El voto soñado de la capital

Gonzalo Marroquin (3)Gonzalo Marroquín Godoy


En las Elecciones Generales del 6 de septiembre, la ciudad capital castigó claramente a Manuel Baldizón (Líder) y Sandra Torres (UNE), que no pudieron alcanzar ni el 7% de los votos, lo que permitió que Jimmy Morales (FCN), con el 38.56 por ciento, les sacara a ambos una ventaja de poco más de 100.000 votos que, sumados con los que le aportó el departamento de Guatemala en su conjunto, le proyectaron para alcanzar el triunfo en la primera vuelta.
Así las cosas, en la segunda vuelta, prevista para el 25 de octubre próximo, el voto de la capital y el departamento de Guatemala será decisivo para el resultado final. Si Jimmy Morales logra mantener su ventaja –o ampliarla– podría asegurar la Presidencia de la República, aunque, lógicamente, deberá mantener, al menos, un comportamiento similar al que tuvo en la primera votación, en el interior. Es interesante, entonces, ver las causas por las que se produce el descalabro de los partidos rojo y verde en el centro del país.
Aquí –la capital, pero también en los centros urbanos– es donde mayor impacto tiene la información, no solo por la gran difusión de medios de comunicación, sino también porque ha sido en la capital en donde se gestó el movimiento ciudadano de repudio, a favor de la famosa #RENUNCIAYA, que influyó en la salida de los entonces gobernantes, Roxana Baldetti y Otto Pérez, pero también destacó el hastío que ha provocado el constante actuar irresponsable de la llamada clase política, muy identificada con la corrupción.
¿Por qué el castigo a Baldizón y Torres? Solo hay que recordar el pasado no tan lejano. A la candidata de la UNE se le reconoce haber iniciado los llamados programas sociales, ampliamente criticados en su momento por dos factores fun-damentales: se crearon con fines clientelares –electorales–, y tuvieron poca transparencia. Su divorcio, con fines también electorales, tampoco pasó desapercibido y, aun hoy, cuatro años después, este hecho le pasa factura. Si a eso se suma que la UNE ha tenido el mismo comportamiento de otros partidos –transas y contubernios–, en el Congreso, el resultado es el que vimos en las urnas.
El caso de Baldizón y Líder es tal vez más claro. Error tras error, pero siempre un mensaje claro: no respeta las leyes, la prepotencia es su marca y, fomentar y tolerar la corrupción, una práctica. Los ejemplos abundan: la bancada más tránsfuga de la historia, la abusiva campaña electoral anticipada, violar el techo de campaña, los famosos copy & paste, el uso de fundaciones para evadir el respeto a la ley, además de los casos de corrupción en que se han visto involucrados varios diputados y su propio candidato a la Vicepresidencia.
Molares, en cambio, surge más o menos de la nada, sin cosas fuertes que señalar. Y el electoral se vuelca a su favor. Pero ahora empieza a dar pasos titubeantes, como acercarse a los ex-PAC para intentar ganar su voto. El mismo clientelismo que se critica a la UNE. Un paso en falso que puede costarle más de lo que logre.
El candidato del FCN, más conocido por su pasado como cómico, en Moralejas, que por cualquier otra trayectoria, ganó en la capital y en el departamento de Guatemala con amplio margen, pero en menor escala obtuvo buenos resultados en Quetzaltenango, Suchitepéquez, Retalhuleu, Escuintla y casi todo el oriente, pero tuvo menos aceptación en los departamentos más poblados y con mayor pobreza, necesitados de los programas sociales, y menos invadidos por los medios: Huehuetenango, Quiché, San Marcos, las Verapaces, Petén e Izabal.
Ya en el pasado, el resultado de la capital ha sido fundamental para algunos ganadores de elecciones, como son los casos de Óscar Berger, Alvaro Arzú y Otto Pérez. Ahora falta ver si el castigo fuerte de la primera vuelta se traduce en el impulsor de un nuevo ganador en la segunda vuelta.
Interesante el caso en que nos encontramos. Esta vez se romperá –forzosamente– alguna de estas cábalas electorales, pues una de estas cosas deberá pasar: gana un candidato que participa por primera vez (si es Jimmy Morales), o tenemos la primera mujer presidenta de la historia del país, que también repite con un partido que ya hizo gobierno, aunque con un mandato de por medio.
Al parecer, el sentir en la capital y entre muchos analistas, es que hay más posibilidades de que suceda lo primero, que ver gobernando a Torres, quien, dicho sea de paso, no ha encontrado aún la estrategia para presentarse ante el electorado urbano, mejor informado, y demostrarle por qué razón se debería confiar en ella dirigiendo los destinos del país.
Si no encuentra esa fórmula, este electorado volverá a darle la espalda en las urnas en la segunda vuelta. Morales, en cambio, seguirá navegando como alguien diferente, sin pasado político, más allá de su cuestionable capacidad para gobernar con éxito un país lleno de problemáticas, principalmente socioeconómicas.
Estoy convencido de que será el departamento de Guatemala, pero especialmente la capital, la que decidirá quién será la persona que asumirá la Presidencia de la República el 14 de enero…
En la segunda vuelta, prevista para el 25 de octubre próximo, el voto de la capital y el departamento de Guatemala será decisivo para el resultado final.