El vicepresidente primero de Afganistán, Amrullah Saleh, se ha reivindicado este martes como líder ‘de facto’ del país tras la salida de Ashraf Ghani, que el domingo abandonó territorio afgano tras la toma de la capital, Kabul, por parte de los talibán.
Saleh, en aras de la «claridad», subrayó en Twitter que la Constitución establece que en ausencia del presidente corresponde a vicepresidente primero asumir de forma interina sus funciones. «Estoy actualmente dentro de mi país y soy el presidente en funciones legítimo», ha subrayado.
El vicepresidente, que hace casi un año sobrevivió a un atentado con coche bomba, ya había advertido el domingo de que «nunca» y «bajo ninguna circunstancia» se rendiría ante los «terroristas», dejando claro que tampoco aceptará ninguna negociación. «No decepcionaré a los millones (de personas) que me escucharon. No me sentaré con los talibán bajo el mismo techo», recalcó.
Consenso
Saleh anunció que se pondrá en contacto con otros líderes para lograr su apoyo y el mayor «consenso» posible, algo que se antoja difícil a tenor de las divisiones que se venían ya reflejando durante los últimos meses y que han terminado de saltar por los aires desde el fin de semana.
Tras la salida de Ghani, se formó un consejo tripatito para tantear las opciones de diálogo con los talibán. En él están algunas figuras políticas clave, entre ellos el principal negociador con la insurgencia, Abdulá Abdulá, el expresidente Hamid Karzai y el líder de Hezb-e-Islami, Gulbuddin Hekmatyar.
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