que supone que este mismo año los partidos tengan que definir sus candidaturas y realizar asambleas.
Por el momento podemos seguir esperando el discurso del Presidente. Será tan optimista –o más– que el del año pasado. Dirá todo lo que sus ministros le presenten como “hazañas que ningún Gobierno ha podido realizar antes”. Sin embargo, lo que cuenta es lo que siente el pueblo en general, lo que a diario vivimos cada uno de los guatemaltecos… y con eso, habrá una diferencia abismal!!!.