ENFOQUE: Alianza para la Prosperidad… un poco menos próspera

Gonzalo Marroquín Godoy

No tengo nada en contra de la asistencia internacional que entregan los países ricos al resto de naciones. Por supuesto que, por un lado debe ser lo menos interesada posible y hacerse con respeto a la dignidad y soberanía de cada nación; en contraparte, el país que la recibe tiene que saber responder al gesto de amistad. No hay almuerzo gratis, dice el refrán popular, que aplica para esto también.

El problema surge cuando hay una desproporción entre intereses del que da y de quien lo recibe. Cuando no existe respeto y se atropella –incluso– la dignidad de un pueblo, es inaceptable.

De la “dignidad” de Ríos Montt a la de Jimmy

Morales. De fusiles de desecho a la cacareada “prosperidad”.

Recuerdo perfectamente que siendo corresponsal de la agencia France Presse (AFP), allá por el año 1982 ­ –más o menos entre octubre y noviembre­–, el presidente Ronald Reagan a anunció una gira por la región latinoamericana, la cual concluía con una escala en San Pedro Sula, a la que acudirían todos los presidentes centroamericanos, en una época marcada en la región por las guerras internas y revoluciones. “El volcán de Centroamérica” se calificaba entonces a nuestro país por parte de la prensa internacional.

A los pocos días del anuncio, se leían titulares en los que gobiernos como Brasil Honduras, El Salvador y algunos más, anunciaban que pedirían cientos o miles de millones de dólares en ayuda a los Estados Unidos. Nuestro gobernante era el general Efraín Ríos Mont, presidente de facto, quien salió con enorme dignidad ante las cámaras de televisión, para decir que “Guatemala no pedirá ni un centavo” a Reagan.

Esa actitud provocó varios comentarios de admiración entre colegas internacionales. Llegado el día, un grupo de periodistas viajamos para cubrir en territorio hondureño aquel encuentro tan especial. Pero ¡oh sorpresa!, después de la reunión bilateral Ríos-Reagan, se anuncia que el presidente guatemalteco si pidió algo, solicitó “fusiles de desecho de la segunda guerra mundial, para combatir a la guerrilla y fortalecer su programa antisubeversivo llamado fusiles y frijoles. La dignidad se fue por un tubo y, peor aun, su petición fue rechazada.

Hace unos días, en ocasión del fuerte temblor, nuestro presidente tuvo también un arranque de dignidad. Según sus palabras “sigue siendo vergonzoso que nosotros tengamos que acudir a donaciones y cooperación para solucionar los problemas que nosotros los guatemaltecos tenemos que enfrentar” .

Dos días después volaba a Miami, en donde le fue notificado a él mismo, así como a sus colegas de El Salvador y Honduras, que la asistencia ofrecida por Estados Unidos para el promocionado plan Alianza para la Prosperidad, sería reducida de US$ 650 millones programados a US$460 millones, dividido entre los tres países. Dicho sea de paso, este Plan tiene como objetivo principal, reducir la migración de centroamericanos hacia Estados Unidos, es decir, tienen un interés particular.

No se que parte de ese dinero será para Guatemala, pero suponiendo que es un tercio, son unos US$120 millones, para promover que disminuya la migración, pero también el flujo de remesas que llega al país y que ya supera los US$7.000 millones.

¡Por supuesto que hay que mejorar las condiciones para que los guatemaltecos no tengan que huir del país, pero debemos hacerlo con convicción nuestra, con programas nuestros, con iniciativas nuestras, y no aquellas que nos han impuesto y han llegado hasta el extremo de querer criminalizar la inmigración de indocumentados, sin olvidar el Estado de Sitio contra la amapola en San Marcos.

En Estados Unidos las cosas no van bien para Mr. Trump. Él sigue luchando contra los inmigrantes, quiere separar familias para romper su moral, y nosotros hablamos de Prosperidad con cascaritas de huevo.

No se que habrá sentido Jimmy Morales, pero es peor recibir esas ayudas tan condicionadas, dirigidas e interesadas, que la asistencia que países amigos dan por tragedias provocadas por el clima, sin ningún interés a cambio. Por cierto, un clima afectado por el cambio climático que Mr. Trump no cree que exista… Cosas veredes amigo Sancho (frase que por cierto no aparece en Don Quijote de la Mancha).