EFE
El Papa Francisco se unió hoy a representantes de otras religiones en una «oración por la paz» pronunciada en la «zona cero» en homenaje a las víctimas de los atentados en ese lugar el 11 de septiembre de 2001.
El pontífice mencionó al comenzar a dirigirse a los presentes la mezcla de «sentimientos, emociones», por estar en ese lugar, «donde miles de vidas fueron arrebatadas en un acto insensato de destrucción».
Contra la usura capitalista
El Papa también rechazó hoy en la sede de Naciones Unidas la «sumisión asfixiante» que causan los organismos financieros internacionales cuando imponen a los países sistemas crediticios «que someten a las poblaciones».
Por eso Francisco reclamó «conceder a todos los países, sin excepción» una participación y una incidencia real equitativa en las decisiones de esos organismos, en el Consejo de Seguridad de la ONU y en mecanismos creados para afrontar crisis económicas.
Eso ayudará a «limitar todo tipo de abuso o usura, sobre todo con los países en vías de desarrollo», declaró el pontífice en un discurso, pronunciado en español, ante la Asamblea General de la ONU.
El Papa criticó que los sistemas crediticios impuestos a ciertos países por parte de esos organismos financieros internacionales, «lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia».
A continuación, el argentino Jorge Mario Bergoglio, el primer papa latinoamericano, insistió en que «ningún individuo o grupo humano se puede considerar omnipotente, autorizado a pasar por encima de la dignidad y de los derechos de las otras personas singulares o de sus agrupaciones sociales».
El Papa criticó lo que denominó «falsos derechos», contrarios al ideal limitación del poder que resultaría de la «distribución fáctica del poder (…) entre una pluralidad de sujetos».
Al contrario, lo que ocurre, denunció el papa, es que hay «grandes sectores indefensos, víctimas más bien de un mal ejercicio del poder».
Por último, el papa denunció el «irresponsable desgobierno de la economía mundial, guiado solo por la ambición de lucro y de poder» y advirtió que esto debe llevar a una «severa reflexión sobre el hombre».