No parece que las presiones a los cinco organismos que designan magistrados a la CC estén influyendo en sus acciones. El plan para mantener la impunidad se mantiene.
Gonzalo Marroquín Godoy
Cuando algo es desleal y malvado, se dice que es maquiavélico. Pues el plan maquiavélico para mantener la impunidad y controlar las cortes y la justicia del país, avanza cumpliendo los pasos trazados por una amalgama de políticos, mafias y aliados coyunturales, quienes pretenden que el país se mantenga como hasta ahora: sumido en la pobreza, corrupción y confrontación.
Hay que tener presente que el primer paso fue retrasar la elección de magistrados a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y de salas de apelaciones, al menos hasta que la actual CSJ, fiel partícipe de este plan, haya concluido la selección de los dos magistrados que debe elegir para la Corte de Constitucionalidad (CC) que se renueva en abril próximo.
La fuerza de esta confusa amalgama deviene principalmente porque se integra con los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. De tal cuenta que el presidente Alejandro Giammattei –debiera ser en Consejo de Ministros– podrá enviar a la CC a dos abogados que, seguramente, serán sumisos y próximos al llamado Pacto de corruptos.
Menciono lo del Consejo de Ministros, porque se supone que debe ser una elección colegiada y no individual. Sin embargo, en voz baja se comenta en Casa Presidencial que el mandatario no permitirá que haya voces disonantes entre su gabinete, mas allá, por supuesto, que la del vicepresidente, a quien no puede despedir. Guillermo Castillo ya emitió públicamente su opinión, indicando que se debe hacer un proceso transparente, que garantice que los magistrados sean idóneos, es decir, honorables, capaces e independientes. En cambio, veremos que los ungidos serán obedientes y no deliberantes ante Gammattei y sus aliados.
La comunidad internacional –con Estados Unidos con la voz más clara y fuerte– se ha manifestado a favor de una CC honorable e independiente, con magistrados probos y capaces. Hasta ahora pareciera que no ha calado el o los mensajes.
En cambio, en el Congreso ni quieren hablar con embajadores: La alianza oficialista impondrá a sus candidatos. Con los votos de los magistrados enviados por los tres poderes del Estado, se aseguran el control. Los dos restantes electores –Colegio de Abogados y USAC– enviarán posiblemente a magistrados menos ligados a la clase política, pero si a otros grupos de mafias o de intereses espurios. Total, la CC se irá por un tubo como organismo independiente, como fiel de la balanza en la Justicia. No será más que otro organismo disfuncional dentro de un Estado igualmente disfuncional.
Nos quieren dar atole con el dedo. Ahora resulta que hasta otra institución mafiosa, el TSE se mete en medio de este tango, al enviar al Congreso un mamarracho de reforma a la Ley Electoral, para meter bulla y distraer a la sociedad. Cortina de humo, con fines aviesos.
Quedan solo dos fuerzas fuera de ese plan maquiavélico. La fuerza popular y el malestar internacional. Codeca dio una muestra de lo que hace un sector molesto. El resto de la ciudadanía está callada y calmada, pero puede explotar, sobre todo, porque el ambiente nacional, ese que suma la pandemia por el covid-19, tiene al pueblo cansado. Vienen dos meses complicados para el país. El oficialismo, aliados y mafias, siguen el plan perverso al pie de la letra.