ENFOQUE: Afloran viejas mañas de la política criolla

Gonzalo Marroquín Godoy

 Es el año 2015. El TSE lucha por detener la llamada campaña anticipada. A Manuel Baldizón se le ha ocurrido utilizar a la Fundación Líderes de Corazón para promover su imagen a nivel nacional. No es difícil descubrir la burda estrategia, pero temporalmente parece funcionarle al candidato. Poco más de dos años después se conoce que el Movimiento Cívico Nacional (MCN) montó una campaña a favor de Alejandro Sinibaldi más o menos en la misma época.

En ese entonces Líder y PP son los partidos dominantes y parece que disputarán, junto a la UNE la victoria en las elecciones de fin de año. Los tres, sin duda, claros representantes de lo que muchos hemos llamado la Vieja Política, como una forma de identificar las acciones que deben erradicarse del sistema político, aunque eso está lejos de suceder.

                                                                                      De la “Fundación” de Manuel Baldizón, al “Movimiento Cívico” a favor de Alejandro Sinibaldi

Claro que era criticable el mal uso de aquella Fundación roja, como lo es el que con dinero proveniente de sobornos al ex ministro de Comunicaciones se haya montado una campaña dizque cívica para desgastar al rival que aparecía en primer lugar en las encuestas. El dirigente del MCN, Rodrigo Arenas, ha tratado de justificar diciendo que no sabía de donde provenía el dinero y que la campaña era contra el populismo, al que el Movimiento se opone, pero eso no cambia que era una acción a todas luces oscura y encubridora de su fin último.

Ahora hay muchos grupos nerviosos por el financiamiento que han dado a MCN desde entonces. Algunos lo hicieron de buena fe, mientras que otros eran, posiblemente, parte de ese andamiaje utilizado en la Vieja Política, y que explica la razón por la que los diputados se han negado a realizar cambios verdaderamente necesarios en la Ley Electoral y de Partidos Políticos.

Claro que para ellos es oportuno restar fuerza al TSE, el mismo que se atrevió a cancelar a los partidos Líder y PP y, lástima que no hizo lo mismo con la UNE y el oficialista FCN-Nación, porque tuvieron prácticas similares y el sistema de partidos políticos estaría mucho más oxigenado sin ellos.

En ciertos círculos se critica tanto destape provocado por las investigaciones de la CICIG y el MP. Hasta se han escuchado voces que claman por un ya no más, para poder seguir adelante sin tanto oleaje. Sin embargo, este último tsunami, el del caso Corrupción y Construcción, ha sido de lo más aleccionador y positivo.

La valiente decisión del empresario Álvaro Mayorga de reconocer el nivel de sobornos que se pagaban a los ministros en el pasado –36 millones en tres años de su empresa para Sinibaldi­–, puede servir de mucho para terminar con una vieja práctica. ¡Y aún falta escuchar más en estos días!, pues queda bastante tela por cortar.

Lástima que los entes investigadores no tengan el brazo tan largo –y la capacidad­– para llegar a gobiernos anteriores, porque se encontrarían sorpresas enormes. Tan grandes, que han permitido la creación de auténticas fortunas en nuestro país, producto de concesiones, privatizaciones, sobornos y demás, todo comparable con los casos de corrupción que ahora llaman tanto la atención ciudadana.

Internacionalmente se mira a Guatemala como ejemplo de la lucha contra la corrupción. Hace pocos días me comentaba un colega extranjero que no se explica como el Gobierno y algunas personas con las que conversó en una visita al país no están a gusto con esta cruzada contra la corrupción y la impunidad, pero entiende que es producto al rechazo y miedo que hay al cambio –es más cómodo mantener el status quo–, porque significa perder los privilegios. No se trata de una lucha de ideologías. La corrupción en Venezuela, Ecuador o Nicaragua –de izquierda– es igual que la que se ha visto en gobiernos de derecha de Brasil, Perú, Chile o Guatemala, y se debe combatir de la misma manera.