Gonzalo Marroquín Godoy
Hace algunos años visitamos el lago de Atitlán con el embajador de China-Taiwán, Adolfo Ta-chen Sun y desde una vista panorámica en Cerro de Oro se podía apreciar en toda su magnitud esa belleza natural. Era de mañana y el día estaba despejado y el cielo azul. Un cuestión de una hora, el clima cambió. Primero se nubló el cielo, luego cayó una lluvia moderada y en menos de dos horas el sol brillaba de nuevo.
Atitlán es como el rostro de la mujer, cambia mil veces en un día, me dijo con filosofía oriental el amigo diplomático, que se mostraba maravillado ante aquel espectáculo que nos brindaba la naturaleza.
Por mandato legal –que han incumplido– los vicepresidentes de la República deben cuidar del bello pero contaminado lago.
Cerca de 300.000 personas viven a orillas del lago, que tiene además una gran cantidad de casas de descanso de capitalinos en su alrededor. Es, además, uno de los lugares turísticos más valorados del país. Todo esto demuestra la gran importancia que tiene el lago para el país y las comunidades que lo rodean.
Atitlán es –además– un ícono de Guatemala, como también lo son Tikal, Antigua, Ríos Dulce o Semuc Champey, para solo citar algunos de los atractivos turísticos más relevantes que tenemos. Sin embargo, desde hace años se sabe que está seriamente afectado por la contaminación, y muy poco o nada se ha hecho para protegerlo e iniciar su rescate.
Algunos expertos han advertido que en menos de diez años, si no se hace algo significativo antes, se podría hablar de un lago perdido. Esto hace temer que vuelvan a darse brotes de cianobacteria como en 2009, cuando fue prácticamente imposible nadar o usar el agua del lago durante tres meses.
Pero no todo son malas noticias. Una organización que no ha bajado los brazos y trabaja activamente es la Asociación de Amigos del lago de Atitlán, que constantemente hace eventos, estudios, jornadas de limpieza y de sensibilización, entre otras muchas actividades que realiza.
Recientemente organizó un encuentro de científicos nacionales y extranjeros, –XocomilCientífico se llamó– con el fin de hablar sobre las posibles soluciones que existen para detener el deterioro ambiental de Atitlán. Se presentó públicamente un proyecto para recoger las aguas residuales que salen de todas las viviendas y pueblos alrededor del lago, como una solución técnica viable, para lograr el tratamiento de líquidos y desechos, pero –como es lógico–, requiere de gran esfuerzo económico y, seguramente, gran impulso para concretarlo.
Es aquí en donde debería entrar a jugar un papel preponderante el Vicepresidente de la República, partiendo de la ley que ha creado la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su entorno (Amsclae), la cual depende precisamente de la vicepresidencia.
En 2009 hablé en cierta ocasión sobre el tema con el entonces vicepresidente Rafael Espada. Creo que entendía la magnitud del problema y hubiera querido asumir su responsabilidad, pero lamentablemente se interpuso la entonces primera dama, Sandra Torres, quien le arrebató el liderazgo y quiso ganar protagonismo haciendo algo que no entendía. Aun recuerdo su fanfarronera frase de me canso ganso si no salvamos este lago. No hizo absolutamente nada.
Luego Roxana Baldetti se entretuvo más con ganar dinero con la famosa agua mágica para el lago de Atitlán. Menos mal que por incompetencia y desconocimiento, ni siquiera intentó meter sus manos en las aguas de Atitlán.
Ojalá que Jafeth Cabrera haga algo al menos por este lago y cumpla con una de sus atribuciones. En vez de acudir a inauguraciones por todos lagos, debiera meterse de lleno a salvar el lago, a trabajar codo a codo con los Amigos del Lago, y hacer lo que ya se sabe que hay que hacer. Él solo tendría que darle el impulso del caso y conseguir los recursos necesarios.
Si dejan de robar unos cuantos millones de dólares, si localizan unas dos o tres mil plazas fantasmas en el Estado –que son muchísimas más–, sería suficiente para hacer lo que los expertos recomiendan.
El problema es que muchos dicen que los vicepresidentes están pintados y no sirven de mucho, pero la verdad es que si quieren, pueden tener el jugar un rol importante en la vida nacional. Este es un ejemplo.
A ver que hace el Dr. Cabrera. Hasta ahora ha sido solo caja de resonancia de lo que dice don Jimmy Morales.