ENFOQUE: Criticas a los bloqueos… critiquemos también los “otros” bloqueos


Hay que señalar a los verdaderos culpables de los bloqueos de carreteras, que están incrustados en ese sistema marcado por corrupción, impunidad e insensibilidad. Los bloqueos son tan solo la consecuencia

Gonzalo Marroquín Godoy


Guatemala vive en estos momentos un caos social y político, con repercusiones en la economía y la estabilidad emocional de las personas, consecuencia del clima de incertidumbre creado por las acciones del Ministerio Público (MP) –ordenadas por el poder político dominante– que atentan contra la esencia de la democracia y están llevando al país a un clima de ingobernabilidad e inseguridad.

¡La culpa la tienen los bloqueos! Ese es el grito de muchos que se han visto afectados y es un clamor que cada vez gana más adeptos, porque ciertamente el efecto del Paro Nacional se hace sentir de muchas maneras.  La fuerza de este movimiento popular ya está comprobada.  Pero ¡Ojo!, que los culpables, los que provocaron este paro y quieren limitar los derechos políticos y la libertad de los ciudadanos, no han cedido y, por el contrario, siguen avanzando en su afán por vestir de legalidad un grito de ¡fraude!

La mediación de la OEA para encontrar una solución a esta crisis profunda encontrará grandes obstáculos, principiando por la actitud que, me atrevo a anticipar, verá en el lado del oficialismo, léase el presidente Giammattei y la fiscal general Consuelo Porras, quienes no están dispuestos a ceder ni una pulgada en su agresiva postura, simple y sencillamente porque no quieren perder el poder ni ceder ante quienes quieren el fin de la corrupción y la impunidad.

Es cierto, los bloqueos generan problemas.  Pero meditemos sobre algo: ¿no existe de parte de la “clase política” un bloqueo permanente a la educación, la salud, hacia la lucha contra la pobreza y la desnutrición infantil­? Esos “otros” bloqueos lloran sangre y de alguna manera están vinculados a la existencia de un Estado cada vez más corrupto, como el que estamos viviendo.

Por cierto, hay un bloqueo muy dañino del que no se habla: el bloqueo a las investigaciones sobre corrupción de parte del MP.  Ese MP que se lanza como perro feroz para destrozar el proceso electoral y encontrar como dar una fachada de legalidad a un supuesto fraude que nadie vió, simple y llanamente porque ¡no existió!, pero que se niega a investigar a los más altos funcionarios en sus actos de corrupción, porque son parte de la “alianza oficialista”, convertida en un “clan de largos” sin castigo.

Otro bloqueo que hay que tener presente, es el que se ha impuesto a la libertad de prensa.  Se persigue a los periodistas independientes y a quienes denuncian la corrupción.  José Rubén Zamora está pagando con la cárcel su “osadía” de denunciar casos de corrupción –los mismos que bloquea el MP de Porras–, y más de una docena de periodistas tuvieron que salir del país para no caer en las garras de una fiscalía que retuerce las leyes a su sabor y antojo, utilizando a jueces serviles, como Fredy Orellana y Jimmi Bremer y a las altas cortes, simples marionetas en el entramado de la vida nacional.

Se está creando la sensación de que el problema son los bloqueos, cuando en realidad el meollo del asunto está en la actitud del oficialismo –a través del acoso judicial– que insiste en desconocer la voluntad popular expresada en las urnas por al menos 2,441,661 personas, que decidieron votar por el opositor Bernardo Arévalo, como la mejor opción para rechazar a la “vieja política” que ha creado ese sistema de corruptela e impunidad que mantiene estancado al país.

Claro que los bloqueos son más que incómodos.  Claro que tienen repercusiones.  Claro que no debieran producirse.  Pero estoy seguro de que si las manifestaciones fueran solamente en las plazas –en donde además hay protestas ciudadanas– esos poderosos que controlan el país se matarían de la risa y seguirían con sus patrañas autoritarias.

Se me olvidaba uno de esos “otros” bloqueos.  Es muy grave.  El bloqueo a elegir nueva Corte Suprema de Justicia (CSJ).  Muchos ignoran o no recuerdan que llevamos cuatro años con una corte oficialista espuria, inconstitucional, que canta al son que le tocan y es otra de las “tapaderas”, pieza clave para mantener la impunidad que da luz verde a la corrupción. el oficialismo y sus aliados en el Congreso se niegan a cumplir con el mandato constitucional de elegir CSJ.

Sí, es triste que tengan que darse esos bloqueos. No son buenos, pero me pregunto si habría otro mecanismo mejor para protestar contra “Alí Babá y los 40 ladrones” que, tristemente son mucho más que aquellos 40 y tienen detrás todo el poder para reprimir y hacer lo que se les ronca la gana: jueces, magistrados, cortes, militares, Congreso, estructuras criminales y hasta algunos empresarios poco visionarios o muy comprometidos con los grandes negocios con el Estado.

Ahora hay una conciencia ciudadana en marcha que se opone y protesta, una comunidad internacional que apunta con el dedo acusador al Gobierno y al sistema político establecido y dominante y, finalmente, una realidad nacional que cada vez duele más, porque no hay voluntad de quitar esos “otros” bloqueos. 

Ojalá que todos los bloqueos terminen lo antes posible… se requiere voluntad de hacer las cosas bien para que desaparezcan.  ¡Ah! Y los bloqueos de carreteras pueden desaparecer en cuanto quienes gobiernan el país acepten que el país necesita un cambio y dejen de resistirse.  El pueblo ya votó.

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