Elección de magistrados: ¿Lograr algo diferente haciendo lo mismo?

  • El colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG) elige hoy a sus delegados antes las comisiones de postulación para magistrados del Organismo Judicial (OJ)… ¿Habrá cambio de actitud?

Hay una frase famosa que dice de manera contundente: Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes.  Muchos se la adjudican al genio científico más destacado del siglo XX, Albert Einstein, mientras otros aseguran que no hay documento que pruebe que la dijo.  En todo caso, se aplica a muchos casos de la vida y, en este particular, a la Guatemala de hoy.


El deterioro en la calidad profesional y ética de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) se ha visto durante mucho tiempo, pero es a partir de la creciente influencia que tuvo el Partido Patriota (PP), cuando se pudo sentir de manera más acelerada, hasta llegar a los peores momentos en la última década.

El día de hoy se llevan a cabo elecciones en el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG) para elegir a los dos grupos de 12 delegados que ese gremio debe enviar a las comisiones de postulación de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de salas de apelaciones y llevar a cabo la renovación constitucional que antes se impidió durante las administraciones de Jimmy Morales y Alejandro Giammattei.

Este es el esquema de conformación de las comisiones de postulación, que es el mismo exactamente que el utilizado en ocasiones anteriores y que la CICIG demostró que es ampliamente manipulable.

La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), llevó a cabo una investigación sobre la forma en que se procedía a influir en las comisiones de postulación para favorecer a determinados abogados, en un caso que llamó Comisiones Paralelas y    develó una estrategia de estructuras oscurantistas para influir en el nombramiento de las más altas autoridades del Poder Judicial, es decir la CSJ y las salas de apelaciones.

Aquella investigación partió del proceso realizado en 2014, cuando ya se sabía que en la postuladora anterior, bajo la influencia de Roxana Baldetti  y una serie de operadores, habían impuesto a varios magistrados a la alta corte.

Aquella investigación mostró la forma en que operaban quienes impulsaban candidaturas espurias.  Ellos sostenían reuniones y financiaban el lobby de sus candidatos, que luego eran ratificados por la mayoría de miembros de la comisión de postulación, en donde tenían una serie de miembros que respondían a sus intereses.

Todo el trabajo provocó que se tuviera una de las peores CSJ, la cual tenía que entregar sus cargos en 2019.  CICIG advirtió nuevamente de una serie de anomalías e influencias en el proceso, pero ya su situación en el país era sumamente débil, al extremo que la Comisión fue virtualmente expulsada por el presidente Jimmy Morales, uno de los artífices de la estructura de impunidad que luego terminó de concretar su sucesor, Alejandro Giammattei.

Los magistrados de aquella CSJ fueron sostenidos en sus cargos con la complicidad del Congreso, la CC y el Ejecutivo, hasta que poco antes de las elecciones generales 2023 se concretó una elección postergada por más de tres años, para dar paso a las actuales autoridades del Organismo Judicial (OJ), que siguen la ruta trazada.

La CICIG comprobó que la existencia de comisiones paralelas, con estructuras en las que participaban los postuladores, operadores externos de los grupos pro corrupción e impunidad, con el toque final del Congreso de la República, con el voto de los diputados concertados para que se integrara de determinara forma la CSJ y las salas.

Nada de eso ha cambiado.  Los operadores que fueron señalados y encarcelados por la CICIG están en libertad y con los contactos suficientes.  Lejos de mejorar los representantes de la academia (12 universidades), ahora la la USAC es parte más involucrada en la vieja alianza –que sigue vigente–, pero también se ubica en ese grupo el Colegio de Abogados, otro actor determinante en el proceso.

A simple vista no hay cambios en los actores principales.  Seguramente se intentará dar más visibilidad a las actuaciones de las comisiones, pero finalmente no hay un ente que pueda investigar lo que sucederá debajo de las mesas de conversaciones y negociaciones.

La pregunta del millón: Si se trabaja con la misma ley; con los mismos protagonistas; si los orquestadores de la trama siguen vigentes; el Congreso vuelve a estar controlado por la vieja alianza; y no hay voluntad de cambio… ¿Se puede esperar algo diferente, como una mejor CSJ?

Es obvio, al ver la forma en que se integran las comisiones, que hay pocas posibilidades –o ninguna– de que haya algo mejor, por más que la OEA pueda acompañar el proceso.