ENFOQUE: Complejo andamiaje de fuerzas dispares

Gonzalo Marroquín Godoy

 Como presidente de la República, por los intereses del pueblo de Guatemala, el fortalecimiento de un estado de derecho, y la institucionalidad, declaro non grato al señor Iván Velásquez Gómez, en su calidad de comisionado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, y ordeno que abandone inmediatamente la República de Guatemala.

Han transcurrido poco más de cinco meses desde que se inició la crisis sociopolítica provocada por el intento, deseo y esfuerzo del presidente Jimmy Morales por deshacerse de Iván Velásquez, dar al traste con la CICIG y terminar de una vez por todas la lucha contra la corrupción que se ha librado con tanto éxito a lo largo de los últimos tres años.

Un bando trata de detener la lucha contra la corrupción; el otro se resiste a dejar de hacerlo. ¿Hacia dónde va Guatemala?

Aquel fallido exabrupto por declarar non grato al Comisionado ha provocado una confrontación que mantiene dividida a la sociedad, pero también aumenta la inestabilidad política y la conflictividad, al tiempo que genera efectos negativos en la economía y se dejan de atender los temas sustanciales del país, como salud, educación, lucha contra la desnutrición y la pobreza, entre muchos otros.

Aquel momento hizo brotar de inmediato reacciones de diversa índole. Muy pronto principiaron a cerrar filas personas, grupos o sectores que se sienten amenazados o han sido tocados por la CICIG y la batalla principió. Desde entonces ha sido un gran “culebrón”, el tema, porque cada día sucede algo que hace que se intensifique esta confrontación.

Cabe destacar que una de las estrategias que más réditos le ha dado al bando oficialista es la de inflar la versión que han hecho circular, en el sentido que Iván Velásquez y Thelma Aldana actúan con una agenda de izquierda y, por lo tanto –según sus enemigos– la lucha contra la corrupción es “selectiva”.

Como si se tratara de crear alguna “hermandad”, se han ido sumando fuerzas al sector oficialista, hasta consolidar un frente con bastante músculo político, económico y social, con el que están dispuestos a intensificar los esfuerzos por golpear a quienes ven como enemigos: Velásquez y Aldana, la CC –la quieren atacar selectivamente para tener los votos necesarios para impedir que haya nuevas resoluciones en contra– y la prensa independiente –solo hay que recordar la amenaza de “pasar sobre las cabezas” de periodistas y medios–.

¿Quiénes integran este frente?: En la cabeza se ha formado el dúo Jimmy Morales-Álvaro Arzú –ambos acusados por el MP y CICIG por financiamiento electoral ilícito–, a quienes siguen la mayoría de diputados del Congreso –entre 90 y 107 parlamentarios–, la ANAM, con cerca de 200 alcaldes, algunos empresarios, magistrados y jueces, los detenidos en las cárceles VIP, sectores sociales conservadores, los medios de prensa de Ángel González –también señalado por financiamiento electoral ilícito– y altos jefes militares. A partir de mayo, esperan que haya un Fiscal General nuevo y dócil que se integre al frente.

Como ya fallaron en su petición a la ONU para llevarse a otra parte a Iván Velásquez, ahora preparan a la Junta Directiva del Congreso, con Arzú Jr. a la cabeza, para que intente conseguir los votos para ir contra “el enemigo”, mientras han principiado los esfuerzos por cooptar la Comisión Postuladora, para asegurarse que la lista de candidatos a Fiscal General se forme con abogados afines a esta corriente.

Ahora que los tambores de guerra suenan con más intensidad, es oportuno repasar también las fuerzas que desean que siga la lucha contra la corrupción y están dispuestas a resistir los embates de los integrantes del oficialismo, “Pacto de Corruptos” y demás.

Este frente lo encabeza, por supuesto, el dúo de Thelma Aldana e Iván Velásquez. Hay fuerza ciudadana bastante grande, la comunidad internacional –con EEUU en primera fila–, el PDH, la USAC y otras instituciones de la sociedad civil, y la prensa independiente, entre otros. La CC ha sido clara en sus resoluciones impidiendo que el oficialismo actúe a su sabor y antojo.

Aunque en el papel pareciera que tiene más fuerza el bando Jimmy-Arzú, no tiene los argumentos legales ni morales suficientes como para imponerse en la batalla que se libra. Si este grupo sigue con su postura, veremos un choque de dos grandes trenes, en el que el daño que provoque será para el país, que incluso podría verse aislado en el plano internacional y dividido hasta sus raíces.

Es irresponsable persistir en ese esfuerzo. No hay que olvidar que en todas las guerras se sabe como principian, pero no como terminan…